sábado, 27 de febrero de 2016

LA REVOLUCIÓN DE 1848 EN FRANCIA. DE LOS "SANGRIENTOS DÍAS DE JUNIO" A LA ELECCIÓN DE LUIS NAPOLEÓN COMO PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA (Dic. 1848)

Tras la represión de los obreros en junio, la situación parecía totalmente controlada por la burguesía: comenzaba la fase descendente (moderada) de la revolución. Como he señalado en la entrada anterior, de la revolución de febrero sólo quedaba la República y el sufragio universal.

La Asamblea elegida en abril siguió con sus trabajos constituyentes, fruto de los cuales fue la nueva Constitución fue aprobada el 4 de noviembre de 1.848. Como no podía ser de otra forma, era una Constitución republicana moderada que respondía a los ideales de la burguesía: "propiedad, religión, orden".

Lo más llamativo de la Constitución era los grandes poderes que otorgaba al Presidente de la República y lo mal reguladas que quedaban las relaciones entre el Presidente y la única Cámara de la Asamblea ambos elegidos por sufragio universal en procesos independientes (la Asamblea cada tres años y el Presidente cada cuatro y no podía ser reelegido). La Asamblea no podía hacer dimitir al Presidente y éste no podía disolver la Asamblea. Esta mala regulación auguraba problemas en la relación entre ambas Instituciones.

La Asamblea decidió no disolverse hasta aprobar las leyes complementaria a la Constitución, pero decidió activar la elección del Presidente.

La elección presidencial tuvo lugar el 10 de diciembre de 1848. El resultado fue un gran triunfo de Luis Napoleón frente a los otros candidatos:

Elecciones presidenciales
  • Lamartine. Un hombre muy activo en los primeros momentos de la revolución con gran protagonismo en el Gobierno Provisional. Era un independiente de ideología liberal. No llegó a 18.000 votos, un 0,23 %. Fue su muerte política.
  • Raspail. Independiente de ideas socialistas. Obtuvo casi 37.000 votos, un 0,51 %.
  • Ledru-Rollin. De ideas socializantes. Obtuvo 370.000 votos, un 5,06 %.
  • Cavaignac. El hombre que había reprimido a los obreros en junio y al que la Asamblea le había aclamado como su defensor. La dureza mostrada en aquellos momentos asustó a muchos votantes. Defe día una República de orden. Obtuvo 1,5 millones de votos, el 19,81 %.
  • Louis Napoleon Bonaparte
    Luis Napoleón Bonaparte



  • Luis Napoleón Bonaparte. De ideología no muy clara. Hizo una buena campaña electoral y tenía un nombre famoso (sobrino del gran Napoleón). Obtuvo más de 5,4 millones de votos, un 74,33%. Sus votantes procedían de todas las clases sociales (por ejemplo, triunfó en los 12 distritos de París y en todos los Departamentos salvo en cuatro): militares, burguesía conservadora (pensó que le podría manejar a su gusto), gran parte de la Iglesia (ante la promesa de que apoyaría sus pretensiones de tener un papel principal en la enseñanza), muchos obreros (para frenar a Cavaignac), los campesinos (el único candidato que se había presentado como defensor de sus intereses), monárquicos (pensaban que era una solución para frenar a los republicanos y abrir la vía a una restauración monárquica)....
"La impresionante victoria de Luis Napoleón del 10 de diciembre de 1848 se debe ante todo al campesinado" (J. Sigman)


"El hombre más simple de Francia adquirió la significación más compleja" ("Neue Rheinische Zeitung")

Con este triunfo tan aplastante era bastante ilusorio que Luis Napoleón se iba a contentar con solo un mandato de cuatro años como establecía la Constitución.


jueves, 25 de febrero de 2016

LA FASE ASCENDENTE ("RADICAL") DE LA REVOLUCIÓN DE 1848 EN FRANCIA (Febrero-Junio)



RESUMEN DE LA ENTRADA

Tras el triunfo revolucionario en febrero (ver otra entrada de este Blog), se formó un Gobierno Provisional compuesto por siete republicanos (moderados de Lamartine y radicales de Ledru Rollin) y tres socialistas. Una combinación de burgueses y obreros que  no podía ser mus estable debido a lo encontrado de sus intereses.. 

Marx criticó que los obreros colaborase con la burguesía en vez de atender a sus intereses revolucionarios. Señaló que el proletariado de París se dejó llevar por una "generosa borrachera de fraternidad". 

Este Gobierno Provisional aprobó una serie de disposiciones de urgencia para calmar a las masas:
  • Se proclamó oficialmente la República. Lamartine discutía con los obreros de las barricadas sobre quién tenía que proclamar la República, según Lamartine se debía hacer desde el Gobierno. La primera proclamación de la República la hizo un grupo de republicanos armados que penetró en la Cámara. Más tarde lo hizo oficialmente el Gobierno.
  • Se estableció el sufragio universal.Ahora podían votar en Francia unos 9 millones de personas, antes sólo lo hacían unos 250.000. Esta medida, a la larga se volvió contra la revolución ya que los campesinos iban a ser influenciados fácilmente por el clero y la nobleza.
  • Creación de los Talleres Nacionales. Fue una idea de Blanc. Se pensaron como un remedio para aliviar el paro. Sin embargo, nunca se les asignó un trabajo importante para que no fueran una competencia para la industria privada burguesa. A pesar de ello, la burguesía los vio muy mal. Lógicamente, tuvieron buena acogida entre los obreros, hubo muchas solicitudes para trabajar en ellos, en marzo ya trabajaban unas 25.000 personas que eran 200.000 en junio.
  • Jornada laboral de 10 horas en París (11 en Departamentos).
  • Libertad de Huelga.
  • Supresión de la pena de muerte.
  • Abolición de la esclavitud en las colonias.
Para  calmar los ánimos contra la República de los países europeos, el 4 de marzo, Lamartine publicó el Manifiesto de tono apaciguador dirigido a Europa que estaba recelosa acordándose de lo sucedido tras la revolución de 1789. En él declaraba que Francia no pretendía llevar adelante ninguna guerra revolucionaria y que respetarían las fronteras de 1.815. Francia sólo buscaba la fraternidad y la paz.

