HUGUET, M.: “Breve historia
de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos”. Edit. Nowtilus.
Madrid, 2017.
Este
nuevo título de la serie “Breve Historia”
que publica la editorial Nowtilus se ocupa de la Guerra de Independencia de los
Estados Unidos, un acontecimiento de honda repercusión en su momento y de gran
transcendencia para la posteridad. La guerra de independencia de las Trece Colonias
es algo más que una guerra, es también una revolución. Las nuevas ideas que se
plasmaron en documentos fundamentales como la Declaración de Derechos de
Virginia, la Declaración de Independencia o la Constitución sirvieron de guía a
la Revolución Francesa y revoluciones burguesas de la primera mitad del s. XIX.
No hay que olvidar que muchas de estas ideas como la libertad, igualdad,
soberanía, la existencia de derechos inalienables, etc. eran sumamente revolucionarias
para los gobiernos europeos de la época porque ponían en tela de juicio su
legitimidad. Por otra parte, fueron las ideas de los ilustrados europeos las
que inspiraron a los patriotas norteamericanos.
Esta
obra de la profesora Monserrat Huguet se ocupa de más aspectos que los
puramente bélicos. Lógicamente, se va a ocupar de los principales momentos de
la guerra, pero también va a analizar en profundidad el contexto social y
económico de las colonias en los momentos anteriores al conflicto, las causas
que propiciaron el inicio de la rebelión frente a Gran Bretaña, la división en la sociedad colonial entre
legitimistas y patriotas, la dimensión internacional, las múltiples
consecuencias (políticas, económicas y
sociales) que siguieron a la paz, la gran influencia de una serie de hombres
ilustres (los “Padres Fundadores”) durante y después del conflicto y los
primeros momentos del nuevo Estado (hasta 1815) en los que se va a conformar un
modelo político que se ha destacado por su gran estabilidad en el tiempo.
Una
síntesis, documentada y amena, muy bien contextualizada en su época, que permite al lector conocer cómo se gestó
el nacimiento de un Estado llamado a convertirse en una potencia hegemónica
desde comienzos del s. XX.
¿Qué
va a encontrar el lector en los nueve capítulos de este ensayo? En primer
lugar, un análisis de la sociedad,
economía y organización política de las Trece Colonias en el s. XVIII y su relación
con Inglaterra. Se destaca también la importancia de la Guerra se los Siete
Años y sus múltiples consecuencias. El
enorme gasto que supuso esta guerra dejó a los participantes en una difícil
situación económica, para paliarla Gran Bretaña intentó recaudar más fondos comenzando
una escala fiscal que iba a propiciar el desencuentro entre Londres y las
Colonias: Ley del Sello, impuesto sobre el azúcar y otras manufacturas que
llegaban de Inglaterra. Aunque algunas de estas imposiciones fiscales se
retiraron (no sin antes haber sufrido la represión inglesa con algunos momentos
significativos como la masacre de Boston de marzo de 1770), los colonos no
estaban decididos a dar marcha atrás.
En
el segundo capítulo se trata el motín del té y la desproporcionada reacción del
rey Jorge III (cierre del puerto, restricción de las actividades democráticas
en la colonia, obligación de los colonos a cobijar y mantener la tropas..) que
en las colonias se calificaron de “leyes
intolerables”. Los colonos formaron el Congreso Continental que, convertido
en una especie de gobierno nacional, se dispuso a formar un Ejército
Continental con G. Washington al mando. Paralelamente se constituyó un Comité,
con T. Jefferson al frente, encargado de redactar una Declaración de
Independencia que se aprobó el 4 de julio de 1776. Como he indicado más arriba,
contenía en su preámbulo ideas claramente revolucionarias para los sistemas
políticos europeos de la época.
Oleo de J. Trumbull que representa la presentación al Congreso de
la Declaración de Independencia. Ilustración recogida en la obra
|
Las
Colonias no disponías de fuerza armada, así que no fue tarea fácil formar un
ejército capaz de hacer frente a los Casacas Rojas ingleses. En el capítulo
tres se trata sobre esta cuestión: organización del ejército, estrategias de
ambos bandos, principales mandos, himnos, enseñas banderas, uniformes, servicios de
inteligencia y espionaje (temas en los que G. Washington fue un innovador),
etc.
Los
capítulos 4 y 5 se ocupan fundamentalmente del desarrollo de la guerra,
deteniéndose en algunas de las más decisivas de las 230 batallas: Lexington y
Concord (las primeras, abril de 1775), la derrota de los colonos en la batalla
de Quebec (diciembre, 1775) o la humillante pérdida de Nueva York (donde la
mayoría de la población era legitimista) en el verano de 1776 que cayó en manos
inglesas. Lugar destacado en este análisis ocupa la batalla de Saratoga
(octubre de 1777), la victoria del Ejército Continental marcó un punto de
inflexión, los americanos comprendieron que podían ganar la guerra. Tras esta
victoria, Francia, buscando el desquite de la Guerra de los Siete Años, se
comprometió a entrar en la guerra al lado de las Colonias y declaró la guerra a
Inglaterra (la labor del embajador B. Franklin fue fundamental para esta
decisión). España también participó como aliada de Francia buscando recuperar
Gibraltar y Menorca. Holanda reconoció a las Colonias lo que motivó que
Inglaterra le declarase la guerra. Dedica un espacio a señalar las brillantes
acciones del español Gálvez en Pensacola enfrentándose a los ingleses.
