En 1.856 Perkin descubrió por accidente, mientras buscaba un remedio para la malaria, la malveína, el primer colorante sintético de la historia (también conocida como anilina morada). El experimento no encontró mucha aceptación entre los fabricantes de textiles. Perkin tuvo que iniciar él mismo el proceso de fabricación, lanzó el tinte al mercado en 1.857. Pronto encontró una clientela en principio insospechada, especialmente desde que la reina Victoria acudió a la boda de su hija con un vestido de seda teñido con este colorante,
El siguiente paso fue conseguir un tinte rojo que antes se había conseguido a partir de fuentes naturales: la alizarina que consiguieron obtener en 1868 los químicos alemanes Graebe y Lieberman.
En los años siguientes se produjeron otros muchos
colorantes y mucho más baratos.
Inglaterra, en cierta forma, pionera también en esta industria, fue perdiendo peso específico en beneficio de Alemania que acabó concentrando su producción en un alto grado: no sólo fabricaba muchos más colorantes, sino que los suyos eran de una mayor calidad. En 1.914, Alemania producía el 85 % de todos los colorantes sintéticos del mundo gracias a su primacía en la química orgánica. En este campo merece la pena destacar la labor de Justus Liebig que fundó en la década de los 20 la primera escuela de química orgánica. Fue muy importante el apoyo del gobierno alemán a las investigaciones que se estaban llevando a cabo en las universidades.
En este campo, los primeros esfuerzos se centraron en conseguir seda artificial. Destacaron los esfuerzos del del francés conde de Chardonnet. En 1.884 obtuvo el rayón, un material semejante a la seda de gran resistencia. Luego van se van obtener otras muchas fibras como el nailon. Estas primeras fibras presentaron dos grandes problemas que no se van a solucionar hasta después de la Primera Guerra Mundial: su poca resistencia a la humedad y su fácil inflamabilidad.
Fueron una exigencia de la modernización de la agricultura. Fueron los que propiciaron un gran aumento de la producción agraria. Destacó la producción de superfosfatos y nitratos sódicos a partir de nitratos naturales.
- EXPLOSIVOS
Hasta mediados del siglo XIX el único explosivo
conocido era la pólvora. En 1.847 el italiano Sobrero consiguió producir la nitroglicerina
y en 1.866 A. Nobel descubrió la dinamita en 1867, se utilizó a gran escala
desde 1.875. Los explosivos se utilizaron no solo en los enfrentamientos bélicos, tuvieron gran protagonismo en campos como la minería y las obras públicas
- PRODUCTOS FARMACEÚTICOS
La obtención de la inmensa variedad de productos derivados del petróleo abrió un inmenso campo a la industria química.
1 comentario:
Esta entrada - como el resto referidas a la Revolución Industrial - es fantástica para que los alumnos tengan una perspectiva de lo reciente de todos estos avances tecnológicos - qué son cien años en la escala de la Historia - y de la suerte que tienen de poder conocerlos. Ojalá hubiéramos tenido estas posibilidades en los años ochenta del siglo pasado. Saludos.
Publicar un comentario