"La Revolución francesa acaba de entrar en un periodo definitivo. Francia es una República, la República Francesa no tiene necesidad de ser reconocida para existir. Es de derecho natural, es de derecho nacional... Sin embargo la República desea entrar en la familia de los gobiernos instituidos como una potencia normal, y no como un fenómeno perturbador del orden europeo.
La proclamación de la República Francesa no es un acto de agresión contra ninguna forma de gobierno del mundo. Las formas de gobierno tienen diversidades tan legitimas como las diversidades de carácter, de situación geográfica y de desarrollo intelectual, moral y material de los pueblos. Las naciones tienen, como los individuos, edades diferentes. Los principios que las rigen tienen fases sucesivas. Los gobiernos monárquicos, aristocráticos, constitucionales, republicanos, con la expresión de los diferentes grados de madurez del genio de los pueblos. La República ha atravesado la era de las proscripciones y de las dictaduras. Está decidida a no violar jamás la libertad en el interior. Está igualmente decidida a no violar jamás su principio democrático en el exterior. El sentido de estas tres palabras (Libertad, Igualdad y Fraternidad) aplicadas a nuestras relaciones exteriores es: emancipación de Francia de las cadenas que pesan sobre su principio y su dignidad, recuperación del rango que debe ocupar entre las naciones europeas, en fin, declaración de alianza y amistad con todos los pueblos". 
 Lamartine, Manifiesto a Europa. 1948


Apareció una nueva presión social, clubs y periódicos piden medidas más revolucionarias. 

Por otro lado, señala Marx,  que para la burguesía era necesario librarse de los obreros si quería llevar adelante sus objetivos. Optó por la política de enfrentar a los obreros unos contra otros, por ejemplo a los que trabajaban en las fábricas de la burguesía con lo que lo hacían en los Talleres Nacionales.

El 23 de abril (1848) se celebraron elecciones para la Asamblea Constituyente. La participación fue muy alta, el 84 % de los electores. De los comicios salió una Asamblea liberal moderada: 500 seguidores de Lamartine, 300 monárquicos y 100 socialista o de La Reforma. Fue una gran desilusión para los obreros, primer paso atrás de la revolución. Parece que fue decisivo el voto conservador de los campesinos y de los pequeños propietarios.

Los obreros veían cómo la República se alejaba de ellos. Movilizados convenientemente, en mayo, los trabajadores se introdujeron por la fuerza en la Asamblea Nacional y la declararon disuelta. Pensaban que la revolución política de febrero debía acompañarse de una revolución social. La Guardia Nacional restableció la Asamblea y arrestó a algunos diputados de izquierda.

La Asamblea, conservadora, decidió dar la batalla decisiva a  los obreros. Como primeras medidas se decretó el cierre de los clubs y la disolución de los Talleres Nacionales de París. A los trabajadores de estos Talleres se les ofreció alistarse en el ejército (especialmente a los solteros) o ir a los Talleres provinciales, de no aceptar ninguna de estas soluciones serían expulsados de París. Una medida valorada de diferente forma: "¿se trata de una política de riesgo calculado - mal calculado - o de un deseo determinado de acabar de una vez por todas con el socialismo?" (Guy Palmade). Tocqueville señaló que el movimiento revolucionario surgido en febrero solo podía ser frenado por una gran batalla lobrada en París y "lo deseable era que se aprovechase la primera oportunidad para librarla". Es decir, que la burguesía pudo jugar a provocar a las masas revolucionarias para justificar su represión.  Lo que parece claro es que la burguesía no iba a dejar la revolución en manos de los obreros.

Los obreros no podían estar mas desilusionados ¿para estos habían hecho una revolución? Podían resignarse o luchar, se decidieron por esto último. Entre el 22 y el 26 de junio ("sangrientos días"), los obreros tomaron las armas (unos 20.000 miembros de los Talleres Nacionales, trabajadores en general, algunos pequeños propietarios de talleres, etc.). No tenían un programa específico, "antes morir que recaer en la miseria".


El Ejército, al mando del general Cavaignac, tuvo más dificultades de las previstas para acabar con los obreros a pesar de que éstos no tenían una jefatura eficaz. Al fin se impuso la fuerza y la sublevación fue severamente reprimida tras tres días de combates. Cavaignac fue aclamado por la Asamblea como salvador de la República. El  balance de la represión no deja lugar a dudas de la dureza empleada por la burguesía: 1.500 muertos en las reyertas, 1.500-2.000 muertos en la represión, 8.500 heridos, 25.000 detenidos, 4.000 deportados a Argelia y 10.000 condenados a largas condenas (hay diferentes interpretaciones en cuanto a las cifras). 

La represión se completó con una serie de medidas de las que podemos destacar: se derogó la jornada de 10 horas, se restringió el derecho de Asociación, se rechazó la creación de un impuesto sobre el capital, etc. De las conquistas de febrero sólo queda la República y el sufragio universal.

La "batalla de París", como denominan algunos a este levantamiento, fue una auténtica lucha de clases que estremeció a Francia y a Europa. Según Marx, la primera batalla de clases en la sociedad moderna. Realmente aún no había peligro de una revolución socialista en Europa, pero el temor a ella estaba ahí.

"La importancia de la insurrección de Junio no reside en lo que realmente fue, sino en lo que el pueblo creyó que había sido. Había nacido un poderoso mito". (Grenville)

Tras los sangrientos de junio, el panorama era muy negro para los obreros y el socialismo. Sin embargo, Marx,  en su obra "La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850", dice que este comportamiento tan reaccionario de la burguesa hizo madurar las tensiones sociales que iban a propiciar el triunfo de la revolución social. En 1.848 "las relaciones sociales no se habían agudizado bastante para tomar una forma bien precisa de contradicciones de clase".

