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martes, 3 de marzo de 2020

RESEÑA DE "BREVE HISTORIA DEL ROMANTICISMO, REALISMO, IMPRESIONISMO Y MODERNISMO" de C. J. Tarandilla de la Varga


TARANILLA DE LA VARGA, C. J. Breve historia del Romanticismo, Realismo, Impresionismo y Modernismo. Madrid: Nowtilus, 2020.


La variedad de acontecimientos y procesos que sucedieron durante el siglo XIX hacen muy atractivo el estudio de esta centuria. Por citar los más importantes: las actuaciones y el fin del Imperio Napoleónico, la Restauración tras su caída, las revoluciones burguesas cuyos dos principales motores fueron el Liberalismo y el Nacionalismo, las relaciones internacionales dentro de los sistemas bismarckianos, las unificaciones de Italia y Alemania, la “paz armada” de finales de siglo, la creciente industrialización, la aparición y consolidación del movimiento obrero, el imperialismo… De todo esto, haciendo especial hincapié de la tan trepidante evolución política en España se ocupa el autor en el primer capítulo del libro. Es lógico, ya que este es el marco político en el que se va a desarrollar y evolucionar el arte del s. XIX.


También fue muy rica le evolución del mundo del arte, sucediéndose varios movimientos artísticos. Este ensayo divulgativo, es un recorrido riguroso por todos ellos, señalando sus características más significativas, los artistas y sus obras principales (analizando con cierto detalle las más representativas), la relación de unos movimientos con otros… 


A comienzo del siglo, seguía triunfando el Neoclásico, estilo iniciado en las últimas décadas del XVIII. Desde los años veinte se impone el romanticismo como reacción a los cánones neoclásicos: fantasía, pasión e imaginación frente al racionalismo clásico, la línea curva se impone sobre la recta, el dinamismo frente al reposo, el color sobre el dibujo… En fecha tan temprana como 1918-19, la “Balsa de la medusa de Gericault estaba en las antípodas de los cánones neoclásicos.  La nostalgia del pasado lleva a los románticos a abrazar causas que consideran heroicas como la independencia griega o la participación del pueblo en las grandes revoluciones, buena muestra de ello es “La libertad guiando al pueblo” de Delacroix,  un homenaje al pueblo revolucionario. Se hace un repaso a la obra de los principales pintores románticos: Gericault, Delacroix, W. Blake, los Prerrafaelitas con sus estética arcaizante; los retratistas ingleses, los paisajistas Constable y Turner, Friedrich, los Nazarenos alemanes, los románticos españoles seguidores de Goya, retratistas (como Vicente López, F. de Madrazo…), etc.

En arquitectura, volviendo la vista al pasado se impuso el historicismo y el eclecticismo. Hubo un revival del gótico, el neogótico que se extendió por Inglaterra, Francia, Alemania y España y se manifestó en la restauración de viejas catedrales y construcción de otras nuevas. En este campo hay que destacar la labor del arquitecto de los monumentos góticos franceses, Viollet-le-Duc, la restauración que hizo de muchos de ellos (Notre Dame, Sainte Chapelle,  Saint Denis, Catedral de Amiens,  S. Sernín de Toulouse…) le acarreó muchas críticas ya que su reinterpretación se tradujo en una pérdida de identidad de los edificios. También se construyeron edificios en estilo neorrománico. El eclecticismo  se convirtió en el estilo del II Imperio francés, dejó gran impronta en el remodelado París del barón Haussmann. Se extendió porn Bélgica, Holanda, Alemania… Acaba el capítulo con un detallado análisis de la gran actividad constructiva en muchas ciudades de España y Latinoamérica.


Como reacción a la fantasía romántica surgió el realismo que buscaba una representación de la realidad lo más fiel posible, especialmente la vida cotidiana de la clase obrera. El autor hace un repaso a la escultura realista en Francia y España. En pintura francesa, alemana e italiana los temas principales son el paisajismo como una copia directa de la realidad (Escuela de Barbizon, Corot…), los temas costumbristas y el retrato. Dedica unas líneas a la pintura histórica, un género genuinamente español: Casado del Alisal, E. Rosales, A. Gisbert, F. Pradilla, etc.


