GABRIEL, Mary: “Victoria Woodhull. La vida de una
visionaria, sufragista y primera mujer candidata a la presidencia de los
Estados Unidos”. Ediciones Casiopea. 2018
No se va a aburrir el lector con la lectura de esta biografía
de Victoria Woodhul, escrita por Mary Gabriel, que acaba de publicar Ediciones
Casiopea. Se trata de la vida de una mujer inteligente, inquieta, impulsiva, un
tanto adelantada a su tiempo, inconformista y capaz de labrar su propio destino.
Sus atrevidos pensamientos y actuaciones despertaron fervientes entusiasmos y
furibundas críticas, casi a partes iguales.
La vida de Victoria Woodhull es una buena antología de
contrastes. He aquí algunos ejemplos. En 1838, nació en una familia numerosa y
pobre (su padre era un delincuente de poca monta) por lo que apenas recibió
educación, ello no fue obstáculo para que fundara periódicos, fuera una
conferenciante de gran éxito, escribiera diversos artículos o abriese con su
hermana una firma de corretaje para invertir (y especular) en la bolsa lo que
supuso un gran revuelo en el mundo financiero dominado totalmente por hombres.
Victoria, que tanto escandalizó con sus críticas al papel de la mujer dentro
del matrimonio convencional y con sus argumentos a favor del amor libre, acabó
casándose tres veces y llevando con su tercer marido una vida matrimonial lo
más parecida a lo que tanto había criticado. A la pobreza de su infancia cuando
hubo de ganar el sustento para su familia (junto con su hermana Tennesse) como
médium y supuesta sanadora física y espiritual lo que fue causa de algunas
denuncias contra ellas (nunca abandonó esta faceta de su vida, llegó a ser
Presidenta de la Asociación Norteamericana de Espiritualistas), se oponen sus
últimos años en los que disfrutó de una fortuna considerable que le permitió
llevar a cabo obras de carácter filantrópico en el pueblo al que se retiró a
vivir sus últimos años. A periodos de gran popularidad se opusieron otros de
demandas y acusaciones de diversa índole
que, en alguna ocasión, acabaron
con sentencias de prisión. Estos son solo algunos significativos ejemplos.
Tal vez la más destacable de sus muchas actividades fue la
lucha por la causa de la igualdad de derechos de la mujer. Durante unos años su implicación en
este tema fue máxima llegando a liderar algunos movimientos feministas de los
Estados Unidos. En junio de 1848, un grupo de hombres y mujeres, de talante más
bien moderado, aprobaron y publicaron la Declaración de Seneca Falls que puede
considerarse el arranque del movimiento feminista moderno, como objetivo
perseguía la igualdad legal y social de hombres y mujeres poniendo especial acento
en el derecho a voto. A raíz de esta declaración surgieron en Estados Unidos
(también en Europa) varios movimientos feministas que si bien tenían el mismo
objetivo a veces discrepaban en la forma de conseguirlo. Veinte años después de
Seneca Falls, Victoria decidió dedicarse a la lucha por conseguir la igualdad
de derechos de la mujer. En 1871, intervino en el Comité Judicial de la Cámara
de Representantes defendiendo que para legalizar el voto femenino no hacía
falta añadir una Enmienda a la Constitución sino interpretar correctamente las
enmiendas XIV y XV. Fue la primera mujer en dirigirse a este Comité. Sus ideas muy
radicales para su tiempo (especialmente en lo referente al matrimonio, al
divorcio, al amor libre, a la prostitución…), algunos escándalos familiares
interesadamente aireados y algunas demandas y calumnias acabaron por hacerla
perder el apoyo de los movimientos sufragistas, de tal forma que incluso hoy
aparece un poco relegada en algunas historias del movimiento feminista.
Victoria lee su argumentación en favor del derecho al voto de la mujer basándose en las Enmiendas XIV y XV de la Constitución de los Estados Unidos. Ilustración que aparece en la obra |
En 1870, al cumplir 32
años, presentó su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos apoyada
por el Partido por la Igualdad de Derechos. Fue la primera mujer en hacerlo. La
prensa lo presentó como algo insólito (ni siquiera había mujeres en el
Congreso). Aunque se esforzó por transmitir que su candidatura era seria, su
sueño presidencial duró poco.
Otra faceta a destacar en su vida fue la participación y
liderazgo en el mundo del movimiento obrero. En 1871, ella y su hermana
Tennesse se convirtieron en líderes de la recién creada Sección 12 de la AIT en
Nueva York. Su periódico (el Weekly) publicó una entrevista con K. Marx y el
Manifiesto Comunista (por primera vez en Estados Unidos). No mucho tiempo
después la Sección 12 fue expulsada del Consejo estadounidense de la AIT por
excitar a los trabajadores con sus posturas radicales sobre cuestiones
sociales, según la AIT los obreros debían centrarse en cuestiones laborales y
en el salario. K. Marx afirmó que era inevitable porque el grupo estaba
sembrando discordia. Una vez más, Victoria y su hermana se vieron abandonadas
por aquellos a los que habían defendido.
Estos períodos más agitados de su vida dieron paso a una
mayor tranquilidad desde 1877 cuando, tras trasladarse a Inglaterra, se enamoró
de J. B. Martin, futuro coheredero de uno de los bancos más antiguos de
Inglaterra. Se casaron seis años más tarde. Victoria puso mucho empeño en ser
una esposa respetable, centrada en su marido, sus hijos y el hogar. Este
matrimonio le aportó felicidad y tranquilidad emocional y económica. Tras
algunos años, volvió a su actividad, puso en marcha un nuevo periódico (The
Humanitarian) y volvió a defender la igualdad de la mujer pero de una forma más
moderada. Tras la muerte de su marido en 1897, heredó una fortuna considerable,
abandonó su mansión londinense y se trasladó a una casa de campo en Norton Park
pueblo en el que puso en marcha varias iniciativas para su modernización.
Victoria murió el 6 de junio de 1927 a la edad de 88 años tras
una vida llena de actividad y contrastes. Siete años antes se había aprobado la
Enmienda XIX de la Constitución de los Estados Unidos que extendía el voto a
las mujeres. Victoria antes de morir pudo ver cumplido uno de sus grandes
sueños.
Nos encontramos ante una obra bien documentada y
perfectamente encuadrada en su tiempo histórico que, a la vez que las
vicisitudes de la vida de Victoria, nos permite conocer la sociedad en que
vivió, especialmente la norteamericana de las tres últimas décadas del siglo
XIX. Completa el libro una amplia bibliografía y un útil índice
analítico.
La obra en la Web de la Editorial:
No hay comentarios:
Publicar un comentario