“El proletariado de París fue obligado por la burguesía a hacer la insurrección de Junio. Ya en esto iba implícita su condena al fracaso. Ni su necesidad directa y confesada le impulsaba a querer conseguir por la fuerza el derrocamiento de la burguesía, ni tenía aún fuerzas bastantes para imponerse esta misión. El "Moniteur" hubo de hacerle saber oficialmente que habían pasado los tiempos en que la república tenía que rendir honores a sus ilusiones, y fue su derrota la que le convenció de esta verdad: que hasta el más mínimo mejoramiento de su situación es, dentro de la república burguesa, una utopía; y una utopía que se convierte en crimen tan pronto como quiere transformarse en realidad. Y sus reivindicaciones, desmesurados en cuanto a la forma, pero minúsculas e incluso todavía burguesas por su contenido, cuya satisfacción quería arrancar a la república de Febrero, cedieron el puesto a la consigna audaz y revolucionaria: ¡Derrocamiento de la burguesía! ¡Dictadura de la clase obrera! 
Al convertir su fosa en cuna de la república burguesa, el proletariado obligaba a ésta, al mismo tiempo, a manifestarse en su forma pura, como el Estado cuyo fin confesado es eternizar la dominación del capital y la esclavitud del trabajo. Viendo constantemente ante sí a su enemigo, lleno de cicatrices, irreconciliable e invencible —invencible, porque su existencia es la condición de la propia vida de la burguesía—, la dominación burguesa, libre de todas las trabas, tenía que trocarse inmediatamente en terrorismo burgués. Y una vez eliminado provisionalmente de la escena el proletariado y reconocida oficialmente la dictadura burguesa, las capas medias de la sociedad burguesa, la pequeña burguesía y la clase campesina, a medida en que su situación se hacía más insoportable y se erizaba su antagonismo con la burguesía, tenían que unirse más y más al proletariado. Lo mismo que antes encontraban en el auge de éste la causa de sus miserias, ahora tenían que encontrarla en su derrota. 
Cuando la insurrección de Junio hizo engreírse a la burguesía en todo el continente y la llevó a aliarse abiertamente con la monarquía feudal contra el pueblo, ¿quién fue la primera víctima de esta alianza? La misma burguesía continental. La derrota de Junio le impidió consolidar su dominación y hacer detenerse al pueblo, mitad satisfecho, mitad disgustado, en el escalón más bajo de la revolución burguesa” 
Marx, Op. Cit.


martes, 23 de febrero de 2016

UN INTERESANTE ENSAYO SOBRE "LA SEGUNDA CUESTIÓN DE ORIENTE"

MORALES LEZCANO, V.: “La segunda cuestión de Oriente. Egipto, Turquía e Irán en la encrucijada”. Ediciones Cátedra. Madrid, 2016.



En esta obra, Víctor Morales analiza de lo que él denomina “La segunda cuestión de Oriente”, es decir, la geopolítica de la zona desde 1923 (año en que, para él, finalizó la “primera cuestión de Oriente”) a la actualidad. El estudio se centra especialmente en Egipto, Turquía e Irán, aunque sin olvidar otros escenarios aledaños como Siria e Iraq, de rabiosa actualidad en estos momentos. Para explicar los orígenes y evolución de “La segunda cuestión de Oriente”, el autor se remonta a los años de la Primera Guerra Mundial (Acuerdos Sykes-Picot que, indica, no han muerto) y a los Tratados de Paz al finalizar la misma. Las heridas abiertas por las decisiones tomadas en aquellos momentos no han cicatrizado totalmente en la actualidad. La posterior intervención anglo-francesa y de la URSS y los Estados Unidos (desde 1945) parece que sólo han hecho agravar “el inextricable laberinto regional” de la zona.

Hechos estos preámbulos, el autor se va a centrar en la época más reciente, ya en nuestro siglo: desde 2002 en que se produjo el triunfo electoral del Partido Justicia y Desarrollo de Erdogan en Turquía y, especialmente, desde el estallido de lo que se ha denominado “Primavera Árabe” que comenzó en Túnez en 2010 y se extendió a países como Egipto. La compleja, y a veces impredecible, evolución política desde entonces en Egipto, Turquía e Irán ocupa buena parte de este ensayo. Estos países, ahora y desde hace tiempo, se debaten entre reforma y revolución, entre el predominio del Islam moderado o extremista, entre regímenes democráticos o autocráticos.

La parte central de la obra la componen tres capítulos dedicados sucesivamente Egipto, Turquía e Irán, tres sociedades milenarias.

Respecto a Egipto, el libro se centra en los acontecimientos que sucedieron tras la rebelión contra Mubarak que comenzó en la Plaza de la Libertad de El Cairo en enero de 2011. En las elecciones de ese año dos partidos islamistas se impusieron a la variopinta oposición liberal lo que permitió a los Hermanos Musulmanes (Cofradía fundada en 1928 por Hasan al-Banna) controlar el poder. El resultado, una república moderada que acentuó su tendencia islamista con la elección de Morsi como su presidente. Morsi declaró su propósito de redactar una nueva una carta constitucional y someterla a referéndum. Cuando se conoció el proyecto de Constitución, de marcado sello islamista (“el documento de la discordia”), se formó una fuerte oposición en estamentos judiciales, sectores liberales, cristianos coptos, gran parte del pueblo… Esta oposición se materializó en protestas en la plaza de Tahrir a fines de 2012 y en enero de 2013 (“Espíritu de Tahrir”) y en los trágicos acontecimiento ante el Palacio Presidencial. La “primavera egipcia” estaba adquiriendo tintes de revolución. La torpe reacción de Morsi (que respondió atribuyéndose capacidad para legislar) y la poca participación en el referéndum constitucional (que se celebró en dos fases) propiciaron el golpe de Estado de Al-Sisi (julio de 2013), el ejército se hizo con el poder. Fue el fin de la “primavera” en Egipto.