El gran crecimiento de las ciudades derivado de la pujante industrialización planteó la necesidad de la planificación urbana. En este sentido, el autor se va a ocupar de la ciudad jardín ideada  por el británico E. Howard como una propuesta alternativa a las insalubres ciudades inglesas, la ciudad lineal de A. Soria y los ensanches burgueses de las ciudades españolas cuyos modelos fueron el de Barcelona y el de Madrid.



La industria aportó dos nuevos materiales a la construcción que se maridaron perfectamente: el hierro y el cristal. Estos nuevos materiales dieron nuevas posibilidades a la arquitectura. El Iron Bridge sobre el río Severn en Coalbrookdale en el s. XVIII abrió el camino a la gran cantidad de puentes y viaductos construidos en el s. XIX sobre los que discurrían carreteras y ferrocarriles. Estos nuevos materiales permitieron cubrir grandes espacios como los de las estaciones de ferrocarril, pabellones para exposiciones, grandes mercados,  almacenes comerciales, grandes galerías urbanas… En la obra, se analizan las diversas realizaciones de este tipo en Francia, Inglaterra, Italia, España y Estados Unidos (los arquitectos de la Escuela de Chicago van a abrir el camino a los modernos rascacielos). La Torre Eiffel, levantada para las celebraciones del centenario de la Revolución Francesa, se ha convertido en un icono universal de la utilización del hierro. 

El capítulo seis lo dedica al impresionismo y el posimpresionismo. Analiza las características básicas del impresionismo y los grandes maestros: Monet, Manet, Renoir, Degas, Sisley, Pisarro, Maru Cassat, Berthe Morisot, Sorolla… bien es verdad que muchos de ellos no fueron impresionistas en todas las etapas de su pintura. Se ocupa del Puntillismo (Seurat, Signac, Regoyos…) y termina el capítulo con el análisis de la obra de tres pintores que abren el camino a movimientos artísticos del s. XX: Van Gogh. Gauguin y Cezanne.



En el capítulo siete lo dedica a la evolución del arte desde el simbolismo al modernismo. Analiza la pintura simbolista, la Escuela de Pont-Aven, los Nabis, el movimiento Arts and Crafts y, de forma más detallada el modernismo que se desarrolló desde finales del XIX. La arquitectura modernista, ya sea en su corriente floral (V. Horta) o en su corriente geométrica, se extendió por toda Europa. Describe sus principales realizaciones. El modernismo fue más allá de la arquitectura, llegó a la pintura (Toulouse-Lautrec, G. Klimt…), a las artes suntuarias y decorativas, a la orfebrería, a la joyería, a la cerámica, a la porcelana, a las artes gráficas, etc. Un apartado especial ocupa el modernismo en España,  pintura (en alguna etapa de su vida fueron modernistas I. Nonell, R. Casas, S. Russinyol, M. Utrillo y P. Ruiz Picasso) y  arquitectura (Gaudí, Domenech i Montaner, Puig i Cadafalch, J. Vilaseca, J. Grases Riera…).


Cierra la obra un capítulo dedicado a dos grandes genios que vivieron entre el XX y el XX. El primero de ellos, el escultor Rodin cuya obra no puede adscribirse a ninguna tendencia artística concreta, aunque se considera modernista al ser contemporáneo de este movimiento. Y el gran genio de Gaudí, un artista independiente cuya obra va a pasar por diferentes etapas y que va a dejar un rico legado de obras especialmente en Barcelona (Pabellones Güell, Parque Güell, Casa Batlló, Casa Milá, La Sagrada Famila, etc.) aunque también dejó alguna magnífica realización fuera de Cataluña como el Capricho de Comillas, el Palacio episcopal de Astorga o la Casa Botines de León.


Una buena y escogida colección de imágenes y un extenso glosario de términos ilustrado ayudan a comprender mejor el texto.


La obra en la Web de la Editorial:

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