La OLP fijó su cuartel general en Líbano, desde allí pretendía acosar a Israel; de esta forma el control del sur del Líbano se convirtió en un objetivo estratégico para Israel. En 1978, aprovechado la excusa del ataque palestino a un autobús, Israel invadió el sur del Líbano; retiró sus fuerzas a petición de la ONU que, a cambio, colocó en el sur de Líbano una fuerza de interposición.
En junio de 1982, siendo Ariel Sharon Ministro de Defensa, el ejército israelí invadió nuevamente el Líbano como respuesta a los frecuentes ataques de la guerrilla de la OLP y del naciente movimiento islamista Hezbolla. La ocupación continuará hasta el año 2000.
Durante esta ocupación, milicias cristianas de la Falange Libanesa, ante la pasividad de las tropas israelitas que no hicieron nada por impedirlo, irrumpieron en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Shatila y asesinaron a más de 2.000 palestinos (algunos autores elevan la cifra a 3000). Una masacre que dejó escenas difíciles de olvidar. La pasividad de las tropas de Israel mereció una dura condena internacional.
Ariel Sharon |
El impacto fue tal que hasta en Israel hubo manifestaciones (algunas muy populosas como la del 25 de septiembre en Tel Aviv) pidiendo una investigación y exigiendo responsabilidades. Israel creó una comisión de investigación, dirigida por el presidente del Tribunal Supremo Yitzhak Kahan, que hizo públicas sus conclusiones en febrero de 1983: tras señalar a la Falange Libanesa como autora de la masacre, criticó duramente la negligencia de los mandos militares israelitas en el Líbano y señaló especialmente a Ariel como último responsable recomendando su dimisión que, efectivamente se produjo. No obstante, en 2001 fue elegido primer ministro.
La Asamblea General de la ONU, a través de su resolución 37/123, calificó esta masacre como "genocidio", pero no se ha pasado de ahí.
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