miércoles, 23 de marzo de 2016

LA REVOLUCIÓN DE 1848 EN EL IMPERIO AUSTRO-HÚNGARO


Mapa del Imperio Austro-Húngaro salido del Congreso de Viena que es prácticamente el mismo en 1848. Un conglomerado de pueblos y nacionalidades con intereses muy diferentes y, en ocasiones, hasta contrapuestos; por ello, es muy difícil estudiar la Revolución de 1848 en el Imperio Austro-Húngaro, aunque hubo levantamiento en muchos territorios, no todos tuvieron las mismas causas ni los mismos objetivos; es más, algunos lucharon contra otros. Fuera de Viena predominaron los objetivos nacionalistas sobre los liberales

REVOLUCIÓN Y REACCIÓN EN VIENA

A comienzos de marzo, los liberales austriacos planteaban reivindicaciones más o menos iguales a las de otros lugares de Europa: gobierno representativo, constitución, libertad de prensa, libertad religiosa, etc.; además pedían la dimisión de Metternich. El 10 de marzo, Metternich se negó a ceder en las peticiones liberales. Dos días más tarde entraron en escena los estudiantes de Viena insistiendo en las mismas reivindicaciones y, al día siguiente, representantes de los Estados de la Baja Austria reunidos en Viena pedían lo mismo.

Aunque hubo algunos desordenes, aún no era una revolución. El Gobierno concentró tropas que carecían de experiencia. Como sucedió en París, se escucharon unos disparos (produjeron cuatro muertos), la muchedumbre se dispersó y comenzó la lucha en el casco urbano, especialmente violenta en los barrios obreros (con quema de fábricas y máquinas incluida). 

A pesar de que el general Windischgraetz estaba dispuesto a restaurar el orden con sus tropas, el Gobierno decidió que era mejor ceder algo, comenzando por cesar a Metternich que huyó a Inglaterra. Fue el fin del personaje considerado el alma de la Restauración de 1815. Su destitución fue, tal vez, el mayor logro de los revolucionarios del Imperio Austro-Húngaro en 1848.


En los días siguientes el Consejo de Estado hizo algunas concesiones ante la multitud de demandas que llegaban diariamente: promesa de una Constitución, abolición de la censura, promesa de un gabinete  húngaro, responsable políticamente dentro de la unidad imperialEl día 25 de abril se redactó una Constitución que no satisfizo casi a nadie. En mayo el movimiento estudiantil cobró nuevo auge en Viena. El Emperador Fernando consintió en convocar una Asamblea Constituyentes unicameral, elegida por sufragio universal.

Ante la creencia de que corrían demasiado peligro, el Emperador y su Corte salieron en secreto para Innsbruck (7 de mayo). Esto fue muy mal visto por los vienes leales al Emperador. Fernando escribió en su diario: "nos dijeron que el pueblo y los estudiantes pensaban asaltar el palacio, prenderle fuego y asesinarnos; esta fue la razón que nos forzó a dejar Viena". 


Barricadas en Viena, 1848


En la Parlamento Constituyente, que se había reunido en Viena (julio) sin representantes de la parte húngara, era difícil que los diputados se pusieran de acuerdo, la mayoría de ellos no ocupaban sus escaños de acuerdo con sus ideologías políticas, sino que se agrupaban por bloques nacionales. Lo más reseñable de la labor de este Parlamento fue la aprobación de la emancipación del campesinado.

Cuando las cosas parecían más calmadas el Emperador y la Corte volvieron a la capital. En julio y agosto el Emperador se sintió lo suficientemente fuerte para anular las concesiones constitucionales hechas.

Los ejércitos de Windischgraetz marcharon contra los diversos grupos nacionales y se mostraban deseosos de reducir los disturbios de Viena tras haber acabado con los estudiantes de Praga. Los obreros y la izquierda parecían controlados. A fines de 1.848 se produjo la victoria de Radetzky en el Norte de Italia y sus fuerzas estaban dispuestas a unirse a las de Windischgraetz.


En Viena, algunos revolucionarios clarividentes vieron que si el ejército de Jellachich (un croata al servicio del Emperador) vencía en Hungría (ver apartado siguiente dedicado a Hungría) posteriormente se volvería contra ellos, así que organizaron una segunda oleada de insurrecciones en octubre de 1848: obreros y estudiantes se hicieron con el control del centro de la ciudad. El Emperador y la Corte,  protegidos por Windischgraetz, abandonaron nuevamente Viena y se retiraron a Olmutz.

Iba a ser Windischgraetz, otra vez, el encargado de sofocar esta nueva revolución. Este general cercó Viena que se aprestó a resistir esperando la ayuda húngara. En Hungría estaban divididos ante la opción a tomar: unos se mostraban reacios a hacer la guerra al Emperador fuera del territorio húngaro; otros, como Kossuth, sostenían que ayudar a los revolucionarios vieneses daría a Hungría una gran victoria. Triunfó esta tesis y se enviaron tropas a Viena, algunas de estas tropas no llegaron a su destino al ser vencidas fácilmente por Jellachich.
Francisco José I

Tras cinco días, Windischgraetz, obligó a rendirse a los revolucionarios vieneses. Siguió una fuerte represión,  "la más sangrienta de Europa de 1.848" al decir de Grenville. Más de 2.000 vieneses fueron asesinados.

