Gran Bretaña no se vio afectada por las revoluciones que sacudieron el Continente en 1820, 1830 y 1848. Conoció una estabilidad política, sin grandes sobresaltos; el régimen liberal se fue modernizando con reformas moderadas. mientras se iban alternando civilizadamente en el poder los dos grandes partidos: Tories (conservadores) y Whigs (liberales). Los dos últimos tercios del siglo coinciden con el reinado de la reina Victoria (1837-1901).
A la altura de 1830 uno de los graves defectos del sistema político inglés era que muy pocos (516.000) tenían derecho a voto para elegir la Cámara de los Comunes, además se primaba el voto rural sobre el de las ciudades.
El sistema electoral inglés antes de la reforma de 1832
El sistema electoral inglés estaba controlado por las oligarquías locales. El censo era muy restringido, podían votar apenas medio millón de hombres. El sistema de patronazgo ponía en manos de una pocas familias el control de los asuntos públicos. No menos de dos tercios de los escaños de la Cámara se encontraban bajo el control aristocrático.
“..la antigua aristocracia tory y la aristocracia regular whig tienen por lo menos 150 miembros en la Cámara de los Comunes, no por influencia o relación, sino por designación directa, de modo que un gobierno que no las divida no puede perdurar mucho tiempo”. The Croker Paper.
No eran extraños los pactos electorales entre Whigs y Tories para repartirse las circunscripciones y así evitar los grandes gastos que conllevaba la competencia directa en la campaña electoral.
Para solucionar este problema de representatividad era preciso acometer reformas en el sistema electoral si se le quería dotar de más base social, en el s. XIX, se aprobaron tres reformas: 1832, 1867, 1884.
El sistema electoral inglés antes de la reforma de 1832
El sistema electoral inglés estaba controlado por las oligarquías locales. El censo era muy restringido, podían votar apenas medio millón de hombres. El sistema de patronazgo ponía en manos de una pocas familias el control de los asuntos públicos. No menos de dos tercios de los escaños de la Cámara se encontraban bajo el control aristocrático.
“..la antigua aristocracia tory y la aristocracia regular whig tienen por lo menos 150 miembros en la Cámara de los Comunes, no por influencia o relación, sino por designación directa, de modo que un gobierno que no las divida no puede perdurar mucho tiempo”. The Croker Paper.
No eran extraños los pactos electorales entre Whigs y Tories para repartirse las circunscripciones y así evitar los grandes gastos que conllevaba la competencia directa en la campaña electoral.
Para solucionar este problema de representatividad era preciso acometer reformas en el sistema electoral si se le quería dotar de más base social, en el s. XIX, se aprobaron tres reformas: 1832, 1867, 1884.
La Reforma de 1832
Esta reforma estuvo motivada por el miedo a una inestabilidad social en un contexto revolucionario en Europa. Tras la oposición de la Cámara de los Lores al proyecto de Reforma, se convenció al Rey para que nombrase nuevos miembros de la Cámara de los Lores para desbloquear la ley. Esta se aprobó en septiembre de 1832 por sólo nueve votos de diferencia.
Fue una tímida reforma tras la cual el número de electores se elevó a 812.000, un 7% de la población adulta. En los burgos, el derecho a voto quedaba restringido a propietarios o arrendatarios de casas por un valor anual de 10 £, con al menos un año de residencia en el mismo domicilio; de modo que el 67% de los adultos varones de Inglaterra, Escocia y Gales, y el 80% de los de Irlanda no tenían derecho a voto.
El número de escaños (658) permaneció igual, aunque se redistribuyeron, se suprimieron algunos y se crearon otros. Se asignaron más escaños a las ciudades industriales y a los condados más populosos en detrimento de los burgos podridos (núcleos de escasa población con representación desproporcionada en el Parlamento). Había que corregir anomalías como ésta: 35 distritos tenían menos de 300 electores mientras que Liverpool tenía más de 11.000.
"La ciudad de Old Sarum, apenas tiene tres casas y envía dos parlamentarios; y Manchester con algo más de seis mil almas, no tiene representación. ¿Hay alguna lógica en estas cosas?” (Paine, 1791)
Esta reforma favoreció a las élites manufactureras, comerciales y urbanas en detrimento de los terratenientes.
Fue una tímida reforma tras la cual el número de electores se elevó a 812.000, un 7% de la población adulta. En los burgos, el derecho a voto quedaba restringido a propietarios o arrendatarios de casas por un valor anual de 10 £, con al menos un año de residencia en el mismo domicilio; de modo que el 67% de los adultos varones de Inglaterra, Escocia y Gales, y el 80% de los de Irlanda no tenían derecho a voto.
