CORCOBA
FERNÁNDEZ, O. Breve historia de las
guerras en África. Madrid: Nowtilus, 2019.
En este ensayo
de síntesis se aborda la historia de los conflictos en África desde finales del
s. XIX. Muchos de estos conflictos hunden sus raíces en la dominación colonial.
La Conferencia de Berlín de 1885 puso las bases para el reparto de África y
abrió las puertas a una desenfrenada carrera imperialista que acabó con el
dominio total de África quedando solamente dos estados independientes: Liberia
y Etiopía. Las fronteras que se trazaron tuvieron poco que ver con las
realidades étnicas y los sentimientos de los habitantes autóctonos. Así pues,
no es de extrañar que el autor se ocupe en la introducción de explicar las
causas del imperialismo, los tipos de administración y explotación colonial y
el mapa resultante de la carrera imperialista. Otras causas van a explicar
muchos de los conflictos que se han producido en este continente, entre ellas
se pueden destacar las rivalidades y odios étnicos, la lucha por el control de
los recursos, las disputas por zonas fronterizas o la ambición de algunos
políticos.
El cambio del siglo XIX al XX estuvo marcado por la segunda guerra
de los bóeres. La aparición de minas de oro y diamantes en Orange y Transvaal
(estados bóeres) despertó el interés inglés por hacer con estos territorios. En
la guerra, la superioridad del material inglés se vio contrarrestado por la
táctica de guerrillas de los bóeres, su magnífica puntería y su gran movilidad
debido a que eran estupendos jinetes. Al fin, los ingleses consiguieron su
propósito e integraron los dos Estados bóeres en su imperio. Esta cruenta
guerra abrió un siglo en el que los conflictos en África iban a ser el pan de
cada día.
África tuvo un
gran protagonismo en las dos Guerras Mundiales. Algunos ejemplos: el reparto de
poder en el norte de África fue una de las bases de la Entente Anglo-Francesa,
uno de los tres tratados de la Triple Entente; en Marruecos colonial tuvieron
lugar dos de las pruebas de fuerza entre los bloques que antecedieron a la I
Guerra Mundial: la crisis de Tánger (1905) y la crisis de Agadir (1911).
Durante la I Guerra Mundial, hubo varios enfrentamientos en suelo africano
(especialmente en torno a las colonias alemanas) y fueron reclutados más de un
millón de soldados africanos que lucharon en los frentes europeos. En los años
anteriores a la II Guerra Mundial, en medio de gran tensión internacional, tuvo
lugar la desigual guerra Italo-Etíope que acabó con Etiopía en manos italianas.
Ya durante la Guerra, el norte de África tuvo gran protagonismo, el autor
explica cómo se iniciaron las acciones en este frente (ataque de Mussolini a
Egipto) y las distintas alternativas hasta acabar con la derrota de las tropas
alemanas y su retirada de esta zona. Durante este conflicto también hubo
enfrentamiento en otras zonas, en África Oriental y Occidental.
Durante la
Guerra Fría, las superpotencias trataron de extender su influencia y control
sobre unos países que comenzaban su proceso de descolonización. A pesar del
atractivo del Movimiento de los No Alineados, muchos estados africanos no
pudieron sustraerse a la influencia de los bloques y tuvieron que elegir. Fue
muy habitual la intervención de países de ambos bloques en los procesos de
independencia.
La descolonización fue un proceso muy largo y muy costoso en
vidas humanas. Muchos países se independizaron manteniendo las fronteras
coloniales que, como se ha indicado, no tenían en cuenta la composición étnica
ni los sentimientos nacionales. Esto iba a ser una de las causas de futuros
enfrentamientos. En la obra se indica cómo fueron consiguiendo su independencia
los distintos países de África y se explica con
detalle algunos casos especialmente violentos como los de Argelia,
Angola y Mozambique, además de los avatares del no resuelto tema del Sahara
Occidental desde la Marcha Verde y la precipitada salida de España hasta hoy.
