viernes, 13 de diciembre de 2019

RESEÑA DE "LA MUJER QUE VISITABA SU PROPIA TUMBA. UNA HISTORIA DEL MANCHUKUO"

MOREJÓN, N. (con SUGAGUCHI, G.). La mujer que visitaba su propia tumba. Una historia del Manchukuo. Sevilla: Triskel, 2019

En esta obra se  narra la azarosa vida de un grupo de japoneses, personificados en Suzuko y su familia, que, en unas circunstancias históricas concretas, se vieron impulsados a abandonar su residencia en el Japón rural para trasladarse al Manchukuo, un estado títere creado por el imperialismo japonés en Manchuria. Una historia digna de ser el tema de una novela dramática.  Pero, el libro ofrece mucho más, sitúa en todo momento estas biografías en los principales acontecimientos de la historia de Japón, del Manchukuo y de China. La obra, fruto de una larga labor investigadora, es pues una conexión de una biografía “sin licencias creativas” y una exposición histórica de unos años cruciales del s. XX.

De una parte, lo biográfico. La vida de Suzuko es la de una mujer fuerte que supo imponerse a una serie de circunstancias a veces muy dolorosas. Personifica la vida de muchos japoneses que pasaron por las mismas circunstancias. Suzuko nació en 1921 en el seno de una humilde familia de agricultores. Ante la precariedad de la vida en el campo, fue una joven que, como otras muchas,  tuvo que abandonar su pueblo para ir a trabajar a una fábrica textil cuyas condiciones laborales recordaban a las de las fábricas europeas de la primera fase de la industrialización. Dejó la fábrica en 1939 al casarse, un matrimonio concertado como era costumbre. 

En 1940, Suzuko con su marido, su madre y otros familiares, emigró al Manchukuo dentro del programa “Millones a Manchuria” alentado por el gobierno japonés para aliviar la presión demográfica especialmente de las áreas rurales. En Manchuria, estos colonos recibieron casa (a veces con algo de retraso) y lotes de tierras (expropiadas a sus anteriores propietarios lo que generó lógicas tensiones) y trataron de poner en funcionamiento pueblos que recordaban a los de su origen en Japón. La vida de los colonos cambió totalmente cuando, ya era patente la derrota de Japón, tropas rusas comenzaron a invadir Manchuria en agosto de 1945, muchos fueron llamados a filas entre ellos el marido de Suzuko. 

Tras una primera evacuación abortada, el ejército  ordenó a los colonos evacuar definitivamente. El 16 de agosto, Suzuko y otros 3000 colonos comenzaron una huida a pie en medio de grandes dificultades: falta de comida y agua, enfermedades, cansancio, ataques, etc. Se vivieron escenas dramáticas: abandono de los que no podían seguir, suicidios colectivos antes de caer en manos soviéticas… El 3 de septiembre, el ejército soviético les hizo prisioneros, el trato fue vejatorio y cruel. Con la retirada de las tropas rusas el control pasó a las tropas de Mao que  trataron mejor a los colonos. Ante las difíciles condiciones de supervivencia en un invierno tan duro que ni siquiera permitía enterrar a los cadáveres porque la tierra estaba helada, algunas mujeres se casaron con chinos o dieron sus hijos a familias chinas, ambas cosas eran consideradas una vergüenza. Suzuko también se casó con un campesino chino y tuvo un hijo con él.

Japón no mostró mucho interés por repatriar a los colonos, no obstante hubo varias repatriaciones entre 1946 y 1958. Suzuko decidió quedarse con su nueva familia china. En marzo de 1959 Japón emitió un  Decreto por el que declaraba fallecidos a aquellos de los no se hubiera tenido noticia durante 7 años. Fue el caso de Suzuko y de otros muchos. Los familiares de Suzuko organizaron su funeral y entierro. El primer marido de Suzuko fue repatriado y rehízo su vida en Japón. En 1972, decidió casarse, para ello obtuvo de un juzgado la certificación de la muerte de Suzuko. Tras el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre China y Japón, Suzuko pudo ponerse en contacto con su familia. El tribunal que había firmado su defunción hubo de “resucitarla” en julio de 1974. 

Suzuko visitó temporalmente Japón en dos ocasiones, en 1975 y en 1982 (ya había muerto su marido chino). Aparte de a su familia y convecinos, visitó su propia tumba. En 1986, Suzuko y cinco miembros de su familia regresaron a Japón para quedarse definitivamente hasta su muerte ocurrida en 1917.

Estas biografías se encuadran dentro de una serie de acontecimientos históricos que trajeron grandes cambios para Japón: la obligada salida de su tradicional aislamiento tras la acción del comodoro Perry y la firma de “Tratados Desiguales”; la Revolución Meijí de 1968 que supuso una total transformación de Japón, tanto en lo político como en lo económico; el nacimiento de un fuerte militarismo y un impulso colonial que apunta en un primer momento a Corea península “vasallo” de China; las dos importantes victorias japonesas primero sobre China (1894-5) y luego sobre Rusia zarista (1904-1905) con grandes consecuencias territoriales; los efectos de la Gran Depresión que alentaron  aún más el expansionismo; la ocupación de Manchuria en 1931 y la creación del estado títere del Manchukuo a cuyo frente, buscando legitimidad, pusieron al último emperador de China (Puyi) sometido totalmente a los militares japoneses; la nueva guerra contra China en 1937; la entrada en la guerra tras el bombardeo de Pearl Harbor; la derrota  en 1945 que, entre otras cosas, supuso el fin del Manchukuo; la entrada de las tropas soviéticas en Manchuria y la posterior ocupación por China. También se referencias importantes momentos de la historia china como la lucha nacionalistas-comunistas, la proclamación de la República Popular, el Gran Salto Adelante y sus funestas consecuencias o la Revolución Cultural durante la que hubo una auténtica caza de brujas contra posibles espías extranjeros lo que situó a los japoneses en el ojo del huracán.

En un interesante capítulo final, el autor hace un repaso a los lugares de Manchuria donde transcurre la vida de Suzuko. ¿Qué queda del Manchukuo? ¿Es visible hoy la huella japonesa? 

Hacen mucho más comprensible si cabe la lectura del libro las interesantes notas a pie de página, los apéndice (imágenes, mapas, términos japoneses…) y la bibliografía (obras, artículos online, vídeos y documentales).

Una obra muy interesante, de lectura muy recomendada, que rescata y hace visible uno de los muchos episodios de la historia del siglo XX que aparecen eclipsados por otros de mayor renombre. 

La obra en la Web de la Editorial:
 



4 comentarios:

Huepi dijo...

Lo estoy leyendo y es magnífico

Huepi dijo...

Lo estoy leyendo y es magnífico

Huepi dijo...

Lo estoy leyendo y es magnífico

Pedro Oña dijo...

Estoy totalmente de acurdo.

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