Tras romper el Pacto Germano-Soviético, en junio de 1941 Hitler
decidió invadir la Unión Soviética (Operación Barbarroja). A pesar de sus
grandes avances y de controlar un amplio espacio del territorio ruso, las tropas alemanas no consiguieron alcanzar
sus objetivos: no pudieron tomar Leningrado ni Moscú. En estas circunstancias,
a principios de junio de 1942, Hitler planeó asestar el golpe definitivo a la
URSS en el sector sur del frente: la Operación Fall Blau, su última esperanza
para alcanzar el triunfo en este frente. El objetivo fundamental era hacerse
con el petróleo del Cáucaso algo vital para Alemania dada la prolongación e
intensificación del conflicto. Del Cáucaso se extraía más del 70 % de la
producción de petróleo de la URSS, así que, a la vez, se privaría a los
soviéticos de esta fuente de energía. Pensaba Hitler que, tras el triunfo de
esta operación, la URSS se vería obligada a firmar una paz por separado. Algunos
altos cargos militares señalaron a Hitler el peligro de llevar a cabo una
ofensiva con fuerzas que habían sufrido muchas bajas de personal y material con el añadido de los problemas logísticos
debido al alejamiento de las bases de partida y las malas comunicaciones; pero,
para Hitler, las consideraciones económicas se impusieron a la opinión de los
militares y a la opción de tomar antes Moscú. La Directiva 41 de Hitler para la
campaña de verano del 42 pecaba de optimismo, confiaba demasiado en la
capacidad de sus tropas aliadas y, a la vez, subestimaba las fuerzas
soviéticas.
De esta Operación Fau Blau trata el libro que comentamos, lo
hace con rigor y sumo detalle, conectando las operaciones en el Cáucaso con las
llevadas a cabo para conquistar Stalingrado y de una forma crítica con el
proceder de Hitler, Stalin y los altos mandos militares. Fuerzas participantes,
armamento, tácticas y estrategias, movimiento de las tropas, avances y
retrocesos, pérdidas humanas y materiales, etc. todo queda reflejado de forma
muy exhaustiva en esta obra. Para hacer más comprensible el texto, el autor
intercala un elevado número de mapas, planos, croquis, tablas explicativas y fotografías.
Aporta, además, gran cantidad de fragmentos de órdenes, directrices, informes y
diarios de campaña, memorias y relatos de los participantes, etc. El autor,
Juan Pastrana, miembro de la Asociación de Historia Militar Española, es
experto en temas de la Segunda Guerra Mundial y muy especialmente en la
Operación Fall Blau. Esta experiencia y formación están patentes en toda la
obra.
Veamos una breve síntesis de lo que el lector puede encontrar
en este ensayo. Comienza la obra detallando las operaciones preliminares a la Operación Fall Blau establecidas en la
Directiva 41. En primer lugar controlar Crimea con la península de Kerch
(Operación Trappenjagd) y tomar la fortificada ciudad de Sebastopol. La
Operación comenzó el 8 de mayo y en diez días se produjo la total derrota de
las tropas soviéticas, aunque Sebastopol resistió hasta el 9 de julio. Una
segunda acción fue la Operación Friederichus I para eliminar el saliente de
Izyum. Concluidas las dos anteriores, se lanzó la Operación Wilhelm para
capturar una cabeza de puente sobre el Donets. Por último, un ataque en la zona
de Kupianks (Operación Friederichus II) con el objetivo de destruir las fuerzas
soviéticas al norte y este de Izyum.
El autor dedica unas páginas al ataque soviético al oeste de Kharkov que
logró penetrar en territorio controlado por los alemanes. Fue una ofensiva en
pinza que tenía como objetivo rodear y destruir una parte del VI Ejército. Los
soviéticos llegaron a 20 km de Kharkov. A pesar de ser pillados por sorpresa,
los alemanes contraatacaron, rodearon al Ejército Rojo que fue víctima de los
errores de Stalin.
