martes, 8 de enero de 2013

EL "VAGÓN DEL ARMISTICIO"

En el verano de 1918 la situación de Alemania era desesperada. El ejército está el límite y no puede reponer sus bajas, la desmoralización cunde entre la tropa. No está mejor la población civil que ve cómo aumentan sus restricciones (alimento, combustible...) hasta límites extremos.
 Es verdad que Alemania logró romper el frente occidental en la primavera, pero la escasez de medios, la llegada de tropas norteamericanas y el éxito de las ofensivas aliadas fueron la causa de que se frenara el avance y comenzara un retroceso de los ejércitos alemanes. Cuando las tropas aliadas entraron en Bélgica, algunos militares alemanes (Hindemburg, Ludendorff..) aconsejaron a los políticos que solicitaran el armisticio (luego acusarían a estos políticos de haberse rendido cuando aún estaban en condiciones de ganar la guerra). El Kaiser abdicó y huyó a Holanda, así que fueron los dirigentes de la nueva República los que firmaron el Armisticio en Rethondes dentro de un vagón de tren (vagón nº 2.419 de la Cía. Intl. de Wagons Lits). Era el 11 de noviembre de 1918.

Firma del Armisticio de la I Guerra Mundial

La Historia de este Vagón representa un poco la de las relaciones franco-alemanas en la primera mitad del s. XX. Cuando se produjo la capitulación de Francia en la II Guerra Mundial, Hitler quiso que se firmase en el mismo lugar y en el mismo Vagón. Fue preciso sacar al Vagón del museo en el que se encontraba (a través de un hueco practicado en la pared)  y trasladarlo al claro de Rethondes.

En la foto se ve cómo sacaron los alemanes al Vagón de su museo


El mismo Vagón en la firma del Armisticio en la II Guerra Mundial

Posteriormente, el Vagón y la lápida conmemorativa de la rendición alemana fueron trasladados a Berlín donde el Vagón se exhibió como un trofeo de guerra. En 1945, en pleno avance de las tropas aliadas, temiendo que se apoderasen de él, se ordenó su traslado a lugares más seguros dentro de Alemania. El Vagón inició un  peregrinaje hasta acabar en Crawinkel donde las SS recibieron orden de destruirlo. Los americanos, cuando entraron en este lugar, sólo pudieron encontrar fragmentos.
Tras acabar la II Guerra Mundial, las autoridades francesas encargaron a la empresa CIWL (constructora de este vagón) la reconstrucción de un “Vagón del armisticio”. El meticuloso trabajo se hizo sobre el chasis y estructura de un vagón similar que se pudo encontrar tras una búsqueda por varios lugares del mundo (Finlandia, Grecia, Rumania, Belgica, Marruecos, Turquia, China...). El 11 de noviembre de 1950 (fecha del Armisticio de la I Guerra Mundial), en el reconstruido edificio situado en la también explanada de Compiegne (Rethondes), se instaló con todos los honores el "Vagón del armisticio".

El Vagón como puede verse actualmente

El Claro del Armisticio actualmente con el edificio que cobija al vagón:




2 comentarios:

Cayetano dijo...

Desde la guerra francoprusiana, Alemania y Francia estuvieron devolviéndose las humillaciones de forma alterna. Esa historia del vagón lo ilustra perfectamente.
Hitler tenía obsesión por convertir los vagones en despachos. En otro tren en Hendaya también se entrevistó con Franco.
Un saludo.

Pedro Oña dijo...

¡Buena idea esa de los vagones en despachos!
Feliz año, Cayetano

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