Muy diferente ha sido la evolución de Turquía. El profesor Morales, tras hacer un repaso a la obra modernizadora y laicista kemalista y sus contradicciones, analiza lo sucedido desde 2002, año en que ganó las elecciones, contra todo pronóstico, el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de corte islamista moderado, dirigido por T. Erdogan. Turquía va a vivir una moderada reislamización. Los éxitos
económicos (crecimiento de un 5% anual), sociales e internacionales (contando siempre con el apoyo de Estados Unidos) propiciaron un nuevo triunfo en las elecciones del AKP en 2007. El gobierno ha tenido que hacer frente a algunos problemas como el pulso de los generales kemalistas, el alejamiento de la entrada en la UE a pesar del acercamiento a Bruselas, el descontento del pueblo kurdo aglutinado en torno a PKK, las manifestaciones juveniles en la plaza de Taksim contra el intervencionismo del gobierno, las tensiones entre laicos y clericales, etc. Todo ello ha hecho perder algunos apoyos a Erdogan que, no obstante, en 2015, ha ganado nuevamente las elecciones pero ha perdido la mayoría absoluta.

En el capítulo dedicado a Irán (Persia antes de 1935), el autor se centra más en el análisis de los principales acontecimientos de su historia desde el siglo XIX para explicar cómo el país ha devenido a ser una república teocrática constitucional desde el triunfo de la revolución chiita antioccidental de Jomeini en 1979 propiciado por la megalomanía, mala gestión financiera y represión política de la dinastía Pahlevi en el poder desde 1925. La religiosidad chií impregnó el Estado y sus instituciones. Irán se ha convertido en el gran hogar del chiismo.

En la parte final del libro se recogen una serie de artículos de opinión publicados por el autor en El Imparcial entre mayo del 2011 y septiembre de 2014, ahora debidamente actualizados. En ellos, interpreta los acontecimientos recientes de esta zona de Oriente, especialmente en Iraq y Siria, contextualizados dentro del complicado marco de las relaciones internacionales.

Se completa el libro con una cuidada bibliografía sobre el tema y una serie de mapas de Oriente Medio en los años de la Primera Guerra Mundial e inmediatamente posteriores.

Este ensayo histórico aborda una cuestión, de gran actualidad y viene a llenar un espacio muy abandonado por la bibliografía de lengua hispana.

Ficha del libro en la Web de la editorial: 
http://www.catedra.com/libro.php?codigo_comercial=171109

domingo, 21 de febrero de 2016

TRES DÍAS DE FEBRERO: EL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN DE 1848 EN FRANCIA


La chispa que iba a desencadenar la Revolución de 1848 en Francia fue la prohibición, por parte de Guizot, de un "banquete republicano" (la reunión en banquetes era la forma hallada por la oposición para esquivar la represión gubernamental ante la falta de libertad de reunión). Como protesta por esta prohibición, el día 22 de febrero se organizó una manifestación, una multitud se congregó en la Place dela Madaleine, animada por estudiantes y obreros, que la Guardia Municipal (un contingente de unos 3500 hombres) dispersó, aunque no se atrevió a disparar sobre los manifestantes. 

Ante el cariz de los acontecimientos, para apaciguar a la oposición, Luis Felipe destituyó a Guizot (23.02) y nombró a Mole (que contaba con el apoyo de Thiers) como  nuevo primer ministro. Luis Felipe pensó que había conjurado el peligro, sin embargo la tensión era grande el día 23.


Por la tarde de este mismo día 23 se celebró una manifestación (unas 200 personas) por una calle céntrica de París: el Bulevar de los Capuchinos. Los manifestantes se toparon con la tropa (muy inexperta para hacer frente a estas situaciones) que no les dejó pasar. Se oyó un disparo (no se puede precisar  de qué lado surgió) al que siguió una carga de los soldados contra los manifestantes ocasionando 20 muertos y varios heridos. Este hecho selló la muerte de la monarquía de Luis Felipe (Grenville).


Barricada en una calle de París
El funeral por las víctimas, cuyos cadáveres fueron paseados por varias calles parisinas, excitó aún más a las masas. Se fue corriendo la voz de que era mejor luchar que esperar otra matanza. Las calles de París se llenaron de cientos de barricadas (algunas tenían tres metros de altura)La situación se estaba escapando de la manos al Gobierno.

Luis Felipe buscó sobrevivir con dos nombramientos de carácter contrapuesto, por una parte designó como jefe de las tropas y de la Guardia Nacional al mariscal Bugeaud que se había distinguido en la represión de las manifestaciones de obreros en París durante 1.834; esto fue considerado una provocación. Por otra parte, recurrió a Thiers. Este exigió que entraran en el gabinete algunos miembros de la oposición parlamentaria (como Barrot) y en la retirada de París de las tropas de Bugeaud. El mariscal se retiró de la Ciudad con sus tropas, así que el Rey y su gabinete se quedaron indefensos. Thiers acabó dándose cuenta de que su popularidad no era tanta y de que un simple cambio de gobierno ya no era suficiente para parar a las masas. Los manifestantes no se iban a conformar con un simple cambio de gobierno.




El día 24 tuvo lugar el asalto a las Tullerías. Luis Felipe abdicó en favor de su nieto y se marchó a Inglaterra, no quería un enfrentamiento sangriento, en realidad era demasiado viejo para una acción semejante (tenía 75 años). Una revolución de tres días le trajo al poder y otros tres días bastaron para su derrocamiento. Muchos no entendieron cómo una manifestación se transformó en un movimiento con la fuerza necesaria para llevar a cabo una revolución y derribar al régimen.

Al día siguiente se proclamó la República.

Durante los días de la Revolución no hubo saqueo de tiendas y, en general, la propiedad fue respetada. Marx la llamó irónicamente "la hermana revolución". A pesar de la falta de policía y tropa, no aparecieron deseos de venganza en las clases menos pudientes. Fueron días de esperanza y romanticismo, la desilusión llegaría en mayo y junio.

miércoles, 17 de febrero de 2016

SOBRE LO ESPERADO O INESPERADO DE LA REVOLUCIÓN DE 1848 EN FRANCIA: DISCURSO DE TOCQUEVILLE POCOS DÍAS ANTES DE LA REVOLUCIÓN


Algunos contemporáneos hablaron de una revolución inesperada. Tal vez el hecho de que muchos dirigentes no percibiesen la situación en la que se vivía en Francia fue clave para el éxito revolucionario.

Al historiador no le es fácil aceptar este calificativo de inesperada. Cobban ha escrito que fue una "revolución por accidente", entendiendo por tal que las disputas de las élites gobernantes fueron las que crearon las condiciones para una revolución no prevista. 


