Tras el atentado de Sarajevo, rápidamente, se van a suceder las reacciones de las potencias.
Austria va a ser la primera en hacerlo. El asesinato era una afrenta imperdonable. Hay muchos que quieren aprovechar el atentado para hundir el nacionalismo serbio. Muchos de los más importantes políticos austriacos eran partidarios de llevar el castigo a Serbia hasta la guerra si era necesario. Por el contrario, Tisza, el Primer Ministro húngaro, se opuso a la Guerra temiendo que acabase con la posición húngara dentro del Imperio. La prensa austriaca emprendió una campaña de gran indignación contra Serbia que influyó en la opinión pública partidaria de duras medidas contra Serbia.
Austria va a ser la primera en hacerlo. El asesinato era una afrenta imperdonable. Hay muchos que quieren aprovechar el atentado para hundir el nacionalismo serbio. Muchos de los más importantes políticos austriacos eran partidarios de llevar el castigo a Serbia hasta la guerra si era necesario. Por el contrario, Tisza, el Primer Ministro húngaro, se opuso a la Guerra temiendo que acabase con la posición húngara dentro del Imperio. La prensa austriaca emprendió una campaña de gran indignación contra Serbia que influyó en la opinión pública partidaria de duras medidas contra Serbia.
Antes de actuar, Austria debía conocer la posición de Alemania que iba a resultar decisiva. Desde comienzos de julio el Kaiser veía la posibilidad de acabar con el nacionalismo serbio, "ahora o nunca" diría el 3 de julio. En Berlín se pensaba que no había que obstaculizar una acción austriaca contra Serbia aunque se llegase a la Guerra. Además, el Canciller alemán Bethmann Hollweg creía que el bloque enemigo se fortalecía con el tiempo (le preocupaba especialmente el aumento de poder de Rusia) por lo que no había que darle más largas; si, como parecía, había que hacer la Guerra, lo mejor era cuanto antes, tanto más si el Estado Mayor alemán aseguraba que podían salir airosos del conflicto. Ya el 5 de julio Guillermo II afirmaba abiertamente que el apoyo alemán al Imperio Austro-Húngaro se extendía también al caso de Guerra contra Serbia (era una especie de “cheque en blanco” para Austria).
Rusia, por su parte, anunció que no toleraría una intervención Austriaca en Serbia. Por aquellos días, el francés Poincaré, de visita en Rusia, aconseja apoyar a Serbia, para lo que Rusia contaría con el apoyo francés (antes de ser conocidas sus declaraciones Austria había entregado el ultimátum a Serbia). Es posible que Francia concediese también un "cheque en blanco" a Rusia.
Muchos dirigentes austriacos pensaban que Rusia, en caso de que Alemania ejerciese sobre ella una presión suficiente, se contentaría con adoptar una actitud amenazadora. De modo parecido se pensaba en Alemania donde, además, se creía que, en el remoto supuesto de que Rusia se decidiera a intervenir, no sería secundada por Francia e Inglaterra ya que estas potencias no tenían intereses básicos en los Balcanes (ello significaría la ruptura de la Entente).
En Rusia no creía tener concluido el programa de armamento para una guerra, eran conscientes de que enemigo a batir no era Austria-Hungría, sino Alemania.
Tras contar con el beneplácito alemán, el gobierno austro-húngaro envió un ultimátum a Serbia el 23 de julio exigiendo que el gobierno serbio se comprometiese a cumplir varios puntos:
Tras contar con el beneplácito alemán, el gobierno austro-húngaro envió un ultimátum a Serbia el 23 de julio exigiendo que el gobierno serbio se comprometiese a cumplir varios puntos:
ULTIMÁTUM DE AUSTRIA-HUNGRÍA A SERBIA
"La historia de estos últimos años, y especialmente los acontecimientos dolorosos del 28 de junio, han demostrado la existencia en Servia de un movimiento subversivo cuyo fin es separar de la Monarquía austro-húngara algunas partes de sus territorios. Este movimiento, que ha ido creciendo ante los ojos del gobierno servio, ha llegado a manifestarse más allá del territorio del reino con actos de terrorismo, con una serie de atentados y muertes.
El gobierno real servio nada ha hecho para suprimir este movimiento. Ha tolerado la actividad criminal de las diferentes sociedades y asociaciones dirigidas contra la Monarquía, el lenguaje desenfrenado de la prensa, la glorificación de los autores de los atentados, la participación de oficiales y de funcionarios en los actos subversivos, una propaganda malsana en la opinión pública. [...]
