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martes, 17 de diciembre de 2019

LOS KAMIKAZES

Fuente "La aventura de la Historia"

En la batalla del Golfo de Leyte aparecieron como fuerza organizada los Kamikazes. Kamikaze se ha traducido como “viento divino” que hace referencia a unos ciclones que impidieron entre 1273 y 1279 que Kublai Khan, invadiera Japón. Los japoneses no usan este término, para referirse a los Kamikazes utilizaron «Unidad Especial de Ataque Shinpu».

El 14 de octubre de 1944,  el vicealmirante Takijiro Onishi propuso en una reunión  organizar escuadrones de cazas Mitsubishi Zero, equipados con bombas de 250 kg. y pilotados por hombres dispuestos a perder la vida a cambio de causar el mayor daño posible a las embarcaciones enemigas (hundirlas o dejarlas una larga temporada fuera de servicio). Su misión era  estrellar su avión contra  portaaviones (objetivo especial), buques de guerra o de transporte de tropas. El primer ministro Tojo autorizó la creación de esta unidad. El 25 de octubre tuvo lugar el primer ataque kamikaze hundiendo el portaviones USS St. Lo

¿Quiénes fueron los kamikazes. Eran jóvenes pilotos (preferentemente entre 25 y 35 años), procedentes de la Fuerza Aérea (luego se reclutaron otros con menos experiencia), muchos de ellos voluntarios (hubo casos de kamikazes que fueron elegidos de forma más o menos obligada), procedentes de todas las clases sociales, de ideología patriótica ultranacionalista, admiradores del Código Samurai del Bushido,  educados en el culto al emperador y en la idea de la necesidad del sacrificio personal por el bien de la comunidad (conocido en la cultura japonesa como Yamatodashi). Muchos de estos pilotos se sintieron afortunados para llevar a cabo esta misión sin retorno, era un inmenso honor. Recibían una adecuada preparación sicológica en los días anteriores a su misión. No se elegía a los hijos únicos para no acabar con la estirpe familiar. De todas formas se solían tomar precauciones para evitar que un kamikaze intentase desertar o volver sin cumplir con su misión, la más usual era cargar combustible solo para la ida, algunas fuentes señalan también que se soldaban las cabinas para que no se les ocurriese amerizar o que, en un modelo de avión, las ruedas se desprendían después de despegar para impedir un aterrizaje en alguna isla (además, podían ser reutilizadas).

Un momento muy importante era el ritual del adiós:

Kamikaze con el hachimaki
"Varios fueron los rituales de los japoneses cuando partían a una muerte segura, aunque el más común fue recitar una oración justo antes de ingerir un cuenco de sake o vino de arroz durante una ceremonia llamada “Mizu Sakazuki” en la que se brindaba con el jefe de escuadrón. Normalmente se llevaba atado un pañuelo “hachimaki” a la cabeza, siempre con el disco solar “hinomaru” de la bandera de Japón o el círculo brillante “kyokujitsuki” de la Marina Imperial Japonesa, así como el dibujo de un crisantemo o diversos nombres de espíritus “kamis” inscritos, linajes familiares o personajes históricos como el samurái Kusunoki Masashige, famoso durante los años 1294-1336 por haberse convertido en un símbolo de la guerra y el honor. A esta vestimenta solía acompañar una katana, una pistola del modelo Nanbu, una bufanda, un trozo de arroz con tofu y un cinturón “Senninbari” que diseñaban a propósito las madres de los suicidas (las cuales recibían como recuerdo de sus hijos un sobre de papel con un poema, un mechón de sus cabellos y sus uñas cortadas). Por supuesto el grito de guerra empleado para tal fin fue el clásico “¡Banzai, Banzai!”. https://www.eurasia1945.com/protagonistas/ejercitos/kamikazes/



Escolares de Chiran despiden a los kamikazes que van a despegar
Ejemplos de cartas de Kamikaces poco antes de iniciar su misión:

“Queridos padres: Felicitadme. Me han ofrecido una espléndida oportunidad para morir. Este es mi último día. El destino de nuestra madre patria depende de la decisiva batalla en los mares del sur (Okinawa) donde caeré como lo hacen las flores de los cerezos lozanos. Seré un escudo para Su Majestad y moriré limpiamente con el jefe de mi escuadrón y otros amigos. Me gustaría poder nacer siete veces para castigar al enemigo cada una de ellas…”. Última carta del kamikaze Isao Masuo

“Sentía que el momento de transición entre la vida y la muerte se acercaba minuto a minuto. Abandoné mis esfuerzos por dormir y dejé que mis pensamientos divagaran. Mi corta vida de 21 años se mudará al mundo de la muerte mañana. Imágenes de mi alma siendo consagrada en el Templo de Yasukuni, sobre el incomprensible mundo de la muerte y otros pensamientos, venían y se iban. Pensé que había más cosas que quería hacer en mi vida, pero no estaba seguro de lo que quería hacer. No sabía qué, pero estaba seguro de que había mucho más aquí por disfrutar. Me sentí avergonzado al darme cuenta de que aún estaba muy atado a la vida después de tanto tiempo. ¡Qué cobarde! ¡Qué vergüenza de mí mismo!”.
Goro Nagamine la noche anterior a un ataque suicida.


 Dos formas de ataque de los pilotos kamikazes:



https://www.wsj.com/articles/photos-70th-anniversary-of-japans-first-kamikaze-attacks-1413859524


El USS Saratoga norteamericano tras el impacto de un avión kamikaze. Fuente: LA VANGUARDIA


Los kamikazes sembraron el terror entre las tripulaciones, especialmente en los primeros momentos. En su coorta hisyoria, infringieron elevadas pérdidas a la flota aliada: unos 7.000 muertos  y 10.000 heridos entre la tropa y marinería y el hundimiento de unos 50 buques de distinta naturaleza. Las cifras varían mucho según las fuentes, por lo que las señaladas anteriormente hay que tomarlas como aproximadas.

Pudieron morir unos 2.200 pilotos kamikazes.  Todos ellos se ganaron el honor de tener su nombre inscrito en el Santuario Yasukuni. Transcurrido un  tiempo tras la guerra comenzó a rehabilitarse su memoria, se les han ido erigiendo varios monumentos  y en 1975 se abrió  en su honor el Museo Chiran de la Paz.

Museo Chiran de la Paz


Hoy se puede decir que el proyecto kamikaze fue un rotundo fracaso. A pesar de las cifras de daños infringidos al enemigo hay que tener en cuenta  que solo un 18 % de los enviados lograron impactar contra algún barco enemigo. También hay que tener en cuenta que, a medida que pasaba el tiempo, la fuerza norteamericana era más eficaz en derribar los aviones y abortar el impacto y que los pilotos enviados eran más inexpertos, con menos horas de entrenamiento.






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