En diciembre de 1.848, el emperador Fernando abdicó en sus sobrino Francisco José I, un  joven de 18 años. 




REVUELTA NACIONALISTA EN HUNGRÍA Y SU FRACASO

La situación en Hungría era diferente. Las noticias llegadas de París hicieron despertar al Partido Radical húngaro de Kossuth. Este pronunció un apasionado discurso que fue el comienzo del movimiento revolucionario, pedía: un  cambio radical en el sistema político (instituciones constitucionales para las diferentes nacionalidades del Imperio), un gobierno responsable ante el parlamento húngaro y no ante Viena, el Emperador debía depender del parlamento húngaro para legislar en Hungría.


Kossuth
En Hungría se formó un Gobierno presidido por el conde L. Battahyany, un reformista moderado y en el que participaba Kossuth. Este gobierno y la Dieta Húngara aprobaron las conocidas como leyes de abril: libertad de prensa, libertad religiosa, abolición de los privilegios de carácter fiscal, cancelación de las deudas y de la servidumbre de los campesinos, formación de una Guardia Nacional... La monarquía se convirtió en constitucional, sus poderes estaban limitados por la Dieta y por el Gobierno húngaros. La unión entre Austria y Hungría era monárquica y personal. Los ministros de Viena no tendrían ninguna jurisdicción en Hungría.


No tardó mucho en llegar la reacción a Hungría: se anularon las Leyes de Abril y el derecho de los húngaros a tener un ejército separado. Jellachich invadió Hungría con la misión de restaurar el orden en nombre del Emperador.

Ante esta situación, algunos dirigentes húngaros eran partidarios de claudicar, pero Kossuth hizo un llamamiento a la resistencia nacional.  La Dieta Húngara nombró a Kossuth presidente con poderes dictatoriales. Jellachich fue rechazado fácilmente hasta lo que se consideraba la frontera con Austria.

El 9 de abril de 1949, Kossuth proclamó la independencia de Hungría y entró triunfalmente en Budapest como regente.

El 1 de mayo el ministro imperial Schwarzenberg pidió ayuda a Rusia para acabar con la sedición húngara.  El Zar Nicolás acarició la idea de resucitar una Santa Alianza y aceptó ayuda al Emperador Francisco José. El zar quería evitar que el ejemplo húngaro fuese seguido en Polonia. El ejército conjunto de ambos emperadores comenzó a invadir Hungría. No llegó la ayuda francesa e inglesa que esperaban los húngaros. Kossuth huyó a Turquía (de allí paso a los Estados Unidos y, posteriormente, a Inglaterra) y su sucesor (Gorgey) se rindió a las tropas rusas (no a las austriacas) el 13 de agosto.

Siguió una fuere represiónAl menos cien destacadas personalidades húngaras fueron ejecutadas (incluso algunos moderados) y otras cuatrocientas se salvaron por la clemencia personal del emperador que no deseaba verter sangre inútilmente. Unas 2.000 personas fueron condenadas a largas penas de cárcel.



CROACIA Y SERBIA

Croatas y serbios se opusieron a los intentos de anexión por parte de Hungría. En 1.848, serbios y croatas se permitieron actuar en nombre del Emperador para liberarse del yugo húngaro. 

En marzo de 1.848, J. Jellachich, un fanático patriota croata, fue nombrado jefe militar y juró fidelidad a la Corona Imperial para combatir a Hungría. Bien es verdad que el Emperador dudó, unas veces apoyó a Jellachich y otras apoyó a Hungría; en realidad, el Emperador necesitaba de ambos hasta que el ejército de Radetzky eliminara el peligro italiano.

Los diversos núcleos revolucionarios del Imperio, muy divididos, en algunos casos, tendían a anularse entre sí

"El gran fracaso de los liberales y constitucionalistas de la Monarquía residía en su total incapacidad para hacer una causa común"  "La multiplicidad de las divisiones sociales y nacionales, que produjeron el caos, convirtió finalmentea la Monarquía en la única solución posible para la restauración de la paz y el orden general"
(Grenville). 

BOHEMIA

En los años anteriores al 48 hubo en Bohemia un gran renacimiento cultural uno de cuyos promotores fue el historiador Palacky. En junio se reunió en Praga un Congreso Eslavo que reafirmo el sentimiento común de solidaridad eslava amenazado por su poderosos vecinos. Este Congreso respondió  negativamente a las pretensiones del Parlamento de Francfort de anexionar a Alemania los territorios de Bohemia, Moravia y Silesia. Palacky declaró que era checo y no alemán.

En marzo y abril, la corte imperial hizo algunas concesiones  liberales a las reivindicaciones checas. Fue un espejismo. En Praga estalló la revolución el 12 de junio, artesanos y obreros industriales salieron a la calle. Windischgraetz se dirigió a Praga. Ante la actitud provocativa de las tropas, el pueblo respondió con barricadas. Windischgraetz tomó la ciudad el 17 de junio de 1848. Así acabó una revolución que nunca existió. Lo que si vino después fue la represión: encarcelamiento de liberales y radicales y supresión de la libertad de expresión. 

En síntesis, las revueltas liberales y nacionalistas de las diferentes partes del Imperio fueron aplastadas por los ejércitos imperiales.

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