Hitler quiso aprovechar el éxito de estas operaciones para
lanzar la Operación Fall Blau el 28 de junio diseñada para ser llevada en
cuatro fases. La primera consistiría en un avance rápido hacia el Don y la
ciudad de Vorónezh. A pesar de la intención de los soviéticos de resistir a
toda costa, a los pocos días Stalin autorizó una retirada que degeneró en un
caos. El 6 de julio cayó en manos alemanas la ciudad de Vorónezh. La segunda
fase tenía como objetivo la destrucción de la fuerza soviética entre el Don y
el Donets lo que permitiría el avance sobre el Cáucaso. Rostov cayó en manos
alemanas el 24 de julio tras una gran acción artillera contra las defensas de
la ciudad. La falta de combustible y las dificultades para abastecer a las
tropas comenzaron a preocupar seriamente a los mandos alemanes.
El éxito alemán y la escasa resistencia encontrada hicieron
creer a Hitler, en contra de la opinión de sus generales, que la estructura
militar soviética en el sur del frente se había venido abajo y que Fall Blau
sería un paseo militar. La Directriz 45 ampliaba los objetivos y señalaba la
toma de Stalingrado como algo prioritario simultaneado con las fases tercera y
cuarta de la Operación Fall Blau (control de los pozos petrolíferos del
Cáucaso). Era algo poco realista, uno de los muchos errores cometidos por
Hitler durante la esta guerra. Stalin
para evitar que Stalingrado cayese en manos alemanas, ordenó resistir a
toda costa en la ciudad (la famosa orden del 26 de julio de 1942 “ni jun paso atrás”).
El ataque alemán al Cáucaso comenzó el 26 de julio con un
avance espectacular, tomaron algunas ciudades, pero, a medida que se acercaban
al Cáucaso, encontraban más resistencia. Tomaron Maikop con sus pozos petrolíferos muchos de ellos
incendiados y destruidos; a pesar de su esfuerzo, los alemanes tuvieron muchos
problemas para ponerlos en funcionamiento (en enero de 1943 sólo habían
conseguido reabrir 13). Los objetivos de la Fall Blau comenzaban a venirse
abajo.
Ante esta situación, Stalin incrementó sus peticiones a los
aliados para que abrieran un segundo frente (no le gustó la noticia de que lo
harían en el norte de África y no en Europa) y para que le enviaran material
bélico que nuestro autor detalla (Stalin se quejó de la calidad del que le
enviaron).
Las tropas alemanas se encontraron con la enorme dificultad
de atravesar el Cáucaso a la vez que vieron el traspaso de parte de sus fuerzas
al Grupo de Ejercitos B que atacaba Stalingrado cuya toma estaba tomando
prioridad sobre el Cáucaso. El 23 de agosto, un fuerte bombardeo alemán sobre
Stalingrado precedió a una ofensiva total. Durante los siguientes cuatro meses
alemanes y soviéticos combatieron en Stalingrado calle a calle, casa a casa, en
las alcantarillas… Protagonizaron una de las epopeyas más impactantes de esta
Guerra.
Con la lucha en Stalingrado atascada, los alemanes volvieron
a relanzar el ataque en el Cáucaso el 26
de agosto. La falta de combustible se convirtió en la raíz de todos los
problemas. La lucha en las alturas, en las cumbres heladas, se convirtió en un
reto aún para tropas muy entrenadas para
ello. El 7 de septiembre el mariscal List ordenó la paralización de la ofensiva
y posteriormente el repliegue ante la llegada del invierno. Hitler estalló de
ira y destituyó a List y a otros mandos y decidió asumir personalmente la
dirección del Grupo de Ejércitos A. El 14 de octubre, Hitler ordenó finalizar
la campaña de verano-otoño. A Hitler solo le quedaba la victoria en Stalingrado
para paliar la decepción del Cáucaso.