A. de Tocqueville
No fue una sorpresa para Tocqueville (pensador, político e historiados) quien, pocos días antes del estallido revolucionario, pronunció en la Cámara estas premonitorias palabras, era el 29 de enero de 1848:


"... Por primera vez después de quince años, declaro a la Cámara que siento un cierto temor ante el porvenir. La sensación, el sentimiento de inestabilidad, precursor de las revoluciones, existe hasta el más alto grado en el país. Si se presta un cuidado atento a la clase que gobierna y a la que es gobernada, lo que se percibe en una y otra asusta e inquieta. Lo que veo puedo expresarlo en pocas palabras: las costumbres públicas sufren una continua alteración. Como la moral no reina ya en los actos principales de la vida, no se manifiesta tampoco en los de menos importancia, y como el interés ha sustituido en la vida publica a los sentimientos desinteresados, constituye ley en la vida privada. Mirad lo que sucede dentro de la clase trabajadora, que hoy, es preciso reconocerlo, se mantiene tranquila. ¿No veis que sus pasiones han dejado de ser políticas para convertirse en sociales? Discute la justicia del reparto y de la propiedad. Mi convicción profunda es que dormimos sobre un volcán. En el régimen de 1830 se ha desarrollado la libertad mucho menos de lo que sería lícito esperar. Los gobernantes han concedido una especie de salvoconducto para la inmoralidad y para el vicio. Cuando me dedico a investigar en tiempos diversos y entre pueblos diferentes, la causa que a llevado a la ruina a una clase de gobierno, percibo con claridad un determinado acontecimiento, un tal hombre, un motivo accidental y superficial; pero creedme, la causa real y decisiva que hace perder a los hombres el poder, es la de haber llegado a hacerse indignos de conservarlo. Creo en la utilidad de la reforma electoral, en la urgencia de la reforma parlamentaria; pero no soy tan insensato como para ignorar que no son las leyes elaboradas con este fin las que labran el destino de los pueblos. No, no es el mecanismo de las leyes el que origina los grandes acontecimientos en este mundo. Lo que produce los acontecimientos es el espíritu del gobierno".

En otra entrada anterior he señalado cómo el gobierno de Luis Felipe generó muchos descontentos y no supo ni solucionar los problemas ni evolucionar. En definitiva, muchos factores de crisis del régimen a los que se sumó la crisis económica de 1846. Todo a punto para la revolución o, como afirmaba Tocqueville "dormimos sobre un volcán".

lunes, 15 de febrero de 2016

EL REINADO DE LUIS FELIPE DE ORLEANS, 1830-1848

Ya he señalado en otra entrada de este Blog cómo tras el triunfo de la Revolución de 1830 en Francia, Luis Felipe de Orleans fue proclamado rey, "por voluntad de la nación".
(http://blogdelaclasedehistoria.blogspot.com.es/2016/02/la-revolucion-de-1830-en-francia.html)


Luis Felipe de Orleans

El miedo a una nueva república hizo que encontrase apoyos en Francia y que le reconociesen muchos países extranjeros a pesar de que no les gustaba la forma de su acceso al poder ("el rey de las barricadas"). Internacionalmente, prevaleció la idea de Metternich de que era preferible reconocer al nuevo régimen francés y presionarlo para que actuase con prudencia; hasta el Zar, claramente hostil al régimen, acabó reconociendo la monarquía burguesa francesa.


¿Qué sucedió para que Luis Felipe de Orleans, tras el triunfo de una revolución de tres días, fuera nombrado rey con suficientes apoyos y dieciocho años más tarde tuviera que abdicar tras el triunfo de otra revolución de otros tres días? En esta entrada se pretenden esbozar algunas de las causas que expliquen el fracaso de su reinado y la razón de la decepción de amplias capas sociales.

Guizot
El rey se apoyó principalmente en dos políticos, más en el primero que en el segundo: Guizot (representante del liberalismo muy moderado que acepta un papel muy importante del rey en la escena política) y Thiers (representante de lo que pudiéramos llamar la izquierda dinástica, más consciente de la división que se está produciendo entre el país real y el oficial era partidario de adoptar reformas). Durante su reinado hubo mucha inestabilidad ministerial, en 18 años hubo 17 gabinetes, bien es verdad que algunasas personas tuvieron cierta continuidad en ellos y que los ministros generalmente son partidarios de Guizot o de Thiers.




Thiers
El Rey gobernó siguiendo los postulados del liberalismo moderado, para algunos fue una decepción que no se avanzase más hacia un liberalismo más democrático:
  • Se aprobó una tímida ampliación electoral, pero el control de la vida política seguía en manos de una pequeña minoría. Para poder votar había que tener 25 años (antes 30) y una pagar una contribución directa de 200 Francos (antes 300).
  • En 1830 se aprobó una reforma parlamentaria que introdujo medidas como: dotar de iniciativa legal a las Cámaras (antes era exclusiva del Rey), elección del presidente de la Cámara por los diputados, voto del presupuesto por capítulos y no globalmente, derecho de la Cámara a interpelar al Gobierno..
  • Se aprobaron reformas liberales y se garantizaron libertades; sin embargo, tras  el atentado que sufrió el Rey en 1.835 se limitó la libertad de prensa y se aprobaron sanciones para los ataques contra el régimen (la medida iba dirigida contra la prensa republicana).

Económicamente fue una etapa de buenos resultados:
  • Tasa de crecimiento del 2,4 % anual, doble que el período anterior.
  • Fuerte desarrollo industrial bien es verdad que en pocas zonas del país (un dato revelador: las 625 máquinas de vapor instaladas en Francia en 1830 eran 5200 en 1848). Se modernizó más el textil (Lyon, Lille, región de Alsacia...) que la siderurgia (muchas empresas de estructura arcaica y de pequeño tamaño). La producción industrial creció al amparo de una fuerte protección arancelaria que, a la larga, sería nefasta para Francia.
  • Construcción de muchos Kms. de líneas férreas, especialmente en la década de 1840, en la que la intervención del Estado fue muy importante(y también gran fuente de corrupción).

