MÁRQUEZ
DE LA PLATA, V. Póker de reinas. Las
cuatro hermanas de Carlos V. Madrid: Ediciones Casiopea, 2019.
En este ensayo
de divulgación histórica, V. Márquez de
la Plata describe con cierto detalle la biografía de las cuatro hermanas de
Carlos V, hijas del turbulento matrimonio de Felipe el Hermoso y Juana, hija de
los Reyes Católicos: Leonor, Isabel, María y Catalina. Todas ellas llegaron a
ser reinas de diferentes países de Europa. Aunque no se refleja en el título,
la autora se ocupa también de la vida de los otros dos hijos de Felipe y Juana:
Fernando I, criado y educado en España, el nieto favorito para Fernando el
Católico, que, por paradojas del destino, llegó a ser rey de Bohemia y Hungría
y sucedió a Carlos como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico; y Carlos
V, poderoso rey y emperador, que tomó muchas decisiones que condicionaron un buena parte la
vida de su hermano y de sus cuatro hermanas. Hay, también, muchas referencias a
Juana, una mujer que fue víctima de las ambiciones políticas de su padre, su
esposo y su hijo, que sufrió virulentos ataques de celos y soportó largos
período de encierro y soledad. La autora se centra en éstos últimos, sus días
en Tordesillas en unas deplorables condiciones.
Son biografías
entrelazadas, cada una de ellas no puede entenderse sin las de sus hermanos o
madre. Y, a la vez, biografías incardinadas en el contexto histórico del
momento, el tiempo que les tocó vivir. Así pues, se abordan los problemas más
importantes de la Europa de la primera mitad del s. XVI: las rivalidades y
alianzas entre las potencias europeas (con especial dedicación a los enfrentamientos
que sostuvieron Carlos y Francisco I), las alianzas matrimoniales para afianzar
el poder de los Habsburgo, los problemas internos de España (Comunidades) y del
Imperio, la amenaza turca, el avance imparable del protestantismo a pesar de
los esfuerzos de Carlos por detenerlo (su hermana Isabel mostró claras
simpatías por lo protestantes, se ha especulado si incluso llegó a convertirse
a la nueva religión, y su hermana María que también se interesó por la reforma
luterana), los avances colonizadores de España y Portugal, etc. Sin olvidar los aspectos culturales
ligados a los valores del Renacimiento y del Humanismo.
La infancia
alejada de sus padres (salvo en el caso de Catalina), la esmerada educación y los últimos días de
estas cuatro reinas es objeto de atención de V. Márquez de la Plata, aunque el
mayor peso en su biografía lo ostenta su vida pública. Todas vieron cómo su
destino acabó marcado por la política matrimonial diseñada por Carlos y
Maximiliano buscando alianzas estratégicas. Con la aceptación de esta política,
las cuatro hermanas de Carlos mostraron su fidelidad y apoyo a la casa de
Austria. Leonor no se opuso a un matrimonio con
el rey de Portugal Manuel el Afortunado que tenía treinta años más que ella.
Tras enviudar, Carlos concertó para ella (Tratado de Madrid, 1526) un
matrimonio con su máximo rival, Francisco I de Francia. Este enlace tenía pocas
posibilidades de ser un feliz acontecimiento en la vida de Leonor. Para la
tercera hija de Felipe y Juana, Isabel, planificaron
su enlace con Christian II que reinó en Dinamarca, Noruega y Suecia. Tras unos
comienzos difíciles marcados por las infidelidades del marido, el matrimonio se
asentó. Isabel contribuyó a atemperar en parte el tiránico carácter de
Christian. María,
la quinta en la saga familiar, una mujer sumamente inteligente, culta y amante
de los libros y las artes, casó con Luis II de Hungría y Bohemia. Con este
matrimonio, Maximiliano buscaba fortalecer la posición frente al avance del Imperio
Otomano por el centro de Europa. Luis II
murió en la batalla de Mohács frente a los turcos. Tras el fallecimiento de su
esposo, María comenzó a llevar una vida de estilo monacal del que solo salió
para, a petición de Carlos, ser gobernadora de los Países Bajos durante más de
20 años. Por último, Catalina, hija póstuma de
Felipe el Hermoso, una niña que soportó unas duras condiciones de vida
acompañando a su madre en el cautiverio de Tordesillas hasta que tuvo 16 años. Privaron
a Catalina de una verdadera infancia. Casó con Juan III de Portugal, hijo de
Manuel el Afortunado y Maria hija de los Reyes Católicos. Tras la muerte de su
marido ejerció una difícil regencia hasta que renuncio a ella y se retiró a un
convento.
Para la
escritura de este ensayo de divulgación histórica, la autora ha manejado fuentes coetáneas y amplia bibliografía reciente.
El rigor y la meticulosidad están presentes en todo el texto. Es de agradecer
esta síntesis biográfica, pues si bien la bibliografía sobre Carlos V es
sumamente amplia, es menos abundante la dedicada a sus hermanas.
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