Todavía tuvieron los ingleses algún
momento de gloria como la toma de Charleston en 1780. La batalla decisiva se
libró en Yorktown en septiembre-octubre de 1781, los ingleses se rindieron
dejando más de 7000 prisioneros.
No
se olvida la autora del papel de las mujeres en la retaguardia. Se hicieron
cargo de las granjas y negocios faltos de mano de obra masculina, recaudaron
fondos, desarrollaron labores de información y espionaje, etc. Algunas siguieron
al ejército donde realizaron labores auxiliares, llegando a participar en el
combate en algunas ocasiones.
El capítulo seis se ocupa del fin de las
hostilidades, la firma de la paz de Versalles (con las diferentes cláusulas que
afectaron tanto a los contendientes como a Francia, España y Holanda) y los
primeros años del nuevo Estado en los que tuvo que afrontar algunos graves
problemas: cómo saldar la enorme deuda que se había contraído especialmente con
la banca francesa y holandesa, la reconstrucción de ciudades, la necesidad de
ayudar a los granjeros arruinados por causa del conflicto, el desequilibrio de
la balanza de pagos, la contracción económica general, etc. Se explican las
medidas de Hamilton, no del gusto de todos, para recuperar el país.
Una
necesidad urgente era aprobar una Constitución común y definir el sistema
institucional. Existían los Artículos de la Confederación aprobados en 1781 que
eran un débil marco legal para acabar la guerra, firmar la paz y establecer una
política internacional, pero resultaban claramente insuficientes para el
funcionamiento del nuevo Estado. Se creó una Convención Constitucional (1787)
presidida por Washington que, tras vencer las reticencias de algunos Estados a
perder competencias y sus temores en el tema de representatividad, elaboraron
una Constitución que entró en vigor el 21 de junio de 1788, en principio para
nueve Estados. Una Constitución que, con algunas enmiendas añadidas, ha llegado
a nuestros días (las primeras enmiendas
garantizaron una serie de libertades a los ciudadanos). Se completó con una
Carta de Derechos del Hombre (1791). A pesar de la Constitución y de esta Carta
de Derechos, y de fuertes campañas abolicionistas en los Estados del norte, no
se abolió la esclavitud dado que el hacerlo amenazaba la unidad del nuevo
Estado. Fue una gran ocasión perdida. El 30 de abril de 1789 tomó posesión el
primer presidente que no podía ser otro que G. Washington.
El
capítulo siete se ocupa de la consolidación del sistema político, se analiza la
consolidación de un bipartidismo entre Federalistas
(partidarios de fortalecer la unidad del Estado) y Demócratas-Republicanos
dirigidos por Jefferson (que no querían despojar de muchos poderes a los
diferentes Estados). Ambos partidos concurrieron por primera vez en las
elecciones presidenciales de 1796 que ganó el federalista Adams. Desde 1800 los
Demócratas-Republicanos tuvieron el poder 20 años con 3 presidentes. Las primeras
campañas iban a marcar las directrices de la vida electoral de los Estados
Unidos.
Dedica
unas cuantas páginas a una semblanza de los denominados “Padres Fundadores” comenzando por G. Washington, su retiro de la
vida política en 1796, tras dos mandatos, marcó un límite temporal a los
futuros presidentes. Se hace breves semblanza de T. Jefferson (padre de la
Declaración de Independencia y tercer presidente), Hamilton, J. Adams, J.
Madison, B. Franklin.
El
capítulo 8 lo dedica a la Segunda Guerra de Independencia contra Inglaterra
(1812-14) que, puso a prueba la fortaleza de la joven república. Los ingleses
protagonizaron algunos hechos muy dolorosos para los norteamericanos como la captura
y quema de Washington D. C. (la nueva capital desde 1800) y el asedio de
Baltimore. El choque de americanos e ingleses tuvo gran importancia para las
tribus indias del entorno de los Grandes Lagos doce de ellas, lideradas por Tecumseh, participaron en la
guerra apoyando a Gran Bretaña. El final trágico para estas tribus vino tras la
batalla de Thames donde murió Tecumseh. Fue el fin de la resistencia india y el
inicio de su desplazamiento hacia el oeste y la confinación en reservas.
Termina
la obra con un capitulo en el que se analiza cómo se ha tratado el tema de la independencia de
Estados Unidos en la historiografía, la literatura, el cine… Hace un repaso de
los ensayos históricos, novelas y películas más importantes que han tratado,
con enfoques muy diferentes, la cuestión.
La
obra en la Web de la editorial:
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