Javier Paniagua, autor de esta obra, ya ha publicado diversos ensayos sobre los postulados e historia del socialismo y el anarquismo. Además, ha tenido una dilatada trayectoria política en las filas del PSOE: diputado a Cortes en varias legislaturas, miembro dela Ejecutiva del Partido Socialista del País Valenciano y Director General de Educación de la Generalitat Valenciana. Ser parte interesada en los temas que aborda puede, como confiesa él mismo, hacer perder neutralidad; esto lo suple sobradamente intercalando en su obra diversos puntos de vista, muchas veces divergentes, de historiadores y analistas políticos de distinto signo ideológico.
En un primer capítulo (“Una historia en zig-zag”) analiza la evolución del socialismo, desde sus orígenes revolucionarios a la socialdemocracia. En 1875 (Programa de Ghota), se fusionaron los dos grupos más importantes del socialismo alemán para fundar el Partido Socialista Obrero de Alemania (Partido Socialdemócrata Alemán, SPD, desde 1900) que se iba a convertir, durante muchos años, en el modelo y faro para muchos partidos socialistas europeos. Unos pocos años más tarde (Congreso de Erfurt, 1891), este Partido adoptó la ortodoxia revolucionaria marxista en la teoría, aunque en la práctica apostó por una vía más reformista destinada a obtener mejoras sociales para la clase trabajadora. Esta dualidad llegó a la II Internacional, uno de cuyos temas de debate más importantes fue el de definir su carácter reformista y posibilista (revisionismo de Bernstein) o revolucionario (tesis de R. Luxemburg y Kautsky entre otros). La inclinación cada vez mayor hacia las tendencias reformistas acabó por propiciar que el ala más radical abandonara la Internacional fundado una nueva eminentemente revolucionaria (III Internacional). Este mismo debate se produjo en el socialismo de los distintos partidos socialistas europeos acabando con la escisión del ala más izquierdista que formaría los partidos comunistas. Así pues, los partidos socialistas europeos, el PSOE entre ellos, fueron abandonando las tesis de la lucha de clases y la socialización de los medios de producción para aceptar la democracia parlamentaria, la propiedad privada y la economía de mercado, intentando acabar con los elementos más opresivos del sistema. Es decir, la socialdemocracia.
Tras la II Guerra Mundial los partidos socialistas europeos acabaron definiéndose como socialdemócratas, en sus programas (con muchas variantes) figuraron como objetivos principales mantener y universalizar los servicios públicos (sanidad, educación, pensiones, prestaciones por desempleo o discapacidad…), fomentar el empleo, eliminar o disminuir las desigualdades. La edad de oro de la socialdemocracia comenzó a entrar en dificultades, cuando las crisis del petróleo de los años 70 (agravada en España por su situación política y económica particular) con sus devastadoras consecuencias pusieron en apuros la estabilidad presupuestaria y hubo que adoptar políticas de austeridad.
Las nuevas crisis (fines de siglo XX y desde 2007) han llevado a algunos gobiernos socialistas a una especie de postsocialdemocracia ya que, en cierta forma, se ha plegado a la política de austeridad y recortes (Tercera Vía de Blair, gobierno de Holande en Francia, Zapatero en 2010…). Esto ha hecho perder muchos votos a los partidos socialistas que han visto surgir organizaciones alternativas a su izquierda (como Podemos en España).
Javier Paniagua dedica el segundo capítulo del libro a la época de los gobiernos de Felipe González (1982-1996). Cuando el PSOE llegó al poder, comenzó a aplicar el programa de la socialdemocracia adaptado a las circunstancias españolas. Un amplio abanico de reformas que, a pesar de topar con la resistencia de algunos grupos conservadores y poderes fácticos, tuvieron el mérito de implantar en España un estado del bienestar homologable al de nuestros vecinos europeos. Fueron años de modernización, aumento del PIB y gran crecimiento del gasto social. Los efectos de la crisis de la última década del s. XX (reconversión, dificultades para la llevar adelante la reindustrialización prevista, desempleo…), los diversos problemas que hubo de afrontar (asunto Roldán, terrorismo, los Gal, algunos casos de corrupción, el deterioro de las relaciones con los sindicatos, distanciamiento de Alfonso Guerra y los sectores del Partido por él controlados …) y las fuertes campañas en su contra por la derecha y la izquierda tuvieron como consecuencia un deterioro del gobierno y una pérdida de apoyo electoral.
Muy interesante resulta, debido a su rabiosa actualidad, el capítulo tercero dedicado a la postura del PSOE respecto a la organización territorial del Estado y la cuestión nacional. Desde la apuesta por la autodeterminación de Suresnes hasta la defensa del federalismo (sin mucha concreción hasta la fecha) y reforma del Título VIII de la Constitución que defiende el actual Secretario General del PSOE Pedro Sánchez, esta cuestión se ha afrontado diversas maneras. Se analizan especialmente asuntos como las relaciones del PSOE con el PSC y la postura y actuación ante la reforma del Estatuto Catalán y el Plan Ibarretxe.
Tras dos legislaturas del PP, el PSOE, liderado por J. L. Rodríguez Zapatero, ganó las elecciones del año 2004 (más de once millones de votos frente a los casi ocho que había obtenido en el año 2000). Señala el autor lo mucho que se ha escrito sobre las dos legislaturas de Zapatero (2004-2011) y la discrepancia en cuanto a la valoración de las mismas. Aportando diversos puntos de vista hace un repaso a sus principales actuaciones: política económica, Ley de Dependencia, política educativa, política hidráulica, política migratoria ante la llegada masiva de inmigrantes, Ley de la Memoria Histórica, reformas de los Estatutos de Autonomía, postura ante desafío nacionalista del Plan Ibarretxe, política antiterrorista, relaciones internacionales, Alianza de Civilizaciones... Zapatero abordó muchas de estas cuestiones con más buena voluntad que realismo.
Llegó la crisis que Zapatero se negó a admitir en público ni siquiera después de la quiebra de Lehman Brothers (2008), afirmando, por ejemplo, la gran solvencia de la banca española. Esta negación hizo que no se tomaran medidas para atajarla. Al final, Zapatero tuvo que claudicar y tomar medidas de ajuste recortando el gasto público (subida del IVA, bajada y posterior congelación del sueldo de los funcionarios, congelación de las pensiones, fin de la desgravación de los 400 euros, fin ayudas a la natalidad…) Fue la traición a sus programas y supuso una gran decepción de la sociedad. El PSOE perdió las elecciones de 2011, el electorado consideró que los conservadores del PP eran más aptos para liderar la salida de la crisis.
En el capítulo final (“La deriva del PSOE”) aborda la situación actual del PSOE (hasta julio de 2016) ante la nueva realidad política del país con nuevas formaciones por la izquierda (Podemos) y por el centroderecha (Ciudadanos) que significan el fin de tantos años de bipartidismo y las dificultades de formar gobierno, tras dos procesos electorales, en un país que carece de cultura de pactos.
En resumen, un libro actual, riguroso, claro y plural debido a la cantidad de puntos de vista e interpretaciones que se intercalan en el texto. Finaliza con una amplia bibliografía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario