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lunes, 3 de febrero de 2020

NAGASAKI, LA CIUDAD SOBRE LA QUE LOS NORTEAMERICANOS LANZARON LA SEGUNDA BOMBA ATÓMICA


Tres días después  del lanzamiento de la bomba sobre Hiroshima, los norteamericanos lanzaron otra sobre la ciudad de Nagasaki, era el 9 de agosto de 1945. El día anterior, Stalin había declarado la guerra a Japón y sus tropas invadieron Manchuria.

La bomba, denominada Fat Man por su abultado aspecto, era un artefacto de plutonio 239, de 3,6 metros de largo y 4,6 toneladas de peso. Era una bomba más potente que la lanzada sobre Hiroshima. La siguiente imagen da más detalles sobre la bomba:


Nagasaki no era, en principio, el objetivo elegido. El B-29 "Bock’s Car" que transportaba la bomba despegó de la base de Tinian (islas Marianas) con el objetivo de arrojarla sobre Kokura, una ciudad plana. Una atmósfera de niebla y humo impidió al piloto localizar el punto de referencia, ante este inconveniente  se dirigió a Nagasaki. Lanzó la bomba el 9 de agosto de 1945, a las 11 horas y 2 minutos. Detonó a 550 metros sobre la ciudad.







Esta bomba causó 73.884 muertos y 74.909 heridos, además de los daños mentales y físicos que afectaron ala población los días, meses y años siguientes, secuelas similares a las sufridas por la población de Hiroshima. Los edificios situados cercanos al epicentro se evaporaron debido a las altas temperaturas que se alcanzaron, 70 % de los edificios de la ciudad quedaron destruidos.



La desvatación de Nagasaki hubiera sido mayor de no estar la ciudad protegida por unas colinas:


El avión que transportó la bomba hoy está expuesto en  el Museo Nacional de la Fuerzas Aéreas de Estados Unidos (Dayton, Ohio).



Si las razones aducidas por Estados Unidos para el lanzamiento de la bomba sobre Hiroshima (ahorrar vidas humanas) son muy discutibles, no existe ninguna justificación para el lanzamiento de la bomba en Nagasaki cuando Japón estaba al borde la rendición. Cinco días después de Nagasaki se rindió Japón.


Museo de la Bomba en Nagasaki


TESTIMONIO DE UN MÉDICO DE NAGASAKI
Nos hemos encontrado sepultados bajo las ruinas del hospital (...). Curiosamente no ha habido ningún ruido. Aparentemente no estoy herido. Pronto empiezan a llegar enfermos del hospital y gentes de fuera. Están todos heridos, desnudos, ensangrentados y sin piel. Rostros calcinados, color ceniza, casi negros, los cabellos hirtusos... Se arrastran, no pueden sostenerse en pie. Miro al exterior. Todo está en llamas, la ciudad ha desaparecido (....).
Takashi Nagai, publicado en el periódico "Asahi"; citado en : D. FRANCOIS: cit., pág. 229.

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