FERNANDEZ, LUIS E. ÍÑIGO: “Breve historia de la ciencia ficción”. Edit. Nowtilus. Madrid, 2017.
Esta Breve Historia de la Ciencia Ficción es una recopilación
de las principales manifestaciones de este género no sólo en las de mayor
impacto como la literatura y el cine, sino también en otros formatos como el
comic o la televisión. El autor hace un recorrido,
bastante exhaustivo, por la historia de
la ciencia ficción desde Mary Shelley y J. Verne hasta el Cyberpunk y el
Steampunk, sin olvidar los antecedentes, algunos muy remotos, de un género que ha llegado a alcanzar unas muy notables
cuotas de calidad (hasta la igualdad con otros géneros literarios) y seguimiento
popular.
El lector va a encontrar en este
libro un detallado repaso a las principales autores de ciencia ficción y sus obras
(en sus distintos formatos), analizando su contexto, haciendo una
valoración de las mismas y destacando las que en su momento supusieron un
avance y renovación. Podemos considerar esta obra, dentro del límite de sus poco más
de trescientas páginas, como una pequeña enciclopedia de la ciencia ficción, una
obra de fácil lectura que ofrece un buen acercamiento al tema.
Como no podía ser de otra forma, el profesor Luis E. Íñigo
Fernández comienza por definir qué es ciencia ficción y
su distinción de la fantasía o el terror. Los ingredientes principales
de la ciencia ficción son la especulación (situada en el futuro, en el pasado remoto o reciente, o incluso en
un presente alternativo), la capacidad de producir emoción y asombro y la
ciencia (que está ausente en la fantasía). Los temas son muy variados: viajes
espaciales, viajes en el tiempo, contacto con civilizaciones alienígenas, el
mundo de la inteligencia artificial (robots), la especulación científica,
sociedades alternativas, historias apocalípticas y pos-apocalípticas… A lo
largo de la obra se señala cómo, los diversos temas van cobrando o perdiendo
actualidad y aceptación dependiendo del contexto político y social del momento.
Varias veces el tratamiento de estos temas sirve para hacer una crítica de la
sociedad.
Se considera como primera novela de
ciencia ficción a “Frankenstein o el
moderno Prometeo” publicada por Mary Shelley en 1818 ya que en ella
aparecen los ingredientes esenciales de la ciencia ficción que se han apuntado
más arriba. Aunque el género tiene unos antecedentes que se remontan a tiempos
muy lejanos.
El texto se organiza de forma cronológica. Así, comienza dedicando
un capítulo a los precedentes más lejanos de la ciencia
ficción. Por ejemplo, viajes fantásticos como los del poema de
Gilgamesh, la mitología egipcia, la Biblia, la mitología griega y romana, la
Divina Comedia de Dante, los viajes de Simbad el Marino, el Libro de Alexandre,
las leyendas del Rey Arturo y sus caballeros en busca del Santo Grial, la obra de Cyrano de Bergerac, los viajes de
Gulliver de J. Swift (al introducir la ciencia, es uno de los pioneros de la
ciencia ficción moderna). Otro tema que cuenta con una larga tradición es el de
las máquinas inteligentes (leyendas inuits, poemas hindúes, literatura china y
árabe, leyendas de Perceval, varias leyendas medievales, espectaculares cohetes espaciales en el siglo
de las luces…). Otro tema recurrente es el de la literatura de Utopía que se
remonta hasta la época sumeria; el primer modelo de sociedad utópica se lo
debemos a Platón, aunque la explosión del género utópico vino tras la obra de
Tomás Moro (1516) y sus seguidores.
Además de la propia Mary Shelley, el autor cita a cinco
autores que marcaron las directrices que habría de seguir el género, son los precursores del futuro: Edgar Allan Poe con sus
relatos en los que combina especulación y postulados de carácter científico;
Julio Verne gran pionero de la ciencia ficción; Edward Bellamy que, a pesar de
escribir una sola obra, tuvo un gran éxito de ventas y una legión de
imitadores; Edgar Rice Burroughs que insufló en el género el sentido de lo
maravilloso; y Herber George Wells que, combinando una sólida formación
científica, estilo literario encomiable y profunda conciencia social, dio carta
de naturaleza a la ciencia ficción (La
Guerra de los Mundos, 1898). El autor analiza las principales obras de cada
uno de ellos.
A comienzos del s. XX, la ciencia ficción llega al cine de la
mano de Georges Jean Méliès (gran admirador de Julio Verne) que rodó Viaje a la Luna (1902). Se abría un
camino que iba a tener una primera edad de oro en los años 20 culminando en las
películas del austriaco Fritz Lang, especialmente en Metrópolis (1926), una obra maestra.
En la época que nuestro autor denomina del Alumbramiento (1929-36), la ciencia ficción, debido a
los contextos políticos muy diferentes, tomó rumbos dispares en Estados Unidos (se
convierte en un género para los adolescentes editado en revistas de papel
barato) y en Europa donde predomina la obsesión por la reflexión social y el
compromiso político bien patente en las obras de Y. Zamiatin, Karel Capek, A.
Huxley, G. Orwell…
Por estos años, la ciencia ficción optó por otra forma de
expresión: el comic. Aparece por primera vez en 1929 en forma de tiras en los
periódicos, aunque hay que esperar a 1937 para que aparezca la primera revista
de comic: Detective Cómics. Pronto aparecerán los superhéroes: Superman, Batman,
Capitán América… En la radio, tuvo escaso eco si exceptuemos la famosa
Emisión del pánico de 30 de octubre de 1938.
Destaca el autor la importancia que, para la divulgación de
la ciencia ficción, tuvo la formación de pequeñas comunidades (fandom) cuyos
miembros discuten y ponen en común sus ideas. El primer grupo importante de
aficionados fue impulsado por Hugo Gernsbock que en 1934 fundó la Liga de la Ciencia Ficción.
El capítulo 5 lo dedica a la denominada Edad de Oro (1937-1965). La renovación de la ciencia
ficción comenzó cuando J. W. Campbell, joven escritor de relatos, fue nombrado
editor de la revista Astounding que
se convirtió en un referente de la ciencia ficción norteamericana. Campbell y
su círculo iban a renovar y elevar la calidad de la ciencia ficción. Cita los
autores, y sus obras, del Círculo de Campbell, especialmente del más prolífico
y popular, Isaac Asimov que aunó una sólida formación científica, una
destacable habilidad didáctica y una extraordinaria implicación en el mundo del
fandom. Su saga de La Fundación, una especie de historia del futuro, va a
marcar un hito. Asimov, además, aportó sus tres leyes de la robótica y fijó el
concepto de robot en la ciencia ficción. No se olvida el autor de otros autores
de esta Edad de Oro como Ray Douglas Bradbury (autor de Fahrenheit 451), Arthur
Charles, Frederik Pohl y Alfred Bester.
Respecto al cine, la década de los años 40 fue nefasta; debido
al contexto político, el cine, aliado con sus gobiernos, se decanta más por
documentales y películas de carácter bélico. Sin embargo, los cincuenta fueron
de esplendor, se rodarían algunas de las mejores películas de ciencia ficción
con temas como el apocalipsis nuclear (estamos en plena Guerra Fría),
invasiones de alienígenas, viajes interplanetarios, mutaciones. En 1952, se
estrenó La Guerra de los Mundos, una
de las mejores películas del género de todos los tiempos.
La denomina Era
de la Rebelión (1965-70) es el objeto de estudio del capítulo 6. La ciencia ficción
se renueva y busca nuevos temas como el sexo, la religión, la política, la
ecología… y se convierte en un medio para hacer una crítica de la sociedad de
la época. En los años 60 tiene lugar la incorporación de la mujer a la primera
línea de la ciencia ficción y, con ella, llegan temas y perspectivas nuevos
(Joana Russ y Ursula K. Le Guin).