Sin embargo.... esta bonanza económica no llegó a todas las clases sociales. Señala Marx ("La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850") que la época de Luis Felipe fue la de la burguesía de la banca, de la bolsa, de los grandes propietarios de ferrocarriles..., es decir, lo que él llama aristocracia financiera. Una "etapa dorada" para la gran burguesía, que no la percibieron así los obreros o la pequeña burguesía. Guizot, desde el gobierno decía a esta gran burguesía "¡Enriqueceos!" (y les proporcionaba los instrumentos para ello.

Esto iba a ser una de las causas de la crisis de la "Monarquía de Julio", pero se pueden señalar otras:
  • No supo resolver los problemas sociales. Al compás del desarrollo industrial, creció mucho el proletariado industrial y el Gobierno parecía no darse cuenta de sus problemas. Hubo varias agitaciones sociales (muchas de ellas derivadas del aumento de paro causado por la introducción de máquinas) que el Gobierno no pudo contener sino con fuertes represiones (fueron muy notables las de Lyon en 1.831 y 1834 para conseguir un salario mínimo y las varias veces repetidas de París). No hay que olvidar que los obreros van tomando conciencia social a la vez que van conociendo los postulados de los socialistas utópicos.
  • También, aunque en menor medida, aparecieron disturbios en el campo: falta de crédito que dejaba a los campesinos en manos de usureros, lucha por el control de terrenos comunales...
  • Políticamente, el régimen era poco representativo (ya he señalado más arriba la tímida ampliación del derecho al voto que siguió quedando en manos de los propietarios). Liberales democráticos y republicanos pidieron varias veces la ampliación del sufragio; la negativa de Luis Felipe le enajenó muchos apoyos (según  Droz "monarquía de Julio cavó su propia fosa").
  • Algunos autores señalan que la monarquía carecía de legitimidad y que el propio Rey tenía complejo de usurpador, señala Droz que Luis Felipe tenía la obsesión de despojarse de su condición de advenedizo al trono. Los legitimistas defendían que el auténtico rey era el conde de Chambord, el heredero de la monarquía de Carlos X
  • Como he señalado más arriba, el Régimen no fue capaz de avanzar hacia un liberalismo más democrático (sufragio, libertades más amplias y con más garantías...). Es más, cada vez el Rey tendía a confiar el gobierno al más conservador Guizot.
  • Numerosos escándalos de corrupción financiera en los que se vieron implicados miembros de la clase política dirigente. Los parlamentarios defendían más sus propios intereses que los del Estado. Por ejemplo, se descubrió que muchos miembros de la mayoría parlamentaria y del propio gobierno eran los accionistas de las líneas de ferrocarril que se construían con gran apoyo y subvenciones del Estado. La alta burguesía se enriquecía a costa del Estado sin mostrar ningún interés en equilibrar el presupuesto. Estoas escándalos acabaron por desacreditar al gobierno y a la propia monarquía.
"La Monarquía de Julio no era más que una Sociedad por acciones para la explotación de la riqueza nacional de Francia, cuyos dividendos se repartían entre los Ministros, las Cámaras, 240.000 electores y su séquito" (Marx).


“M. Grandet está, al igual que yo, a la cabeza de la banca, y desde Julio, la banca está a la cabeza del Estado. La burguesía ha reemplazado al barrio de Saint-Germain y la banca es la nobleza de la clase burguesa (...) 
ser acusa a la burguesía de ser bestias, la indulgencia de la Cámara, me ha permitido probar que, si hay necesidad, nosotros sabemos utilizar con nuestros adversario políticos palabras bastante difíciles de olvidar. Yo sé mejor que nadie que estas palabras no son razones, pero la Cámara no gusta de razones y el rey Luis Felipe de Orleans sólo quiere dinero. Se necesitan muchos soldados para contener a los obreros y a los republicanos (...) Un Ministerio no puede deshacer la bolsa, y la bolsa puede deshacer un ministerio” (Pensamiento de la gran burguesía francesa)

En este ambiente no es de extrañar el gran avance de la oposición republicana que va constituyendo muchas sociedades (Tuvo mucha implantación la "Sociedad de los Derechos del Hombre y del Ciudadano"). Para salvar la prohibición del derecho de reunión, se reunían en banquetes. Las críticas al Rey cada vez iban adquiriendo más volumen sin que Luis Felipe pareciese darse cuenta. La prohibición de uno de estos banquetes iba a propiciar el estallido de la revolución de 1848.

Hubo intentos de derribar al régimen que no tuvieron éxito: en 1.836 fracasa un intento de Luis Napoleón Bonaparte en Estrasburgo, en 1.839 hubo una intentona republicana y en 1.840 Thiers debía reprimir un nuevo intento bonapartista en Boulogne (paradójicamente, este mismo año, el Rey traía a Francia desde Santa Elena las cenizas de Napoleón).

La crisis económica de 1846 fue la que dio el último empujón para que estallase el movimiento revolucionario de 1848 que iba a acabar con el reinado de Luis Felipe, "La Monarquía de Julio"


Retorno de las cenizas de Napoleón por Isabey



viernes, 12 de febrero de 2016

"LOS JUGADORES", UNA NOVELA DE CARLOS FORTEA AMBIENTADA EN LA CONFERENCIA DE PAZ DE PARÍS (1919)




FORTEA, C.: “Los jugadores”. Nocturna Ediciones. Madrid, 2015.

La trama de esta novela se desarrolla en París, en 1919,  cuando se está celebrando la Conferencia en la que se negocian los Tratados de Paz de la I Guerra Mundial. En la obra, se mezclan magistralmente situaciones claramente ficticias con otras posiblemente reales y personajes de ficción (policías que investigan dos asesinatos, periodistas, negociadores de las delegaciones de las diversas potencias, especuladores, agentes encubiertos, etc.) con la actuación de los grandes protagonistas de la Historia en estos momentos (el presidente norteamericano Wilson,  Clemenceau, Lloyd George, W. Churchill, Keynes…).