El número de escaños (658) permaneció igual, aunque se redistribuyeron, se suprimieron algunos y se crearon otros. Se asignaron más escaños a las ciudades industriales y a los condados más populosos en detrimento de los burgos podridos (núcleos de escasa población con representación desproporcionada en el Parlamento). Había que corregir anomalías como ésta: 35 distritos tenían menos de 300 electores mientras que Liverpool tenía más de 11.000.
"La ciudad de Old Sarum, apenas tiene tres casas y envía dos parlamentarios; y Manchester con algo más de seis mil almas, no tiene representación. ¿Hay alguna lógica en estas cosas?” (Paine, 1791)
Esta reforma favoreció a las élites manufactureras, comerciales y urbanas en detrimento de los terratenientes.
Pintura obra de Sir George Hayter conmemora la aprobación de la ley de reforma de 1832. WIKIPEDIA |
La Reforma de 1867
La sacó adelante el conservador Disraeli (enfrentándose a una parte de su partido) con el apoyo de los liberales. Disraeli no buscaba democratizar el sistema, sino recabar apoyos para los conservadores en la clase media trabajadora.
Esta reforma extendió el derecho a voto a la pequeña burguesía urbana y arrendatarios medios rurales, pero dejó sin voto a los obreros y pequeños campesinos. El número de electores creció en 1867 hasta 1.364.000 y en 1869 hasta 2.418.000, el 16% de la población adulta. También se redistribuyeron los distritos.
En 1872, se aprobó el voto secreto, una de las seis reivindicaciones de la Carta del Cartismo (1837). No por ello acabaron los sobornos hasta que, en 1883, se promulgó una ley que establecía los gastos (y sus límites) que podía costear un candidato.
“Era realmente doloroso ver y dar testimonio de algunas elecciones en este y otros condados, donde hombres inteligentes votaban en contra de sus convicciones,.... Atemorizados de dar un voto honrado, sin que por ello pudieran ser expulsados de sus granjas, y castigados a vagabundear por el mundo". Artículo en el “Dundalk Democrat” del 18 de mayo de 1872
La Reforma de 1884
Esta reforma extendió el derecho a voto a la pequeña burguesía urbana y arrendatarios medios rurales, pero dejó sin voto a los obreros y pequeños campesinos. El número de electores creció en 1867 hasta 1.364.000 y en 1869 hasta 2.418.000, el 16% de la población adulta. También se redistribuyeron los distritos.
En 1872, se aprobó el voto secreto, una de las seis reivindicaciones de la Carta del Cartismo (1837). No por ello acabaron los sobornos hasta que, en 1883, se promulgó una ley que establecía los gastos (y sus límites) que podía costear un candidato.
“Era realmente doloroso ver y dar testimonio de algunas elecciones en este y otros condados, donde hombres inteligentes votaban en contra de sus convicciones,.... Atemorizados de dar un voto honrado, sin que por ello pudieran ser expulsados de sus granjas, y castigados a vagabundear por el mundo". Artículo en el “Dundalk Democrat” del 18 de mayo de 1872
La Reforma de 1884
La aprobó el gobierno de Gladstone. Se acompañó de una nueva redistribución de los escaños para dar más protagonismo a las ciudades con mayor crecimiento y se exigió los mismo requisitos a los votantes del campo y de la ciudad: todos los cabezas de familia, así como para inquilinos, arrendatarios o minifundistas, varones y mayores de edad, con un año de residencia y que pagaran rentas de 10 £ al año. Los hijos que vivían con sus padres no tenían derecho a voto.
El número de electores creció hasta 3.152.000 que llegaron a 5.669.00 en 1886, un el 88 % de los hombres adultos.
Un excelente articulo sobre el tema, publicado en "Política y Sociedad" (vol. 28, 2011) de Fernando Sánchez-Beato Lacasa se puede consultar en la Web:
http://revistas.ucm.es/index.php/POSO/article/view/POSO1111130117A
El número de electores creció hasta 3.152.000 que llegaron a 5.669.00 en 1886, un el 88 % de los hombres adultos.
Un excelente articulo sobre el tema, publicado en "Política y Sociedad" (vol. 28, 2011) de Fernando Sánchez-Beato Lacasa se puede consultar en la Web:
http://revistas.ucm.es/index.php/POSO/article/view/POSO1111130117A