Tras la caída de Yugoslavia y la ocupación de Grecia, Hitler aprobó la Operación Mercurio cuya finalidad era la invasión y dominio de la isla de Creta donde de habían refugiado las tropas inglesas que habían expulsado los alemanes de Grecia. Una de las finalidades era privar a los aliados de una base desde la que sus aviones pudieran bombardear los pozos petrolíferos de Rumanía tan importantes para la inminente invasión de la URSS por el ejército nazi.
Los nazis diseñaron una novedosa operación que contemplaba el lanzamiento de miles de soldados en paracidas (XI Cuerpo Aerotransportado al mando del general K. Student). Una operación de estas características era novedosa en la historia militar, antes se habían empleado paracaidistas únicamente para acciones puntuales (por ejemplo en Noruega). Se emplearían un elevado número de aviones y planeadores. Acompañarían a esta fuerza tropas alemanas (La 5ª División de Cazadores de Montaña alemana bajo el mando de J. Ringel) e italianas (la 50ª División de Infantería italiana "Regina" a las ordenes del general A. Piazzoni).
Las fuerzas asaltantes fueron unos 32.000 soldados: 15000 paracaidistas, 14.000 cazadores de montaña y 3.000 infantes italianos. Participaron un elevado número de aviones y planeadores. Los paracaidistas comenzaron a ser lanzados el 20 de mayo de 1941. Los alemanes planearon el ataque en dos oleadas. El de la mañana iría contra La Canea y el aeródromo de Máleme; por la tarde contra los aeródromos de Retimnon y Heraklio. Ver mapa adjunto.
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Los efectivos británicos, eran unos 28.000 soldados (los servicios de inteligencia alemanes habían pensado que su número sería menor) poco dotados de aviones, cañones anteaéreos o tanques, aunque contaban con el apoyo de la Royal Navy y lo escarpado del terreno. También estaban unos 11.000 efectivos griegos. La decodificación de mensajes alemanes y la documentación encontrada en un avión derribado la víspera del ataque permitieron a los británicos conocer algunos detalles de la operación, aunque el general Freyberg dio poco crédito a las informaciones y priorizó la defensa ante un ataque proveniente por mar.
El ataque estuvo a punto de convertirse en una catástrofe para los alemanes. El fuego antiaéreo destruyó muchos aviones y planeadores, muchos paracaidistas se encontraron con problemas en sus comunicaciones por radio, la Royal Navy interceptó dos convoyes que iban hacia la Isla, etc.
La resistencia británica fue encarnizada. Aunque, finalmente, los alemanes lograron dominar la isla en doce días, fue a costa de muchas pérdidas humanas. De todas formas fue un duro golpe para los Aliados. La Royal Navy evacuó las fuerzas inglesas, una vez más, bajo un intenso bombardeo de la Luftwaffe.
Hitler, ahora, ya estaba en condiciones de iniciar la invasión de la URSS, aunque el retraso debido a las operaciones en los Balcanes y Creta iba a ser fatal.