El gobierno imperial y real se ve obligado a pedir al gobierno servio la formulación oficial de que condena la propaganda dirigida contra la Monarquía austro-húngara, es decir, al conjunto de las tendencias que aspiran como último fin a separar de la Monarquía algunos de sus territorios y que se compromete a suprimir, por todos los medios, esta propaganda criminal y terrorista [...].
El gobierno real servio debe comprometerse:
1) A suprimir toda publicación que excite al odio y al desprecio de la Monarquía [...]
2) A disolver inmediatamente la sociedad llamada «Narodna Odbrana» (Mano Negra) y a confiscar todos sus medios de propaganda [...]
3) A eliminar sin demora de la instrucción pública en Servia [...] todo lo que sirva o pueda servir a fomentar la propaganda contra Austria-Hungría;
4) A separar del servicio militar y de la administración a todos los oficiales y funcionarios culpables de la propaganda contra la Monarquía austro-húngara, de los cuales el gobierno imperial y real se reserva el comunicar los nombres y los hechos al gobierno real;
5) A aceptar la colaboración en Servia de los órganos del gobierno imperial y real en la supresión del movimiento subversivo dirigido contra la integridad territorial de la Monarquía;
6) A abrir una encuesta judicial contra los participantes en el complot del 28 de junio que se encuentran en territorio servio. Los órganos delegados por el gobierno imperial y real tomarán parte en las investigaciones correspondientes;
7) A proceder con urgencia al arresto del comandante Voislav Tankositch y de Milan Ciganovitch, empleados del Estado servio, comprometidos, según los resultados de la instrucción, en Sarajevo;
8) A impedir el concurso de las autoridades servias en el tráfico ilegal de armas y de explosivos a través de la frontera;
9) A dar al gobierno imperial y real explicaciones sobre los propósitos injustificables de los altos funcionarios servios que no han dudado después del atentado del 28 de junio, en expresarse de una manera hostil hacia la Monarquía austro-húngara [...]
10) A advertir, sin demora, al gobierno imperial y real de la ejecución de las medidas comprendidas en los puntos precedentes.
El gobierno imperial y real espera la respuesta del gobierno real lo más tarde hasta el sábado, 25 de este mes, a las cinco horas de la tarde".
23 de julio de 1914
Antes de expirar el plazo del ultimátum, Rusia comunicó que no aceptaría ninguna intromisión de Austria en Serbia. Ante el gran aumento de la tensión, Francia y Rusia aconsejaron a Serbia que aceptase los puntos del ultimátum, excepto el 5 y el 6.
En su respuesta, Serbia se comprometía a aceptar la mayoría de los puntos, pero rechazando los números 5 y 6
RESPUESTA DE SERBIA AL ULTIMÁTUM DE AUSTRIA-HUNGRÍA
El gobierno real servio se compromete [el gobierno servio respondió aceptando todas las cláusulas que se le propusieron, salvo las siguientes]:
[...]
5) El gobierno real debe confesar que no se da cuenta claramente del sentido y del alcance de la demanda del gobierno imperial y real tendente a que Servia se comprometa a aceptar sobre su territorio la colaboración de los órganos del gobierno imperial y real. Pero declara que aceptará toda colaboración que responda a los principios del derecho internacional y del procedimiento criminal [...]
6) El gobierno real, es obvio, considera su deber abrir una investigación contra aquellos que están o que, eventualmente, hayan estado complicados en el complot [...]. En cuanto a la participación en tal encuesta de los agentes de las autoridades austro-húngaras que serían delegadas a este efecto por el gobierno imperial y real, el gobierno real no puede aceptarlo porque esto sería una violación de la Constitución y de la ley sobre el procedimiento criminal. [...]
La argumentación de Serbia para negarse a aceptar los puntos 5 y 6 era muy lógica, ya que implicaba una pérdida clara de su soberanía. El apoyo ruso hizo mantenerse firme a Serbia en esta negativa.
Austria respondió a Serbia por medio de un telegrama (28 Julio):
"Como el Gobierno real de Serbia no ha respondido de una manera satisfactoria a la nota enviada anteriormente, el Gobierno Imperial y Real se encuentra en la necesidad de proveer por sí mismo a la salvaguarda de sus intereses y de recurrir, a tal efecto, a la fuerza de las armas".
Comienzo del telegrama enviado por Austria-Hungría a Serbia escrito en francés |