BOLINAGA, I. Breve historia de la Revolución Rusa. Madrid: Nowtilus, 2017 (Tercera edición).
La Revolución Rusa fue uno de
esos acontecimientos históricos que provocan importantes cambios en el devenir
histórico. Como resultado de su triunfo, no solo se estableció el primer estado
socialista del mundo, sino que se iban a trastocar las relaciones geopolíticas
del s. XX. Con este ensayo histórico, I. Bolinaga nos ofrece un acercamiento bastante
preciso a la historia rusa, desde el último Zar a la muerte de Lenin.
Una revolución de esta naturaleza
no es fruto de un día, hay que buscar causas en el pasado, incluso lejano. Por
ello, el libro comienza con un estudio de la situación política, económica y
social de la época de Nicolás II, un gobernante poco conectado con la realidad
del país. I. Bolinaga analiza la autocracia un absolutismo típico del s. XVII
europeo, que el Zar puede mantener con el apoyo del ejército y la policía, los
funcionarios y la Iglesia Ortodoxa; las enormes desigualdades sociales
destacando la situación de una ingente masa de campesinos, analfabetos en su
mayoría, que vivían en la miseria, sometidos al poder de la nobleza y de la
Iglesia (sus numerosas revueltas apuntaban a su potencial revolucionario); la
aparición de una clase obrera, fruto del desarrollo industrial urbano en parte
gracia al capital extranjero, que vivía en condiciones similares a la de los
obreros ingleses en la segunda mitad del s. XVIII y que va a protagonizar protestas y fuertes huelgas.
Un terreno abonado para que prendieran las ideas revolucionarias.
Según M. Ferro, a Rusia le
quedaban como alternativas seguir el camino de los países del occidente europeo
e instaurar un régimen parlamentario (de esto ni quería oír hablar el Zar),
emprender reformas sociales y políticas limitadas (ni siquiera esto podía
admitir el Zar) y la vía revolucionaria. Descartadas las dos primeras, una
serie de hechos y procesos van a preparar el camino a la revolución. I.
Bolinaga detalla la llegada de ideas democráticas, socialistas y anarquistas,
la formación de partidos políticos en la clandestinidad o el exilio
(socialrevolucionarios, liberales y socialdemócratas), la derrota en la guerra
Ruso-Japonesa y sus consecuencias inmediatas, la sublevación de la marinería
del acorazado Potemkim y, especialmente los sucesos del Domingo Rojo (1905)
cuyo desenlace dio como resultado un divorcio entre el Zar y el pueblo, como
apuntó certeramente Krupskaia, la compañera de Lenin, “Cada cual comprendía que la Revolución había
comenzado ya”.
Tras el Domingo Rojo aparecieron los soviets (un nuevo poder) y comenzó
un período de gran inestabilidad social, numerosas huelgas y motines que no
pudieron frenar las maniobras del Zar con el Manifiesto de Octubre ni con la
convocatoria de unas Dumas que acabaron disueltas hasta que no mostraron total
sumisión al Zar.
El marxismo, el motor
revolucionario, fue introducido en Rusia por Plejanov. En el capítulo dos, el
autor va a explicar la fundación del Partido Socialdemócrata y su posterior
división en Bolcheviques (mayoritarios) y Mencheviques (minoritarios) a los que
separaba la táctica revolucionaria, mientras los Mencheviques eran partidarios
de aplicar las ideas de Marx como él las formuló, los Bolcheviques pensaban
que, en las circunstancias rusas, había que realizar la revolución proletaria
sin pasar por la fase de revolución burguesa.
Una división que se consolidó a pesar de algunos esfuerzos de volver a
la unidad y que iba a tener grandes consecuencias para el desarrollo
revolucionario.