Pero en Stalingrado las cosas iban a ir aún peor para las
tropas alemanas. El 19 de noviembre, los soviéticos lanzaron la Operación Urano.
Para ello realizaron una gran concentración de fuerzas, pero Hitler se negó a
admitir que constituían una gran amenaza a pesar de los informes que recibía.
El objetivo era realizar un avance en pinza sobre el Grupo de Ejércitos B. El
22 de noviembre la maniobra soviética selló la suerte del VI Ejército, más de
300.000 soldados alemanes quedaron cercados. Hitler cometió un nuevo error, en
vez de intentar romper el cerco desde el interior y retirarse ordenó resistir
hasta que se pudiese abrir desde el exterior. Mientras tanto había que
abastecer a los cercados por aire, pero los abastecimientos solo llegan en un 20
% de lo necesario. Al mariscal Von Manstein se le encargó la ruptura del cerco
desde el exterior con el objetivo de abrir un pasillo para hacer llegar suministros a los cercados, no para utilizarlo
en una posible retirada. El 12 de diciembre, Von Manstein inició el ataque,
pero, debido a la gran resistencia soviética, solo pudo llegar hasta unos 40
Kms. del cerco. Von Paulus tuvo que capitular a fines de enero de 1943. La
rendición fue un gran desastre para los alemanes, la marcha de la Guerra había
cambiado de signo definitivamente.
Volviendo al
Cáucaso, se hacía
necesario un repliegue de las posiciones alcanzadas en la Fall Blau, pero
Hitler se resistía inútilmente. El gran avance soviético en la zona (tomaron
Rostov el 14 de febrero) puso fin al
sueño de Hitler del autoabastecimiento de hidrocarburos.
El último capítulo de la obra está dedicado a la Operación
Lentil lanzada por Stalin el 23 de febrero de 1944. Fue una campaña destinada a
una deportación masiva de pueblos del
Cáucaso como los tártaros de Crimea, chechenos e ingusetios. Fueron trasladados
hacia campos de concentración situados en Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán. Su
delito haber colaborado con las fuerzas del Eje. Estos pueblos del Cáucaso
habían visto reprimidas sus ansias independentistas en 1920-1921 por el régimen
bolchevique y, al principio, recibieron a las fuerzas del Eje como liberadoras.
Los métodos de deportación fueron similares a los empleados por los alemanes
con los judíos. Muchos miles murieron. Los que vivían en zonas montañosas y,
por lo tanto, era difícil su deportación, fueron asesinados “in situ”. Muchos
de todos estos deportados tuvieron que esperar a la muerte de Stalin para poder
volver a sus casas, aunque muchas estaban ocupadas por rusos. La República
Autónoma de Ingushia-Chechenia perdió su autonomía y la mayor parte de su
territorio fue repartido entre las repúblicas vecinas.
La obra se completa con veinte anexos: texto de la Directriz
número 41 firmada por Hitler, fragmentos del informe sobre el potencial de
combate de la Wehrmacht, orden de batalla en Trappenjagd, orden de batalla
inicial en la ofensiva de Kharkov, orden de batalla asalto a Sebastopol, orden
de batalla Operación Wilhelm, destituciones en el Grupo de Ejercitos del Sur en
junio de 1942, orden de batalla Operación Friederichus II, orden de batalla
Fall Blau fase I, Directriz número 43 firmada por Hitler, Directriz número 45
del 23 de julio de 1942, orden de batalla 21 de julio de 1942, Orden 227
firmada por Stalin, Orden soviética número 270 del 16 de agosto de 1941, orden
de batalla del 27 de julio de 1942, Memorando de Stalin a Churchill del 12 de
agosto de 1942, Memorando de una conversación del embajador soviético con el
Secretario de Estado norteamericano en octubre de 1942, Directriz de 12 de
diciembre de 1942 y anexo a la Directriz alemana número 41.
Ficha de la lobra en la Web de la Editorial:
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