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jueves, 18 de noviembre de 2021

CAUSAS DE LA EXPANSIÓN IMPERIALISTA (II): ECONÓMICAS

  "La política colonial es hija de la industrialización" (JULES FERRY).

"La fundación de colonias es el mejor negocio en el que se pueden invertirse los capitales de un viejo y rico país" (LEROY-BEAULIEU,  1.870).

 Las metrópolis, en la expansión colonial, buscan:

1) NUEVOS CAMPOS DE INVERSIÓN. En préstamos, construcción de vías férreas o puertos, establecimientos para elaborar materias primas locales, etc. Las inversiones fueron muy numerosas, por ejemplo los ingleses, en 1.914, tenían intervenidos fuera de Gran Bretaña unos 20.000 mill. de Dólares o sea, un cuarto de su riqueza nacional. Las inversiones en las colonias generaba unos mayores intereses y ganancias mientras que en las propias metrópolis había menos ocasiones para invertir con ganancia similar. Además, estas inversiones acabaran permitiendo el control del país objeto receptor de la inversión, por ejemplo el Imperio Otomano, al no poder devolver los préstamos, ingresa gran cantidad de dinero en una Caja de Control regida por los Occidentales. Otros ejemplos: Egipto que acabó bajo control inglés o China que tuvo que firmar los Tratados Desi­guales y la autorización a la penetración occidental lo que provocó el levantamiento de los Boxers y el sitio  de las Legaciones (55 días en Pekín) de 1.900 que fracasó por la acción concertada de las potencias bajo mando alemán. Las grandes compañías por acciones son uno de los grandes agentes dela colonización.

Fuente: Edit. Vicens Vives.


2) MATERIAS PRIMAS O DE PRODUCTOS COLONIALES CON GRAN CON ACEPTACIÓN EN EL MERCADO EUROPEO.  Materias primas esenciales para la industria metropolitana como algodón, caucho, todo tipo de minerales, etc. También productos coloniales que gozan de gran aceptación entre la población occidental de alto nivel de vida como la seda, el té, el café, el cacao, etc.

"Cuanto más adelantado se halla el desarrollo del capitalismo, cuanto con mayor agudeza se siente la insuficiencia de materias primas, cuanto más dura es la competencia y la caza de las fuentes de materias primas en todo el mundo, tanto más encarnizada es la lucha por la adquisición de colonias..." LENIN.

3) MERCADOS. Para dar salida a la producción europea que presenta una superproducción especialmente desde la crisis de 1873. La crisis hizo que muchos países comenzasen a adoptar una política proteccionista. Así pues, era muy ventajoso controlar los mercados de las propias colonias y crear un amplio mercado libre para los productos propios y con barreras arancelarias para los de otros países. Existe un nexo evidente entre proteccionismo y expansión imperialista.

"El consumo en Europa está saturado: es imprescindible descubrir nuevos filones de consumidores en otras partes del mundo". J. Ferry.

"Este estado de la cuestión en la economía es la raíz del imperialismo. Si los consumidores de este país pudieran elevar tanto su nivel de consumo que fueran capaces de avanzar a la por que las fuerzas de producción, no habría ningún excedente de mercancías y capital capaz de exigir del imperialismo el descubrimiento de nuevos mercados (...). El imperialismo es el esfuerzo de los grandes dueños de la industria paro facilitar la salida de su excedente de riqueza, buscando vender o colocar en el extranjero las mercancías o los capitales que el mercado interior no puede absorber". John Hobson. El imperialismo. 1902.

4) MANO DE OBRA BARATA. Esta mano de obra, muy barata, sin derechos laborales y que, en muchos lugares, roza las condiciones de mano de obra esclava. Tal vez el ejemplo más cruel sea la explotación de la mano de obra en el Congo por Leopoldo de Bélgica, un breve resumen tomado de La Vanguardia:


"... Leopoldo explotó el territorio a sus anchas. El nuevo estado fue administrado de modo privado por el monarca hasta 1908. Con préstamos concedidos por el Estado, desarrolló las infraestructuras necesarias para la explotación de las riquezas de la colonia. El marfil y el caucho fueron las materias primas más rentables. Su explotación necesitaba del trabajo sin descanso de los nativos, para lo cual el nuevo estado y su propietario no dudaron en consentir los métodos más crueles: amputaciones de manos, encadenamientos, secuestros y latigazos se convirtieron en prácticas corrientes. La Force Publique, un ejército privado formado por más de quince mil hombres, era la mano ejecutora de la ley y el orden. Los oficiales de este ejército eran blancos, de diferentes países europeos, y sus soldados eran negros, primero mercenarios hausas y de Zanzíbar y progresivamente pobladores locales. Los dirigentes de las bases comerciales cobraban por incentivos de productividad y, para conseguir mayores beneficios, exigían a los indígenas hasta donde fuera necesario, muchas veces hasta la muerte.
Para la obtención del marfil y el caucho se recurría al trabajo en condiciones cercanas a la esclavitud. A los congoleños se les asignaban objetivos concretos de producción, y los métodos de coerción que se les aplicaban incluían los secuestros de mujeres y niños para que los hombres trabajaran. Estos rehenes morían con frecuencia por malos tratos y desnutrición, y solo eran liberados a partir de la entrega de cierto volumen de mercancía. Otro método punitivo consistía en los incendios y ataques directos contra poblados que no satisfacían los planes de explotación. A partir de 1896, la demanda del caucho en los mercados internacionales se disparó. De esta manera, las inversiones de Leopoldo se transformaron en unos beneficios millonarios que ya no cesarían hasta su muerte. Pero el aumento de la demanda no hizo más que agudizar la crueldad de los administradores coloniales. Los castigos hacia los indígenas por no cumplir las expectativas de producción derivaban en asesinatos masivos “ejemplarizantes” de la mano de la Force Publique. La cantidad de víctimas de este abominable régimen se elevó a la dramática cifra de entre cinco y diez millones de personas asesinadas durante el dominio del soberano belga..." 

Una de las fotos de este artículo de La Vanguardia






CAUSAS DE LA EXPANSIÓN IMPERIALISTA (I): DEMOGRÁFICAS


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