A lo largo de toda la obra se va
a destacar la importancia de las aportaciones teóricas y decisiones de Lenin
para el desarrollo de la Revolución. Sin Lenin pudiera haber habido una revolución
en Rusia, pero hubiera sido de otra manera. Ya en 1902, en su obra ¿Qué hacer?,
señaló que el potencial revolucionario estaba en el proletariado de los países
pobres y que no era necesario de pasar por una etapa de revolución burguesa
para la revolución proletaria. Hubo muchos momentos en los que la actuación de
Lenin fue decisiva para el discurrir de los acontecimientos: las maniobras para
ir desplazando a los mencheviques del Partido Socialdemócrata (detallados en el
capítulo dos), la publicación de las Tesis de Abril que no convencieron a todos
los de su Partido pero marcaron el camino revolucionario, el imponer a su
Ejecutiva el momento para tomar el
poder, el imponer la necesidad de firmar la paz y salir de la Guerra Mundial, el
comprender la necesidad de un nuevo rumbo en la política económica (NEP) tras el
fracaso del Comunismo de Guerra. También
se van a destacar el papel en el proceso revolucionario de otros protagonistas
como Trotski, Stalin, Kamenev, Zinoviev, Bujarin…
La Revolución Rusa de 1917 tuvo
dos momentos: febrero y octubre. Del primero de ellos se ocupa el capítulo
tres. Se detalla la gran conflictividad social de comienzo del año, la multitudinaria
manifestación del día 24 de febrero con sus grandes lemas de pan, paz y reforma
política, la abdicación del Zar, la formación de un Gobierno Provisional que adopta
unas medidas de urgencia (para muchos insuficientes) y convoca elecciones a una
Asamblea Constituyente, la aparición de un doble poder (el Gobierno que tiene
el poder y los Soviets que tienen la fuerza), la llegada de Lenin a Rusia y la publicación
de las Tesis de Abril, el gobierno Kerenski, el levantamiento de julio que,
para sofocarlo, el gobierno tuvo que acudir al ejército y el intento de golpe
de Estado de Kornilov que, para detenerlo, el Gobierno tuvo que acudir al
pueblo que antes había reprimido. Una gran contradicción que reconoció el
propio Kerenski: "Antes
de Kornilov, todo era todavía posible, después de la intentona, nada lo era
ya".
El capítulo cuatro detalla el segundo
movimiento revolucionario, octubre de 1917: el asalto y toma del poder de los
bolcheviques. I. Bolinaga describe el inicio de la insurrección que triunfa
tras el asalto al Palacio de Invierno, la formación del primer Gobierno Obrero
y Campesino y sus primeros decretos: inicio de las negociaciones de paz,
abolición de la gran propiedad agrícola, control obrero de las fábricas,
decreto sobre las Nacionalidades de Rusia reconociendo su derecho a disponer
ellas mismas de su futuro, censura de prensa, creación de la Cheka… Un hecho
que merece especial atención es la elección a la Asamblea Constituyente y su disolución
por los bolcheviques ante sus malos resultados electorales. A nadie podía
extrañarle, ya que Lenin nunca había prometido una democracia sino la dictadura
del proletariado. Las negociaciones de paz para salir de la I Guerra Mundial
fueron duras, el gobierno bolchevique se resistía a aceptar las condiciones
alemanas ante lo que el ejército alemán realizó una gran ofensiva. Lenin una
vez más impuso su tesis de que la paz era necesaria a pesar de las pérdidas
territoriales que comportaba.
Los bolcheviques habían tomado el poder, se habían asentado en Petrogrado y Moscú, pero había grandes áreas en las que había surgido grandes focos de descontentos con las medidas revolucionarias y que contaban con el apoyado de fuerzas extranjeras. En el capítulo cinco, el autor explica la Guerra Civil que enfrentó al Ejército Rojo (creación de Trotski) con los Ejércitos Blancos y por qué pudo triunfar un ejército bisoño frente a unos enemigos presumiblemente más poderosos. En este capítulo se abordan otros acontecimientos importantes como la ejecución de la familia imperial (julio, 1918), el atentado que sufrió Lenin a manos de Fanni Kaplan, la actuación del Ejercito Negro de Makhno, la aprobación de la primera constitución soviética o la formación de la III Internacional. También en este capítulo se va a tratar de la política económica de la época de la Guerra Civil, el Comunismo de Guerra, la producción al servicio de las necesidades bélicas: economía dirigida, nacionalización de la industria, control de los medios de producción y de la distribución… Ayudó a que los bolcheviques ganaran la guerra, ero las consecuencias fueron catastrófica, fuerte descenso de la producción y aparición del desabastecimiento y el hambre y con ellos las protestas y las huelgas. El Gobierno sacó tropas para reprimirlas, igual que el Zar. Pero lo que más daño hizo al gobierno fue la sublevación de la base de Kronstad, un apoyo tradicional a los ideales revolucionarios. El Gobierno reprimió duramente la sublevación, pero Lenin comprendió el mensaje, la Revolución no se podía asentar sobre el hambre, así que vio la necesidad de sustituir el Comunismo de Guerra por una nueva política económica: la NEP que significaba el retorno temporal a un capitalismo controlado
Finaliza la obra con la lucha por
el poder entre Stalin y Trotski que se desató a medida que avanzaba la
enfermedad de Lenin hasta dejarle bastante incapacitado. Casi al final de sus
días, Lenin se dio cuenta que Stalin había acumulado demasiado poder y, en
un documento conocido como su testamento político, recomendó fórmulas para
reducirlo. Stalin se encargó de que no se divulgara. Esta tremenda lucha acabó
con el triunfo de Stalin y de la demonización de Trotski (que, despojado de sus
cargos y expulsado del Partido, finalmente tuvo que abandonar el país) y de sus
seguidores.
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