Los precios de los productos agrícolas en Estados Unidos habían comenzado a bajar desde 1926 como se ve en el siguiente gráfico.
Edit. Vicens Vives |
Tras 1929 siguieron bajando debido al aumento de stocks, la caída de la demanda (interior y extranjera) y la buena cosecha de 1929 cuya producción seguía sin venderse cuando se recogió la de 1.930. La siguiente tabla permite calibrar la magnitud de la caída de estos precios sin que bajaran en tanto porcentaje los gastos necesarios para la producción.
Esta realidad tuvo fatídicas consecuencias:
- Ante pérdida de poder adquisitivo (entre 1.929 y 1.932 los agricultores norteamericanos tuvieron un 70 % menos de ingresos), los campesinos se hicieron más autárquicos. Consecuentemente demandaron menos productos industriales.
- Muchos campesinos se arruinaron y no pudieron pagar sus deudas (en 1.929 un 20 de las tierras norteamericanas estaban gravadas con hipotecas). Se entra en un peligroso círculo vicioso: para pagar sus deudas debían aumentar su producción con lo que los precios caían aún más.
- Muchos tuvieron que abandonar sus explotaciones y emigrar buscando oportunidades en lugares más propicios
Granja abandonada |
“ Y entonces los desposeídos fueron empujados hacia el oeste desde Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México; familias de Nevada y Arkansas, tribus espar-cidas, conducidas en tractores. Carretadas, caravanas sin hogar y hambrientos; veinte mil, cincuenta mil y doscientos mil. Parecían brotar de las montañas, hambrientos e intranquilos como hormigas, corriendo a encontrar algún trabajo para hacer -levantar, empujar, tirar, recoger, cortar- cualquier cosa, cualquier carga con tal de comer. Los críos tienen hambre. No tenemos donde vivir. Como hormigas corriendo en busca de trabajo y, sobre todo, de tierra. Tenían hambre eran fieros. Y esperaban encontrar un hogar, y sólo encontraron odio”. Las uvas de la ira, John Steinbeck
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