Dejando aparte la los aspectos ficticios de la obra (una sinopsis de la misma puede leerse en la Web de la editorial) y atendiendo a los lectores de este Blog, quiero destacar las actuaciones de los personajes reales que se tratan con notable rigor histórico en la novela que, como muy bien dice el autor, en una nota al final del libro, no es una novela histórica sino una novela de ambientación histórica. Estos acontecimientos históricos son el marco en el que se desarrolla la trama, aunque a veces, como reconoce el autor en una entrevista, parecen cobrar más protagonismo que la misma trama.

Se reflejan muy bien las distintas posturas de las potencias vencedoras en las negociaciones, especialmente las de Estados Unidos y Francia. El presidente norteamericano Wilson, con el prestigio y autoridad moral obtenidos por su decisiva participación económica y militar en la  Guerra, trata de imponer sus famosos 14 puntos y la creación de una Sociedad de Naciones que evitase nuevos conflictos; quería una paz lo más justa posible. Por el contrario, el Primer Ministro francés Clemenceau quiere una paz dura que deja ver deseos de venganza: Alemania y Austria, además de las pérdidas territoriales, deben pagar reparaciones. Unas reparaciones tan enormes que, en estos momentos, el economista Keynes ya advirtió no podrían pagar como así sucedió efectivamente.

Los negociadores están de acuerdo en que Alemania y Austria tienen que hacer frente a sus responsabilidades, pero ¿eran necesarias las humillaciones a las que vieron sometidas sus Delegaciones? La frustración que esto causó se refleja en la actuación del personaje de ficción Christoph von Klettemberg.

Otro aspecto muy bien tratado en la novela es el marco de la Conferencia. París, una ciudad “superviviente”, trata de  superar como puede los efectos de la Guerra (destrucción, heridos, dolor ante los muertos…). Y en esta ciudad, hambrienta, las Delegaciones de las potencias negociadoras derrochan lujo (cenas de gala y espectáculos para entretener a los delegados).

Un aspecto interesante que se trata extensamente a lo largo de la trama es el papel de España que permaneció neutral en la contienda. Durante los años de la Guerra, la balanza comercial tuvo un fuerte superávit. Alimentos, minerales y otras mercancías se vendían a precios elevados a los países de los dos bandos. Unos pocos vieron incrementar considerablemente sus fortunas; otros, la mayoría, solo vieron unas fuertes subidas de precios que hacían descender su poder adquisitivo. Tras el fin de las hostilidades, España tiene muchas dificultades para colocar sus productos ante el poco poder adquisitivo de los posibles compradores y la imposibilidad de competir en precio con productos que llegan de Estados Unidos y otros países. Este asunto  da pie a la actuación de españoles (como Gabriel Cortázar) que tratan de cerrar acuerdos comerciales.

En resumen, una narración ágil, bien estructurada, entretenida y excelentemente documentada en sus aspectos históricos. Una buena novela y más teniendo en cuenta que es la primera de Carlos Fortea para público adulto. 


Ficha del libro, alojada en la Web de la editorial:


En esta Web, se pueden leer las primeras páginas, acceder a algunas entrevistas realizadas al autor y a comentarios de diversos autores publicados en distintos medios.

miércoles, 10 de febrero de 2016

EXTENSION DE LA REVOLUCIÓN DE 1830: ALEMANIA Y POLONIA



ALEMANIA

La revolución llegó a diversos lugares de Alemania: en Bruswick (los revolucionarios lograron expulsar al rey Carlos II), en Hannover, Hesse-Cassel, Sajonia (en estos lugares lograron promulgar constituciones liberales).

Festival de Hambach, 1832. Wikipedia
Aparte del liberalismo, también estuvo presente el nacionalismo unificador. En Karlsruhe, el diputado Welcker reclamó una Asamblea para toda la Confederación. En 1832, con motivo de un acontecimiento cultural en el castillo de Hambach se reunieron demócratas de toda Alemania Occidental, ondearon una recién diseñada bandera tricolor para la futura Alemania unida, reivindicaron reformas liberales y la unificación de los Estados alemanes. "Pero todavía eran pocos los que tenían una idea precisa sobre la formación de un Estado nacional" (Droz)

La falta de coordinación de los movimientos nacionalistas facilitó la reacción de los Estados liderada por Metternich. Todos los logros liberales quedaron abolidos. Hay que señalar que la burguesía se asustó y, ante los levantamientos rurales y urbanos, se contentó con poco con tal de preservar el orden social.


En resumen podemos decir que estos movimiento revolucionarios significaron un fracaso, tanto para liberales (no consiguieron llegar a constituciones estables) como para los nacionalistas (no avanzaron nada en la unificación).



POLONIA


La mayor parte de Polonia fue asignada a Rusia en el Congreso de Viena. La política autoritaria y antipolaca del Zar Alejandro I hasta su muerte (1825) y seguida por Nicolás I aumentó los sentimientos nacionalistas polacos que, muchas veces, encontraron refugio en la sociedades secretas. En este nacionalismo polaco se fueron configurando dos ramas: una moderada que aceptaba al Zar, pero quería más autonomía y otra más liberal que aspiraba a la independencia del país.

Cuando estallaron los movimientos revolucionarios en Francia y Bélgica el Zar se mostró hostil a ellos, incluso pensó en intervenir en Bélgica a favor de Holanda. Fue la chispa que inició la revolución en Polonia, el 29 de noviembre de 1830 se produjo el levantamiento en la Academia de Cadetes de Varsovia ("Revolución de los Cadetes") cuyo objetivo era la independencia del país. La fuerza y contundencia de los revolucionarios (matanza de funcionarios rusos) hizo que el Gran Duque Constantino (el virrey que Nicolás I había nombrado para Polonia) retirase sus tropas. La revolución se extendió por las zonas orientales polacas.

Los revolucionarios proclamaron la independencia de Polonia y constituyeron un gobierno provisional que nombró dictador al general Cholpicki. Éste no deseaba romper con el Zar, pero la Dieta proclamó el derrocamiento de los Romanov. 

A pesar de las simpatías mostradas en los países occidentales por la causa polaca, ningún país les ayudó. Además, la Dieta tampoco realizó las reformas que le hubieran ganado el apoyo de las masas campesinas.

