Retrato de Maurice Quentin de La Tour, 1753 |
En París entró en contacto con los ilustrados y contribuyó a la Enciclopedia con algunos artículos. En 1750 Diderot le animó a presentarse a un concurso convocado por la Academia de Dijón. Obtuvo el primer premio con su "Discurso sobre las ciencias y las artes". Cinco años más tarde volvió a presentar al concurso de esta Academia su "Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres". Posteriormente escribió otras obras (Julia, o la nueva Eloisa; Emilio , o la educación...), de ellas la que más influencia ha tenido ha sido El contrato social
Rosseau se rebela contra el utilitarismo triunfante y se erige en defensor de las IDEAS DEMOCRÁTICAS E IGUALITARIAS. Su CONTRATO SOCIAL no es un contrato entre individuos, ni entre el individuo y el soberano, es un contrato en el que CADA UNO SE UNE A TODOS: "... cada asociado se une a todos y no se une a nadie en particular; de esta forma, no obedece más que a sí mismo y permanece tan libre como antes"
Este Contrato garantiza la IGUALDAD (todos asociados tienen iguales derechos) y LA LIBERTAD (este depende de la igualdad). Rousseau ASOCIA LA LIBERTAD A LA IGUALDAD.
Este Contrato garantiza la IGUALDAD (todos asociados tienen iguales derechos) y LA LIBERTAD (este depende de la igualdad). Rousseau ASOCIA LA LIBERTAD A LA IGUALDAD.
La SOBERANÍA, que RESIDE EN EL PUEBLO, es la garantía de los derechos individuales y su libertad. ESTA SOBERANÍA:
- Es INALIENABLE, no se delega
- Es INDIVISIBLE. Se muestra contrario a la división de poderes
- Es INFALIBLE. La voluntad general es "siempre recta y tiende siempre a la utilidad pública"
- Es ABSOLUTISTA, "el pacto confiere al cuerpo político un poder absoluto sobre todos los suyos"
Rousseau habla del "BUEN SALVAJE", de la bondad natural del hombre. En su estado natural, los hombres son buenos, inocentes y felices; el desarrollo de la civilización y el derecho de propiedad son los responsables de las desigualdades y, en definitiva, de la infidelidad humana. Rousseau no pretende una sociedad rigurosamente igualitaria en lo referente a la propiedad, pero señala que es necesario corregir las tremendas desigualdades
“Si se busca en qué consiste el bien más preciado de todos, que ha de ser objeto de toda legislación, se encontrará que todo se reduce a dos cuestiones principales: la libertad y la
igualdad, sin la cual la libertad no puede existir. Renunciar a la libertad es renunciar a ser hombre, a los derechos y a los deberes de la humanidad. La verdadera igualdad no reside en el hecho de que la riqueza sea absolutamente la misma para todos, sino que ningún ciudadano sea tan rico como para poder comprar a otro y que no sea tan pobre como para verse forzado a venderse. Esta igualdad, se dice, no puede existir en la práctica. Pero si el abuso es inevitable, ¿quiere eso decir que hemos de renunciar forzosamente a regularlo? Como, precisamente, la fuerza de las cosas tiende siempre a destruir la igualdad, hay que hacer que la fuerza de la legislación tienda siempre a mantenerla”
Jean-Jacques Rousseau. El contrato social. 1762.
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