ROMERO, IVÁN. Breve historia de los nacionalismos.
Madrid: Nowtilus, 2018
Desde que emergiera durante la Revolución Francesa, el
nacionalismo moderno no ha dejado de tener un gran y decisivo protagonismo en
multitud de hechos y procesos de la Historia Contemporánea en la mayoría de los
espacios de nuestro planeta. El nacionalismo se configuró como una ideología
que defiende el derecho de los pueblos a disponer de ellos
mismos y que aspira a que los límites de
los Estados coincidan con el de las nacionalidades. Si bien hay bastante
unanimidad a la hora de definir qué es un Estado, las discrepancias son enormes
al responder a las preguntas ¿Qué es una nación? ¿Quiénes forman una nación? Los teóricos del
nacionalismo señalan diferentes rasgos que definen la pertenencia a una
realidad nacional, priorizando más unos u otros: la cultura, las tradiciones y costumbres,
un pasado común, la lengua, el deseo de vivir juntos, los límites geográficos,
incluso la raza. También hay diferentes tesis sobre el origen de los
nacionalismos. La variedad de sus fuentes, la diversidad ideológica de sus
apoyos y las diferentes concepciones de cómo realizar su praxis explican la
complejidad de su historia. Iván Romero, en la introducción y primer capítulo
de la obra objeto de esta reseña, se ocupa de explicar estos aspectos teóricos
sobre el nacionalismo: tesis sobre su origen, la evolución teórica del término
nación, autores que sentaron las bases del nacionalismo moderno (Rousseau,
Herder, Fichte, Renán…), principales
formas teóricas y prácticas del nacionalismo, etc.
El grueso de la obra está dedicado a hacer una exposición
(dentro de los límites de una obra de estas características) de la práctica política
del nacionalismo desde la Revolución Francesa a nuestros días. Diversos logros
de la Revolución Francesa contribuyeron al auge del nacionalismo: la soberanía
nacional que era susceptible de ser extrapolada al plano internacional, la
formación de la Asamblea Nacional, las constituciones revolucionarias que
pusieron la nación por delante del poder regio, etc. Estas ideas se extendieron
por Europa. La ocupación de territorios por las tropas napoleónicas despertó en
muchos lugares un fuerte rechazo y una defensa del propio sentimiento nacional;
así ocurrió, por ejemplo, en Polonia, Italia, España… Aprovechando la ocupación
de España por las tropas francesas, las colonias españolas en América, con
sentimientos de unidad nacional, vieron el omento propicios para iniciar la
lucha por su independencia.
El nacionalismo (junto con el Liberalismo y las crisis
económicas) fue uno de los motores de las revoluciones burguesas del s. XIX. El
trazado de fronteras acordado en el Congreso de Viena por los vencedores de
Napoleón dejó muchos terrenos abonados para las reivindicaciones nacionalistas:
Grecia, Bélgica, Polonia, territorios de
Italia y Alemania, pueblos del Imperio Austro-Húngaro…. Especialmente
activo estuvo el nacionalismo en las revoluciones de 1848, se habló de “la primavera de los pueblos” para
expresar su fuerza. El nacionalismo en el s. XIX no logró sus objetivos en
varios lugares (Polonia, Imperio Austro-Húngaro…), pero obtuvo importantes
éxitos en Grecia, Bélgica y, los más destacados, de la unificación de Italia y
Alemania. Las diversidades étnica, religiosa y cultural de muchos pueblos
balcánicos sometidos al Imperio Otomano fue fuente de muchos conflictos.
En el capítulo cuatro, Iván Romero analiza el nacionalismo
como una de las causas (tal vez no la más importante) del Imperialismo. Tuvo
una notable incidencia en la carrera imperialista, especialmente desde la
Conferencia de Berlín (1884-1885). Sin olvidar la importancia que tuvieron los
conflictos coloniales en el estallido de la I Guerra Mundial.
Tras capítulos de la obra tratan sobre el nacionalismo en las
dos guerras mundiales y en el período de entreguerras. El fuerte nacionalismo
estuvo muy presente en los hechos que llevaron al estallido de la I Guerra
Mundial (guerras balcánicas y atentado de Sarajevo) y durante el desarrollo del
conflicto. Los Estados de ambos bandos desarrollaron fuertes campañas
propagandísticas para fomentar el sentimiento nacional y mantener el fervor
bélico. Las nuevas fronteras tras los Tratados de Paz no hicieron sino aumentar
las tensiones territoriales y las reivindicaciones nacionalistas. Las
dictaduras y gobiernos totalitarios del período de entreguerras tuvieron un
fuerte componente nacionalista en su ideario que ayuda a explicar su agresiva
política exterior que desembocó en la II Guerra Mundial. Durante este
conflicto, con más intensidad que en la Gran Guerra, los diferentes Estados
hicieron un gran despliegue propagandístico nacionalista.
El despertar del sentimiento nacionalista en las colonias
estuvo muy presente en la descolonización tras la II Guerra Mundial. La
explotación extrema a la que habían sido sometidas las colonias despertó
fuertes sentimientos de rechazo y deseos de autodeterminación. En esta obra se
explica cómo el nacionalismo en las colonias se convirtió un movimiento de
masas que intentaba recuperar los valores tradicionales autóctonos, el papel de
los líderes coloniales nacionalistas, la aparición de partidos políticos
nacionalistas en las colonias, la actuación de los bloques de la Guerra Fría para atraer a su bando a los nuevos
estados, los factores (internos y externos) y las variantes regionales de la
descolonización en África, los métodos y fases de la descolonización en Asia,
etc.
El capítulo nueve trata de los que el autor denomina conflictos periféricos, algunos de ellos
latentes en la actualidad. Se tratan el caso irlandés (desde sus orígenes hasta
la firma del alto el fuego en Irlanda del Norte en 1994), el conflicto armenio
hasta la declaración como Estado independiente en 1991, la guerra de Chechenia
(desde los inicios de sus hostilidades con Rusia a fines del s. XVIII a la
actualidad), la situación del pueblo kurdo que, asentado en cuatro estados, ha
sido víctima de fuertes represiones y no ha logrado hacer realidad su sueño
nacional y, finalmente, los conflictos y sangrientas guerras balcánicas que han
acompañado a la desintegración del artificial estado de Yugoslavia.
No podía faltar un capítulo al nacionalismo en España, a la
difícil relación del nacionalismo español con los nacionalismos periféricos. Se
analizan especialmente desde sus orígenes hasta la actualidad el nacionalismo
catalán (de candente actualidad) y el nacionalismo vasco, sin dejar de hacer mención a otros
nacionalismos como el gallego, el aragonés, el canario y el andaluz.
Finaliza el ensayo con una reflexión sobre el nacionalismo
hoy en día y la incidencia que sobre él pueden tener fenómenos como la
globalización, los fuertes movimientos migratorios o las profundas crisis
económicas como la de 2008.
Los lectores van a encontrar en esta obra una síntesis
rigurosa y clara del protagonismo del nacionalismo en la mayor parte de los procesos de la Historia Contemporánea, desde su orígenes hasta el día de hoy. La
buena colección de imágenes y mapas que se acompañan al texto ayudan a entender
la exposición y a posicionar los hechos en el espacio.
La obra en la Web de la Editorial (índice, comenzar a
leer, argumentos de venta):
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