lunes, 22 de mayo de 2017

LA DICTADURA DE STALIN (I). ÉPOCA DE CONTRASTES ¿FUE STALIN FIEL SEGUIDOR DE LA OBRA DE LENIN?


La dictadura de Stalin fue una época de fuertes contrastes, paralelamente a una férrea dictadura basada en el terror, la URSS conoció un fuerte desarrollo industrial y una modernización económica. Tal vez ambos fenómenos estén interrrelacionados como sugiere el siguiente texto de Hobsbawm

“Stalin, que presidió la edad de hierro de la URSS, fue un autócrata de una ferocidad, una crueldad y una falta de escrúpulos excepcionales, o a decir de algunos, únicas. Pocos hombres han manipulado el terror en tal escala. No cabe duda que bajo el liderazgo de cualquier otra figura del Partido Bolchevique, los sufrimientos de los pueblos de la URSS hubieran sido menores, al igual que la cantidad de víctimas. No obstante, cualquier política de modernización acelerada de la URSS, en las circunstancias de la época, hubiera resultado forzosamente despiadada, porque habría que imponerla contra la mayoría de la población, a la que se condenaba a grandes sacrificios, impuestos en gran medida por la coacción. La economía de dirección centralizada, responsable mediante los planes de llevar a cabo esta ofensiva industrializadora, estaba más cerca de una operación militar que de una empresa económica”. (Hobsbawm, 1997).


¿Fue Stalin un continuador-adaptador de la obra de Lenin o, por el contrario, traicionó sus ideas políticas? ¿Fue la dictadura estalinista una consecuencia necesaria de la Revolución, o, por las propias circunstancias, deformó la que hubiera sido la evolución lógica del régimen revolucionario? Las dos disyuntivas han sido sostenidas por autores de diversos signos. Tal vez las ostensibles diferencias entre el estado de Lenin y el de Stalin sean el resultado de las diferentes épocas que les tocó vivir. 




Stalin procuró presentarse a sí mismo como el fiel continuador de la obra de Lenin, como el guardián de la ortodoxia de su ideario. En las fotografías "oficiales" siempre aparece junto a Lenin lanzando el mensaje de que es su único sucesor. Esto fue aprovechado por Stalin para su ascenso dentro del Partido y para llegar a detentar el poder absoluto.



Stalin va acumulando un poder cada vez más absoluto, controla todo. Según Medvedev, la historia soviética desde 1.930 comienza a escribirse en clave estaliniana. Su liderazgo se basó en un dominio absoluto del Partido.


La toma de decisiones se centralizó hasta límites insospechados. No estaba permitida la crítica, solo quedaba la obediencia ciega, como si el Secretario General del Partido (Stalin) fuera infalible. El poder de Stalin acabó siendo omnímodo. La constitución de 1936 (me ocuparé de ella en una entrada próxima) configuró el estado totalitario de Stalin.

Stalin controlaba todo el mundo de la información, publicar algo que no era de su agrado político podía acarrear graves sanciones. Manejaba a su antojo el mundo de la propaganda para resaltar su obra llena de éxitos, sin ningún fracaso. La cultura y el arte quedaron bajo el control del poder político

Stalin era el gran timonel que, con mano segura, llevaba a buen puerto la nave de la URSS.




En próximas entradas me ocuparé de otros aspectos de esta dictadura como el culto a la personalidad, las purgas, la represión y el terror que con los que se acalló y eliminó a la oposición.




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