El hacerse realidad los viajes espaciales (Yuri Gagarin,
1961) estimuló grandes superproducciones sobre este tema, de entre las varias
películas destaca una de las más grandes de todos los tiempos: 2001, Una Odisea del Espacio (1968) de
Stanley Kubrick rodada con importantes medios técnicos para su época. También
comienzan a producirse grandes series para televisión como Tierra de Gigantes, los Invasores o Star.
A la década de los 70 la denomina de
la madurez (capítulo 7) aunque
para algunos fue una etapa sin personalidad no comparable a la anterior ni a la
posterior. Pero no cabe duda de que la ciencia ficción se consolidó: aumenta su
calidad y despierta la atención del mundo académico (casi un centenar de
universidades norteamericanas integraron la ciencia ficción en sus
Departamentos de Lengua y Literatura Anglosajona). Analiza los principales
autores y sus obras, destacando a George R. R. Martin uno de los autores de
ciencia ficción y fantasía más populares de todos los tiempos.
En el cine, tras la llegada del hombre a la luna, los viajes
a nuestro satélite pierden interés, ahora se ponen de moda los viajes
siderales. Destacando con letras mayúsculas La
Guerra de las Galaxias de G. Lucas (1977), la película de ciencia ficción
más popular de todos los tiempos. Una obra maestra que no hubiera sido lo que
fue sin los efectos especiales. Otras películas siguieron su estela: Encuentros en la Tercera Fase, Superman, Star Trek…
En las dos últimas décadas del s. XX (capítulo
8) la ciencia ficción
trata de renovarse con nuevos estilos y temas que abordan todo tipo de problemas.
Analiza los subgéneros que ven la luz en estos años: Cyberpunk (iniciado por
William Gibson, luego con muchos seguidores), Biopunk, Steapunk, Dieselpunk,
Teslapunk, Atompunk… En la gran pantalla se estrenan nuevas entregas de la Guerra
de las Galaxias, Star Trek, Superman… Aparece un nuevo estilo en el tratamiento
de los viajes temporales (Regreso al Futuro,
1985) y de monstruos llegados del espacio (ET
el Extraterrestre, 1982).
En el capitulo
9, el autor hace una reflexión de la situación
de la ciencia ficción en el presente haciendo un repaso a los
movimientos (postsingularismo, new weird…), autores y obras más importantes.
No podía faltar una relación a la
ciencia ficción en el mundo hispanohablante (capítulo 10). En España, tras
la Guerra Civil en un contexto de represión y precariedad, el género llegó a
desaparecer prácticamente. Reapareció en los años 50 con meras historias de
evasión que en Estados Unidos ya habían pasado de moda. Iba a ser en la década
de los 60 cuando la ciencia ficción española diera un salto de calidad. Obligada
referencia a la publicación periódica
Nueva Dimensión (de 1968 a 1973), en ella comenzaron a escribir los
renovadores del género en España, presagiando el gran salto de dos décadas
después. La ciencia ficción española salió de los 90 como un género mayor de
edad. En Hispanoamérica hay poca literatura de este género hasta la segunda
mitad del s. XIX. Destaca autores renombrados que escribieron ciencia ficción
como Borges o Bioy Casares.
Cierran el libro unos interesantes complementos: dos
recomendaciones sobre las cien novelas y las cien películas de ciencia ficción
“que no se pueden perder” ordenadas cronológicamente, una lista de los grandes
autores de ciencia ficción, un glosario, bibliografía y un índice onomástico.
La obra en la Web de la editorial:
2 comentarios:
Gracias por su amable comentario. Ha sido usted benévolo con mi obra, lo cual es siempre de agradecer.
Me ha gustado mucho el libro. Gracias a usted por su enorme trabajo. Un cordial saludo
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