El ingeniero, científico, inventor e innovador empresario Wern Siemens, en la temprana fecha de 1889 (muy pocos años después de que comenzara a funcionar la primera central hidroeléctrica), dejaba esta acertada premonición en una carta al conde Bylant.
"Actualmente la
atención se centra sobre la luz eléctrica, porque su introducción era sentida
por todos como una necesidad, sin embargo, cualquiera que sea electro-técnico
sabe que la iluminación eléctrica constituye sólo una fase de transición en la
distribución de la energía eléctrica, socialmente de bastante importancia. Con
la distribución de energía eléctrica, la población de la ciudad puede obtener
energía a bajo precio y sin trabajo. Así, el pequeño taller, el obrero independiente
en su habitación, pueden explotar mejor su capacidad de trabajo y competir con
las fábricas que producen económicamente la energía necesaria mediante máquinas
de gas o vapor. Esta circunstancia producirá, con el paso del tiempo, una
verdadera transformación de las condiciones de trabajo a favor de la pequeña
industria. La facilidad de disponer de la energía necesaria en los lugares
deseados, permitirá innumerables aplicaciones callejeras y caseras, que harán
más cómoda y agradable la vida, como ventiladores, ascensores, tranvías... etc.
Pasará mucho tiempo antes de que el público se acostumbre a estos usos de la
electricidad pero tarde o temprano, seguramente llegará a ello…”. WERN SIEMENS.
Carta al Conde Bylant. Berlín 7 de junio de 1889.
Una pequeña biografía de Wern Siemens en "Biografías y vidas":
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