Con la
descolonización no acabaron los conflictos en África, más bien al contrario proliferaron
las guerras civiles y los conflictos entre Estados motivados especialmente por
el control de los recursos (minerales, petróleo) y las rivalidades y odios de
los distintos grupos étnicos. Óscar Corcoba hace un repaso a las guerras
civiles, algunas de muy larga duración, que se han sucedido en la segunda mitad
del s. XV: las dos guerras civiles (1955-1972 y 1983-2005) en un país tan
multicultural como Sudán; La guerra en el protectorado español de Ifni
(1957-1958); la complicada guerra civil en Rodesia en la que intervinieron
varios países de su entorno; la guerra civil en Nigeria (1967-1970) más
conocida como guerra de Biafra, región que quiso independizarse de Nigeria; la
guerra civil etíope de 1974; la larga guerra civil angoleña (1975-2002) tras
romperse el acuerdo entre las facciones que habían luchado unidas por conseguir
la independencia; la guerra civil en Mozambique (1977-1992) entre el FRELIMO de
orientación comunista y los anticomunistas del RENAMO ambos con fuertes apoyos
internacionales; la guerra civil en Uganda (1981-1986); las dos guerras civiles
en Liberia (1889-1896 y 1899) y el caso del genocidio de Ruanda donde, movidos
por el odio visceral y la venganza de situaciones anteriores, los hutus
(incluso población civil) acabaron en 1994 con entre 0,5 y 1,5 de tutsis y con
unos 50.000 hutus moderados.
Seguidamente,
el autor se ocupa de las guerras entre Estados generalmente motivadas por el
control de algún territorio estratégico o rico en materias primas. Estas
guerras generaron un enorme gasto en armamento. Las compras a crédito hicieron
aumentar enormemente la deuda externa, además los gobiernos tuvieron que
reducir la inversión en otras
necesidades más urgentes (como sanidad o educación). Paralelamente, los
desastres trajeron hambrunas e hicieron retroceder mucho el PIB, incluso hasta
convertirlo en negativo durante algunos años. Un desastre. Analiza varios
enfrentamientos: la guerra entre Burkina Faso y Malí (1974 y 1984) por la
pequeña franja de Agacher rica en reservas minerales que finalmente fue
repartida siguiendo el dictamen del Tribunal Internacional de La Haya; la
guerra entre Somalia y Etiopía (1977-1978) por la región de Ogaden; el
conflicto entre Chad y Libia (1978-1987) para controlar la franja de Aouzou; la
guerra entre Uganda y Tanzania (1978-1979) que acabó con la toma de Kampala por
tropas tanzanas; primera y segunda guerras del Congo (1996-1997 y 1998-2003),
conflictos muy internacionalizados en los que algunas potencias aprovecharon
para hacerse con el control (a veces a través de compañías) de ricos
yacimientos de minerales; la guerra entre Etiopía y Eritrea (1998-2000) por el
Triángulo de Badme. Como se ve, un repertorio demasiado amplio que ha lastrado
el despegue de muchos países de este continente.
Cierra la obra
un capítulo dedicado a los impactos de la guerra para la población. Analiza los éxitos y
fracasos de la sociedad internacional, especialmente de la ONU que no se mostró
todo lo diligente que hubiera sido necesario en intervenir, en ocasiones puso
muchas excusas para hacerlo, algo que no ha hecho en otros espacios. La guerra
ha generado un nuevo neocolonialismo de carácter económico que ilustra con
algunos gráficos y tablas. Y algunos problemas nuevos como el terrorismo
yihadista y de Boko Haram el hijo rebelde Al Qaeda que siembran el terror en
varios estados del Sahel. Una tabla con las pérdidas humanas en todas las
guerras arroja cifras escandalosas: las bajas por conflictos militares entre
Estados rondan los 4,5 millones mientras que las bajas por las guerras civiles
superan los 14 millones. A esto hubiera que añadir las víctimas de los
regímenes totalitarios. Sumado todo tal vez se superarían los 30 millones de
muertos.
Hay que
felicitar al autor por este riguroso ensayo actualizado que nos permite
acercarnos a conflictos que, a veces, han sido eclipsados en Occidente, se les
ha dado poca visibilidad. Un buen número de mapas, gráficas y tablas ayudan a
ubicar y comprender mejor el texto.
La obra en la
Web de la Editorial (hoja promocional, portada, índice, comenzar a leer):
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