El Zar envió un ejército para someter a los revolucionario, cosa que logró en una campaña relativamente larga (enero - septiembre, 1831). La  represión fue muy dura: ejecuciones, encarcelamientos, deportaciones a Siberia, exilios forzosos, supresión de la constitución liberal que había otorgado Alejanro I en 1815, ocupación militar, anexión a Rusia de los territorios polacos con el tratamiento de una provincia conquistada, cierre de la Facultad de Derecho de la Universidad de Varsovia (el zar consideraba a los intelectuales como los instigantes de la revolución)... En definitiva un duro golpe para las aspiraciones nacionalistas y liberales polacas.

Caricatura inglesa sobre la represión de Nicolás de Ia rebelión polaca
Caricatura sobre la represión de Nicolás I tras la derrota de los revolucionarios polacos en 1830. Fuente: Artehistoria. http://www.artehistoria.com/v2/obras/12413.htm


lunes, 8 de febrero de 2016

EXTENSIÓN DE LA REVOLUCIÓN DE 1830: ITALIA

La revolución de 1830 en Francia va a despertar grandes esperanzas en algunos territorios de Italia. El fuerte nacionalismo, que se va a ir fraguando especialmente en  sociedades secretas como los Carbonarios, se va a dirigir con tra Austria y el Papado (Gregorio XVI). La revolución prendió con fuerza en tres territorios:
  • Modena, territorio controlado por Austria. Fue el foco inial. Los liberales creyeron que podían contar con su Duque (Francisco IV) para que encabezara un movimiento contra Austria y con el objetivo final de promover la unidad italiana. Al estallar la revolución vieron que no era así: el Duque huyó (febrero, 1.831).
  • Parma, también bajo el control de Austria. 
    Los revolucionarios obligaron a huir a la duquesa María Luisa.
  • Romañaa, territorio del papado. Tras derrocar a Gregorio XVI, los revolucionarios proclamaron las Provincias Unidas de Italia Central.
En Roma no hubo levantamiento tanto por miedo al fracaso como para evitar la intervención francesa o austriaca en favor del Papa.

Pronto llegó la reacción de la mano del ejército austriaco. El 4 de marzo tropas austriacas entraron en Módena;   en pocos días, sin muchas dificultades, tomaron Parma y los restantes lugares donde se habían producido las revoluciones. Los austriacos justificaron su intervención en la llamada que había recibido de los duques de estos territorios y del propio Gregorio XVI. Fue el fin de los efímeros triunfos revolucionarios. Siguió una gran represión.

Las revoluciones fracasaron en Italia no solo por la intervención del ejército austriaco, sino también por la indiferencia de las masas populares. A pesar del fracaso, las consecuencias que se derivaron del mismo iban a marcar un nuevo camino hacia la gran meta del nacionalismo italiano, la unificación:

  • Los acontecimiento revolucionarios pusieron en evidencia la ineficacia de las sociedades secretas en general y de los Carbonarios en particular. Fue su sentencia de muerte.
  • Se vio claramente la necesidad de un planteamiento internacional de "la cuestión italiana" para poder avanzar en el proceso unificador.
  • Los emigrados italianos que huyeron de la represión, asentados sobre todo en París y Ginebra, iban a perfilar la idea de la futura Italia unida.
G. Mazzini
Mazzini, un nacionalista revolucionario, creó en Marsella donde estaba refugiaado, la sociedad nacionalista "Joven Italia" (1831). Poco más tarde, en 1834, crearía en Suiza la "Joven Europa"

"Correspondió a Mazzini la misión de espiritualizar al movimiento revolucionario" J. DROZ.

Con la "Joven Italia" Mazzini pretendía, superando las antiguas sociedades secretas, unir a todos los ciudadanos en el elevado ideal de la nacionalidad. Pensaba Mazzini que  Italia estaba llamada a ser una nación y lo debía conseguir con sus propias fuerzas.
"Educación para la rebelión y educación en la rebelión". 

Para la futura Italia unida, la forma de estado ideal sería una República Unitaria de ciudadanos libres e iguales. La República, según Mazzini, era la única forma de gobierno que aseguraba la libertad y la igualdad de los hombres, además Italia carecía de tradición monárquica. Debía ser unitaria porque Italia estaba rodeada de potentes países unitarios, además el federalismo propiciaba el estallido de rivalidades locales.

Bandera de la Joven Italia. Wikipedia
MANIFIESTO FUNDACIONAL DE LA JOVEN ITALIA
1. La Joven Italia es la hermandad de los italianos que creen en una ley del Progreso y Deber: éstos, convencidos de que Italia está llamada a ser una nación, de que puede hacerse con sus propias fuerzas, de que el fracaso de las tentativas pasadas proviene, no de la debilidad, sino de la insignificante capacidad de mando de los elementos revolucionarios, de que el secreto de la fuerza está en la constancia y en la unidad de los esfuerzos, íntimamente asociados en la gran tarea de hacer de nuevo de Italia una Nación Unida, Independiente y soberana de ciudadanos libres e iguales (...).
3. La Joven Italia es republicana y unitaria. Republicana: porque, prácticamente, Italia no posee los elementos de una Monarquía (...); porque la tradición italiana es totalmente republicana; porque estamos obligados (...) a llamar la atención de los pueblos (...) invocando el principio que hoy en día domina en todas las manifestaciones revolucionarias de Europa. La Joven Italia es Unitaria: porque sin Unidad no hay verdaderamente Nación; porque sin Unidad no hay fuerza (...); porque el Federalismo, dando rienda suelta a las rivalidades locales hasta ahora apagadas, retrotraería a Italia a la Edad Media (...). La Joven Italia no es una secta ni un partido, sino una fe y un apostolado. Como precursores de la regeneración italiana, debemos poner la primera piedra de su religión.
4. Los medios de los que pretende servirse la Joven Italia para alcanzar sus objetivos son la Educación y la Insurrección (...).


Esta Sociedad, contrariamente a los propósitos de Mazzini, no caló en las masas, estuvo animada por la burguesía liberal. Poco a poco Mazzini acabó cayendo en lo que él tanto había criticado: recurrió a las sociedades secretas y a las conspiraciones.

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