TEJERA, P. Viajeras
por los Mares del Sur (1876-1930). Madrid: Ediciones Casiopea, 2019.
Pilar Tejera nos deleita con otra obra dedicada a intrépidas
mujeres viajeras, en este caso por los Mares del Sur. Mujeres audaces y
aventureras que se sintieron fascinadas por islas del Pacífico Sur como Fiyi,
Samoa, Nuevas Hébridas, Polinesia, Tonga… No hicieron el menor caso a aquellos
que pensaban que eran viajes demasiado peligrosos, no aptos ni aconsejables
para mujeres. ¡No estaban bien vistas las mujeres aventureras y exploradoras! Una
vez en las islas, tampoco se arredró ante las dificultades y penalidades de sus
viajes a zonas del interior, lugares casi inalcanzables, algunos visitados por
primera vez por una mujer blanca. Hay que pensar que los viajes en la época
(hace medio siglo) eran largos, un tanto
inseguros y llenos de amenazas para la salud (enfermedades, higiene, alimentación).
El deseo de aventura y una infinita curiosidad les empujaron
a conocer a los habitantes autóctonos y sus costumbres y modos de vida, la
geografía, la particular fauna, la exótica flora… Finalizados sus viajes, nos
dejaron excepcionales testimonios de ellos en forma de libros, relatos,
acuarelas, dibujos… Un legado excepcional para el conocimiento de estos lugares
y para posteriores investigaciones.
La obra se centra en seis de estas mujeres, solo una pequeña
muestra de las muchas viajeras del último tercio del s. XIX y primeros años del
XX. Las tres primeras se agrupan bajo el epígrafe “Un mundo diferente, otra forma de viajar”. Annie
Brassey que realizo infinidad de viajes a lo largo de todo el Planeta en
su propio velero. Dejó escritos muy interesantes sobre ellos. Constance G. Cumming, una osada trotamundos que
viajaba generalmente sola. Viajó por cantidad de islas del Pacífico Sur interesándose
por las gentes, la economía, la geografía… Conoció especialmente el archipiélago
Fiyi del que recorrió gran parte de sus islas y aldeas. Fanny Stevenson que, tras divorciarse de su primer marido, se
convirtió en compañera y amante del escritor L. Stevenson con el que recorrió
varias islas del Pacífico Sur hasta asentarse en Samoa. Viajar era su vida. Tras
la muerte de su marido se trasladó a California y, superada una profunda depresión,
se volvió a casar. Sus cenizas fueron llevadas a Samoa y esparcidas sobre la
tumba de su marido.
En un segundo bloque, bajo el título “Viajar en transatlántico”, Pilar Tejera nos presenta a otras tres trotamundos.
Agnes Gardner King que tuvo dos grandes
pasiones: los viajes y el arte. Se enamoró del archipiélago Fiyi, recorrió sus
islas (llegando a poblados donde nunca había llegado una mujer blanca
anteriormente) adaptándose a las costumbres de la población autóctona. Recorrió
otros muchos lugares de Europa y América, Australia, islas de la Polinesia,
Niue... Nos dejó relatos de sus viajes e interesantes dibujos de personas y
paisajes. Beatrice Ethel Grimshaw, una
inconformista mujer a la que nadie logró disuadir de emprender peligrosos
viajes por varios archipiélagos del Pacífico Sur: islas Cook, Samoa, Tonga,
Fiyi (quiso conocer los poblados del interior), Nuevas Hébridas (a pesar de ser
unas islas nada seguras, entró en contacto con las tribus del interior de
costumbres bastante salvajes), Papua (se quedó a vivir 27 años en Port Moresby).
Dejó artículos de prensa (a veces fue enviada como reportera), libros de
viajes, novelas inspiradas en temas de archipiélagos tropicales, cuentos... Lucy Evelyn Cheesman que fue una gran viajera (hizo
varias expediciones en solitario al Pacífico Sur) y eminente científica (muy
interesada por el mundo de los insectos). Viajó por islas de la Polinesia,
Nuevas Hébridas, Nueva Guinea, Nueva Caledonia, Madagascar… siempre recogiendo
insectos (recolectó más de 100.000 en todos sus viajes) y muestras de flora. Aún siguen siendo fuente
de estudio para el mundo científico. Una artritis aguda le impidió viajar, pero,
tras el implante de una prótesis, reanudó sus viajes a una edad bastante
avanzada para la época. De vuelta a casa, dedicó su tiempo a clasificar las
muestras, dar conferencias, escribir varios libros y artículos académicos. En
Nueva Guinea le apodaron Mujer que Camina
por su costumbre de rechazar las sillas que empleaban las mujeres blancas.
La lectura de esta obra contribuye a abrir nuevos horizontes
y a despertar las ganas de conocer unos mundos que, de ordinario, nos quedan
muy lejanos. Por último, agradecer a la
Editorial Casiopea su gran esmero en la edición de este libro, ilustrado con unos preciosos debujosde la época.
La obra en la Web de la Editorial:
https://www.edicionescasiopea.com/libros/viajeras-por-los-mares-del-sur/
La obra en la Web de la Editorial:
https://www.edicionescasiopea.com/libros/viajeras-por-los-mares-del-sur/
No hay comentarios:
Publicar un comentario