viernes, 3 de agosto de 2018

RESEÑA DE LA BIOGRAFÍA DE VICTORIA WOODHULL ESCRITA POR MARY GABRIEL. LA FASCINANTE HISTORIA DE UNA MUJER LUCHADORA, VISIONARIA Y DEFENSORA DE LA IGUALDAD DE DERECHOS DE LA MUJER


GABRIEL, Mary: “Victoria Woodhull. La vida de una visionaria, sufragista y primera mujer candidata a la presidencia de los Estados Unidos”. Ediciones Casiopea. 2018

No se va a aburrir el lector con la lectura de esta biografía de Victoria Woodhul, escrita por Mary Gabriel, que acaba de publicar Ediciones Casiopea. Se trata de la vida de una mujer inteligente, inquieta, impulsiva, un tanto adelantada a su tiempo, inconformista y capaz de labrar su propio destino. Sus atrevidos pensamientos y actuaciones despertaron fervientes entusiasmos y furibundas críticas, casi a partes iguales.


La vida de Victoria Woodhull es una buena antología de contrastes. He aquí algunos ejemplos. En 1838, nació en una familia numerosa y pobre (su padre era un delincuente de poca monta) por lo que apenas recibió educación, ello no fue obstáculo para que fundara periódicos, fuera una conferenciante de gran éxito, escribiera diversos artículos o abriese con su hermana una firma de corretaje para invertir (y especular) en la bolsa lo que supuso un gran revuelo en el mundo financiero dominado totalmente por hombres. Victoria, que tanto escandalizó con sus críticas al papel de la mujer dentro del matrimonio convencional y con sus argumentos a favor del amor libre, acabó casándose tres veces y llevando con su tercer marido una vida matrimonial lo más parecida a lo que tanto había criticado. A la pobreza de su infancia cuando hubo de ganar el sustento para su familia (junto con su hermana Tennesse) como médium y supuesta sanadora física y espiritual lo que fue causa de algunas denuncias contra ellas (nunca abandonó esta faceta de su vida, llegó a ser Presidenta de la Asociación Norteamericana de Espiritualistas), se oponen sus últimos años en los que disfrutó de una fortuna considerable que le permitió llevar a cabo obras de carácter filantrópico en el pueblo al que se retiró a vivir sus últimos años. A periodos de gran popularidad se opusieron otros de demandas y acusaciones de diversa índole  que, en alguna ocasión,  acabaron con sentencias de prisión. Estos son solo algunos significativos ejemplos.


Tal vez la más destacable de sus muchas actividades fue la lucha por la causa de la igualdad de derechos de la mujer. Durante unos años su implicación en este tema fue máxima llegando a liderar algunos movimientos feministas de los Estados Unidos. En junio de 1848, un grupo de hombres y mujeres, de talante más bien moderado, aprobaron y publicaron la Declaración de Seneca Falls que puede considerarse el arranque del movimiento feminista moderno, como objetivo perseguía la igualdad legal y social de hombres y mujeres poniendo especial acento en el derecho a voto. A raíz de esta declaración surgieron en Estados Unidos (también en Europa) varios movimientos feministas que si bien tenían el mismo objetivo a veces discrepaban en la forma de conseguirlo. Veinte años después de Seneca Falls, Victoria decidió dedicarse a la lucha por conseguir la igualdad de derechos de la mujer. En 1871, intervino en el Comité Judicial de la Cámara de Representantes defendiendo que para legalizar el voto femenino no hacía falta añadir una Enmienda a la Constitución sino interpretar correctamente las enmiendas XIV y XV. Fue la primera mujer en dirigirse a este Comité. Sus ideas muy radicales para su tiempo (especialmente en lo referente al matrimonio, al divorcio, al amor libre, a la prostitución…), algunos escándalos familiares interesadamente aireados y algunas demandas y calumnias acabaron por hacerla perder el apoyo de los movimientos sufragistas, de tal forma que incluso hoy aparece un poco relegada en algunas historias del movimiento feminista.

Victoria lee su argumentación en favor del derecho al voto de la mujer basándose en las Enmiendas XIV y XV de la Constitución de los Estados Unidos. Ilustración que aparece en la obra

En 1870, al cumplir 32 años, presentó su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos apoyada por el Partido por la Igualdad de Derechos. Fue la primera mujer en hacerlo. La prensa lo presentó como algo insólito (ni siquiera había mujeres en el Congreso). Aunque se esforzó por transmitir que su candidatura era seria, su sueño presidencial duró poco.

Ilustración que recoge la protesta de Victoria cuando la impidieron votar en las elecciones locales (1871) a pesar de no haber encontrado ningún obstáculo para inscribirse en el cento. Ilustración recogida en la obra.

 Otra faceta a destacar en su vida fue la participación y liderazgo en el mundo del movimiento obrero. En 1871, ella y su hermana Tennesse se convirtieron en líderes de la recién creada Sección 12 de la AIT en Nueva York. Su periódico (el Weekly) publicó una entrevista con K. Marx y el Manifiesto Comunista (por primera vez en Estados Unidos). No mucho tiempo después la Sección 12 fue expulsada del Consejo estadounidense de la AIT por excitar a los trabajadores con sus posturas radicales sobre cuestiones sociales, según la AIT los obreros debían centrarse en cuestiones laborales y en el salario. K. Marx afirmó que era inevitable porque el grupo estaba sembrando discordia. Una vez más, Victoria y su hermana se vieron abandonadas por aquellos a los que habían defendido.

Estos períodos más agitados de su vida dieron paso a una mayor tranquilidad desde 1877 cuando, tras trasladarse a Inglaterra, se enamoró de J. B. Martin, futuro coheredero de uno de los bancos más antiguos de Inglaterra. Se casaron seis años más tarde. Victoria puso mucho empeño en ser una esposa respetable, centrada en su marido, sus hijos y el hogar. Este matrimonio le aportó felicidad y tranquilidad emocional y económica. Tras algunos años, volvió a su actividad, puso en marcha un nuevo periódico (The Humanitarian) y volvió a defender la igualdad de la mujer pero de una forma más moderada. Tras la muerte de su marido en 1897, heredó una fortuna considerable, abandonó su mansión londinense y se trasladó a una casa de campo en Norton Park pueblo en el que puso en marcha varias iniciativas para su modernización. 


Victoria murió el 6 de junio de 1927 a la edad de 88 años tras una vida llena de actividad y contrastes. Siete años antes se había aprobado la Enmienda XIX de la Constitución de los Estados Unidos que extendía el voto a las mujeres. Victoria antes de morir pudo ver cumplido uno de sus grandes sueños.


Nos encontramos ante una obra bien documentada y perfectamente encuadrada en su tiempo histórico que, a la vez que las vicisitudes de la vida de Victoria, nos permite conocer la sociedad en que vivió, especialmente la norteamericana de las tres últimas décadas del siglo XIX. Completa el libro una amplia bibliografía y un útil índice analítico. 

La obra en la Web de la Editorial:



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