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miércoles, 16 de marzo de 2016

LA REVOLUCIÓN DE 1848 EN TIERRAS ITALIANAS



En Italia, las fuerzas revolucionarias son el liberalismo que trata de derribar el absolutismo y, en el norte, el nacionalismo antiaustriaco. Algunos cambios parecían favorecer ahora los que liberales y nacionalistas:

El rey Carlos Alberto
  • El rey Carlos Alberto de Piamonte apuestó por el liberalismo y se entregó a la causa nacionalista. Fue un cambio sustancial, pues, anteriormente, se había mostrado más partidario de una alianza con Metternich para combatir el Liberalismo que de intentar sacudir el dominio austriaco del norte de Italia. Desde 1.847 adoptó ciertas medidas liberales y en 1848 promulgó una Constitución. Cavour le advirtió de que si no apoyaba el levantamiento revolucionario podía perder el trono.

Pio IX
  • En 1846 fue elegido Papa Pío IX que era mucho más abierto que su antecesor. Parecía partidario de la Unidad Italiana. Inició su pontificado con una serie de reformas liberales: proyecto de una Asamblea Consultiva, reforma de la legislación civil, autorización para publicar periódicos… Estas reformas no parecieron gustar a muchos: los Cardenales trataron de boicotearlas y a los partidarios de Mazzini les parecieron muy poca cosa. Cuando estalló la Revolución de 1848 en Europa, el Papa pidió la bendición divina para Italia lo que se interpretó como un signo de su nacionalismo; sin embargo, cuando los movimientos del 48 alcanzaron cierta virulencia, el Papa decidió apoyar a los conservadores.


La revolución se inició en Nápoles, donde fue duramente reprimida por las tropas borbónicas. El movimiento se extendió más tarde a Sicilia donde Fernando II, impotente, no tuvo más remedió que aceptar una constitución. Es de destacar que los levantamientos en el sur de Italia sólo tuvieron un componente liberal. 

La Revolución se extendió por diversos territorios italianos del centro y norte de la Península. Las tropas austriacas en Italia (unos 100.000 hombres muy diseminados y mal entrenados) no podían detenerla. Además, el Imperio Austro-Húngaro tenía que atender a la revolución en su propio territorio.

En Venecia, las tropas austriacas se rindieron y se proclamó la República. El general austriaco Radetxky salvó su ejército retirándolo a las plazas fortificadas del "cuadrilátero" (Peschiera, Mantua, Verona y Legnano).

En este contexto, el rey de Piamonte declaró la guerra Austria (23 de marzo de 1848). Marchó sobre Lombardía, entró en Milán (de donde habían expulsado a las tropas austriacas los días 18-20 de marzo) y en Venecia, esperando incorporar estos territorios a la Casa de Saboya. 


Pronto iban a cambiar las cosas al no llegar la prometida ayuda francesa. Se produjo la victoria de las tropas austriacas de Radetzky en Custozza (julio). Carlos Alberto tuvo que firmar el armisticio. Los austriacos recuperaron Lombardía y el Véneto (salvo la propia ciudad de Venecia, "agazapada" en el fondo de su laguna).

Los revolucionarios italianos reaccionaron y lograron proclamar la república en varios sitios, entre ellos en Toscana (de donde expulsaron al Gran Duque) y en los Estados Pontificios



El Papa, tuvo miedo (sobre todo desde el momento en que el 15 de noviembre asesinaron en su presencia a su ministro Rosi) y huyó a Gaeta. Pio IX, con esta huida, perdió su fama de nacionalista y liberal (es más, en 1864, acabaría publicando su famoso "Syllabus de Errores" en el que advertía a los católicos de los peligros del Liberalismo.

Tras la huida del Papa, en los Estados Pontificios se proclamó la República. Los Gobernantes de la nueva República Romana parecían encarnar la causa nacionalista italiana en este momento, sobre todo tras el fracaso de Carlos Alberto. El 8 de enero de 1.849 se proclamó oficialmente esta República asumiendo los poderes un triunvirato: Mazzini, Armellini y Suffi.

Patriotas italianos proclaman la República en Roma



Como he señalado en una entrada anterior, fueron tropas francesas (de Luis Napoleón Bonaparte) las que repusieron al Papa en sus territorios. Estas tropas permanecieron en Italia hasta 1.870.

Carlos Alberto, ante la nueva situación en el centro de Italia, decidió denunciar el armisticio con los austriacos (20 de marzo de 1.849) e iniciar por segunda vez la invasión de Lombardía. Tres días más tarde su ejército fue aniquilado en Novara. Tras esta victoria, los austriacos se quedaron con el control de toda Italia Norte y Central. Ejercieron una feroz represión (especialmente en Lombardía). 


Tras estos dos fracasos, Carlos Alberto abdicó en su hijo Víctor Manuel II. En Italia, únicamentePiamonte pudo conservar un régimen semiliberal a pesar de las presiones austriacas.

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