MOREJÓN, N. (con
SUGAGUCHI, G.). La mujer que visitaba su
propia tumba. Una historia del Manchukuo. Sevilla: Triskel, 2019
En esta obra se narra la azarosa vida de un grupo de
japoneses, personificados en Suzuko y su familia, que, en unas circunstancias históricas
concretas, se vieron impulsados a abandonar su residencia en el Japón rural
para trasladarse al Manchukuo, un estado títere creado por el imperialismo
japonés en Manchuria. Una historia digna de ser el tema de una novela
dramática. Pero, el libro ofrece mucho
más, sitúa en todo momento estas biografías en los principales acontecimientos
de la historia de Japón, del Manchukuo y de China. La obra, fruto de una larga
labor investigadora, es pues una conexión de una biografía “sin licencias creativas” y una
exposición histórica de unos años cruciales del s. XX.
De una parte, lo biográfico. La
vida de Suzuko es la de una mujer fuerte que supo imponerse a una serie de
circunstancias a veces muy dolorosas. Personifica la vida de muchos japoneses
que pasaron por las mismas circunstancias. Suzuko nació en 1921 en el seno de
una humilde familia de agricultores. Ante la precariedad de la vida en el
campo, fue una joven que, como otras muchas, tuvo que abandonar su pueblo para ir a
trabajar a una fábrica textil cuyas condiciones laborales recordaban a las de
las fábricas europeas de la primera fase de la industrialización. Dejó la
fábrica en 1939 al casarse, un matrimonio concertado como era costumbre.
En 1940, Suzuko con su marido,
su madre y otros familiares, emigró al Manchukuo dentro del programa “Millones a Manchuria” alentado por el
gobierno japonés para aliviar la presión demográfica especialmente de las áreas
rurales. En Manchuria, estos colonos recibieron casa (a veces con algo de
retraso) y lotes de tierras (expropiadas a sus anteriores propietarios lo que
generó lógicas tensiones) y trataron de poner en funcionamiento pueblos que
recordaban a los de su origen en Japón. La vida de los colonos cambió
totalmente cuando, ya era patente la derrota de Japón, tropas rusas comenzaron
a invadir Manchuria en agosto de 1945, muchos fueron llamados a filas entre
ellos el marido de Suzuko.
Tras una primera evacuación
abortada, el ejército ordenó a los
colonos evacuar definitivamente. El 16 de agosto, Suzuko y otros 3000 colonos
comenzaron una huida a pie en medio de grandes dificultades: falta de comida y
agua, enfermedades, cansancio, ataques, etc. Se vivieron escenas dramáticas:
abandono de los que no podían seguir, suicidios colectivos antes de caer en
manos soviéticas… El 3 de septiembre, el ejército soviético les hizo
prisioneros, el trato fue vejatorio y cruel. Con la retirada de las tropas
rusas el control pasó a las tropas de Mao que
trataron mejor a los colonos. Ante las difíciles condiciones de
supervivencia en un invierno tan duro que ni siquiera permitía enterrar a los
cadáveres porque la tierra estaba helada, algunas mujeres se casaron con chinos
o dieron sus hijos a familias chinas, ambas cosas eran consideradas una
vergüenza. Suzuko también se casó con un campesino chino y tuvo un hijo con él.
Japón no mostró mucho interés
por repatriar a los colonos, no obstante hubo varias repatriaciones entre 1946
y 1958. Suzuko decidió quedarse con su nueva familia china. En marzo de 1959
Japón emitió un Decreto por el que
declaraba fallecidos a aquellos de los no se hubiera tenido noticia durante 7
años. Fue el caso de Suzuko y de otros muchos. Los familiares de Suzuko
organizaron su funeral y entierro. El primer marido de Suzuko fue repatriado y
rehízo su vida en Japón. En 1972, decidió casarse, para ello obtuvo de un
juzgado la certificación de la muerte de Suzuko. Tras el restablecimiento de
las relaciones diplomáticas entre China y Japón, Suzuko pudo ponerse en
contacto con su familia. El tribunal que había firmado su defunción hubo de
“resucitarla” en julio de 1974.
Suzuko visitó temporalmente
Japón en dos ocasiones, en 1975 y en 1982 (ya había muerto su marido chino).
Aparte de a su familia y convecinos, visitó su propia tumba. En 1986, Suzuko y
cinco miembros de su familia regresaron a Japón para quedarse definitivamente
hasta su muerte ocurrida en 1917.
Estas biografías se encuadran
dentro de una serie de acontecimientos históricos que trajeron grandes cambios para
Japón: la obligada salida de su tradicional aislamiento tras la acción del
comodoro Perry y la firma de “Tratados
Desiguales”; la Revolución Meijí de 1968 que supuso una total
transformación de Japón, tanto en lo político como en lo económico; el
nacimiento de un fuerte militarismo y un impulso colonial que apunta en un
primer momento a Corea península “vasallo” de China; las dos importantes
victorias japonesas primero sobre China (1894-5) y luego sobre Rusia zarista
(1904-1905) con grandes consecuencias territoriales; los efectos de la Gran
Depresión que alentaron aún más el
expansionismo; la ocupación de Manchuria en 1931 y la creación del estado
títere del Manchukuo a cuyo frente, buscando legitimidad, pusieron al último
emperador de China (Puyi) sometido totalmente a los militares japoneses; la
nueva guerra contra China en 1937; la entrada en la guerra tras el bombardeo de
Pearl Harbor; la derrota en 1945 que,
entre otras cosas, supuso el fin del Manchukuo; la entrada de las tropas
soviéticas en Manchuria y la posterior ocupación por China. También se
referencias importantes momentos de la historia china como la lucha
nacionalistas-comunistas, la proclamación de la República Popular, el Gran Salto
Adelante y sus funestas consecuencias o la Revolución Cultural durante la que
hubo una auténtica caza de brujas contra posibles espías extranjeros lo que
situó a los japoneses en el ojo del huracán.
En un interesante capítulo
final, el autor hace un repaso a los lugares de Manchuria donde transcurre la
vida de Suzuko. ¿Qué queda del Manchukuo? ¿Es
visible hoy la huella japonesa?
Hacen mucho más comprensible si
cabe la lectura del libro las interesantes notas a pie de página, los apéndice
(imágenes, mapas, términos japoneses…) y la bibliografía (obras, artículos online,
vídeos y documentales).
Una obra muy interesante, de
lectura muy recomendada, que rescata y hace visible uno de los muchos episodios
de la historia del siglo XX que aparecen eclipsados por otros de mayor renombre.
La obra en
la Web de la Editorial:
Lo estoy leyendo y es magnífico
ResponderEliminarLo estoy leyendo y es magnífico
ResponderEliminarLo estoy leyendo y es magnífico
ResponderEliminarEstoy totalmente de acurdo.
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