El desastre de la campaña rusa y la situación de Napoleón en España, animó a la Inglaterra a formar la Sexta Coalición (1812-14) que firmaron Inglaterra, Rusia y Prusia; en agosto de 1813 se adhirió Austria (ante la negativa de Napoleón a aceptar el plan de paz que le prersentó) y lo irían haciendo otros estados europeos como Suecia, Portugal o España.
De forma un tanto increíble, Napoleón consiguió las victorias de Lützen (2 de mayo de 1813) y Bautzen (21 mayo de 1813) ante un combinado ruso prusiano y recuperó algunas posiciones, aunque no pudo obtener grandes beneficios de estas victorias y hubo de aceptar un armisticio.
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Batalla de Lützen por F. Georgin. Wikipedia |
En agosto se reanudó la guerra, los días 26-27 de ese mes obtuvo Napoleón la última de sus grandes victorias en Dresde. Los franceses no pudieron explotar el éxito de esta victoria; Napoleón parece que entró en un estado de apatía (¿intensos vómitos? ¿ataque de epilepsia?...) y no dio las ordenes precisas. Sus generales tomaron decisiones no muy coordinadas que les impidieron aniquilar al ejército aliado que se batía en retirada.
El ejército napoleónico tuvo que replegarse hasta Leipzig para evitar quedar encerrado y allí se libró (16-18 de octubre) la denominada "Batalla Leipzig o de las Naciones". Napoleón hubo de hacer frente a un ejercito enemigo mucho más numeroso compuesto por tropas austriacas, prusianas y rusas, comandadas por el príncipe de Schwarzenberg. Fue una gran derrota para Napoleón que se vio obligado a retroceder hacia territorio francés (una retirada más dramática al aparecer un brote de tifus en el ejército).
La bajas fueron numerosas, pero hay mucha disparidad en cuanto a las cifras. Algunos autores las cuantifican en 100.000 personas entre los dos bandos, más numerosas entre los franceses.
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Monmental mausoleo conmemorativo de la batalla de Leipzig erigido en el campo de batalla un siglo después. Tiene 91 metros de altura |
Tras la batalla de Leipzig, los aliados tenían distintas idea sobre el futuro de Napoleón y de Francia:
- RUSIA quería destronar a Napoleón y ofrecer el trono de Francia a Bernadotte. El Zar quería entrar en París y allí hacer la paz, una humillación para vengar las acciones de Napoleón en la campaña rusa.
- PRUSIA también quería una victoria total sobre Francia, pero desconfiaba de la hegemonía rusa.
- El canciller austriaco Metternich quería mantener en el trono francés a Napoleón o a su hijo, siempre bajo el control de Austria. Francia conservaría la frontera del Rhin.
- INGLATERRA quería derrocar a Napoleón y que los franceses eligiesen su forma de gobierno, aunque lo preferible sería una monarquía. Francia debía abandonar Bélgica. No quería aniquilar a Francia pues era vital para mantener el equilibrio en el continente.
Los aliados iniciaron la campaña sobre Francia el 21 de diciembre de 2013, Napoleón no esperaba el ataque hasta la primavera. El avance se efectuó por las cuencas de los afluentes del Sena en un movimiento convergente que tenía como meta la capital francesa: Bülow, con los anglo-prusianos, descendió por el valle del río Oise; el viejo general Blücher, con los prusianos, lo hizo por el valle del Marne; Schwarzenberg, al mando de las tropas austriacas y rusas, por el del río Marne. Welington había llegado a Tolouse.
NAPOLEÓN, en un esfuerzo de recuperación que sorprendió a sus enemigos, consiguió hacerles frente por separado y detener su avance. Ante esta reacción, los aliados quisieron negociar. Se convocó una reunión en Chatillon-Sur-Seine el 7 de febrerode 1814, a la que Napoleón envió como su representante a Caulaincourt. Las conversaciones se interrumpieron ante las exigencias de los franceses (que veían la posibilidad de derrotar a austriacos y prusianos por separado) y las rusas (el Zar quería entrar en París a toda costa).
El 9 de marzo, Gran Bretaña, a través de su ministro Castlereagh, exhortó a los aliados a reforzar la coalición mediante la firma del Tratado de Chaumont, por el cual las cuatro principales potencias (Inglaterra, Rusia, Austria y Prusia) se comprometían a permanecer unidas durante al menos veinte años y a impedir que Napoleón se mantuviera en el poder.
Las maniobras de Napoleón no consiguieron detener la marcha de los aliados que se presentaron ante París el 30 de marzo. París, que carecía de defensa, no tuvo más remedio que capitular. Napoleón lanzó lo que quedaba de su ejército para intentar recuperar París, pero sus mariscales más ilustres, entre los que estaban Ney, Lefèbvre, Moncey Oudinot, se negaron a seguirlo y le pidieron que abdicase.
El día 6 de abril, en Fontainebleau, Napoleón firmaba su renuncia cuando, en París, el Senado ya había instituido, de acuerdo con los aliados, un gobierno provisional presidido por Talleyrand hasta que llegase el rey Luis XVIII con el que había de restaurarse la Monarquía de los Borbones en Francia.
Unos días más tarde, el 10 de abril, Wellington culminaba su avance desde la Península derrotando al general Soult en Toulouse, sin que ninguno de los contendientes supiese aún que Napoleón había ya capitulado.
Por el Tratado de Fontainebleau, los vencedores acordaron enviar a Napoleón a la isla de Elba, frente a la costa meridional de Italia, acompañado de un séquito de 400 personas y recibiendo una dotación anual por parte del gobierno francés. Napoleón embarcó en Fréjus en un buque inglés camino de su nuevo destino (28 de abril de 1814), una vez allí comenzó a organizar la isla como un monarca ilustrado: arreglo de caminos, reorganización urbana, regadíos, impulso de la minería, etc. Estuvo en esta isla hasta febrero de 1815. A María Luisa se les concedía el ducado de Parma, Placencia y Guastalla (a su muerte pasarían a su hijo); así como unas rentas a la familia Bonaparte.
El Tratado de París, firmado el 30 de mayo de 1814, devolvía a Francia a sus fronteras de 1792, aunque se le respetaban algunos pequeños territorios como Mulhouse, Montbéliard, Chambéry, Annecy, Avignon y el condado Venasino, así como las colonias de Martinica, Guadalupe, Guayana, la isla de la Reunión y las factorías del Senegal y de la India. En este mismo Tratado se acordó la restauración de los Borbones en el trono de Francia.