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lunes, 25 de febrero de 2019

II GUERRA MUNDIAL: EL ATAQUE JAPONÉS A PEARL HARBOR (7-12-1941)

El 7 de diciembre de 1941 tuvo lugar el ataque japonés a la base norteamericana de Pearl Harbor. Se suele presentar como un ataque sorpresa, pero ¿lo fue tanto? Luego comento alguna teoría al respecto. La entrada de Japón en guerra con un acto bélico y sin declaración previa no era nueva en la historia de este país, sin ir más lejos así inició la guerra contra Rusia en 1904. El hombre clave para el ataque fue Yamamoto.

En la mañana del 7 de diciembre, la flota japonesa del almirante Nagumo (seis portaviones con una escolta de 17 buques de guerra y ocho petroleros con 423 aviones embarcados) partió de las islas Kuriles y se acercó a la base norteamericana de Pearl Harbor, situada en la isla de Oahu, para que su aviación embarcada pudiese bombardear esta instalación militar. El plan de ataque era sencillo, destruir de un solo golpe las fuerzas esenciales del enemigo. Japón había comenzado aplanear este ataque en abril de 1941 tras firmar el pacto de no agresión con la URSS. En otra entrada he tratado el contexto en el que se fraguó el ataque.

Historia del s. XX de Hª 16, vol. 18

 Esta era la situación de la base y los buques que se encontraban en ella en el momento de comenzar el ataque, había más de 200 barcos y embarcaciones.


 
El bombardeo se llevó en dos grandes oleadas separadas por alrededor de una hora en las que intervinieron cazas y bombarderos. El célebre mensaje "Tora, Tora, Tora" (tigre, tigre, tigre) trasmitido por un aviador anunciaba que la operación se desarrollaba según lo previsto. Tras la segunda oleada, Nagumo ordenó la retirada, como se ve en el primer mapa, sin autorizar una tercera oleada de ataque. Algunos han cuestionado esta decisión, no podemos saber qué hubiera pasado de persistir en el ataque.



En la acción, los norteamericanos sufrieron graves pérdidas:  2402 muertos, 1247 heridos, quedaron fuera de combate 8 acorazados (cuatro hundidos), 3 cruceros, 3 destructores y 8 buques auxiliares, perdieron también unos 188 aviones y otros 159 resultaron muy dañados. Los japoneses tuvieron 64 muertos y perdieron 29 aviones y cuatro minisubmarinos. Sin embargo, los atacantes no completaron su tarea: dejaron indemnes los depósitos de combustible con grandes reservas, dañaron poco los talleres y muelles… Los daños eran grandes, pero no irreparables, la base quedó neutralizada durante seis meses. Es verdad que, debido al humo, la visibilidad pronto se hizo nula.







“Temo que solamente hayamos despertado a un gigante dormido y que su reacción sea terrible” (Almirante Yamamoto, poco después del ataque).

Hundido a escasa profundidad en la bahía de Pearl Harbor permanece el acorazado USS Arizona (185 metros de eslora)  cuya silueta, desprovista de las torres de cañones, se aprecia perfectamente en la fotografía. En este acorazado murieron 1177 personas que aún hoy permanecen en el interior del pecio. Es un cementario militar.Justo encima del barco se construyó en 1962 este Memorial declarado Monumento Histórico Nacional en 1989. Hoy es un hito de la memoria histórica muy visitado especialmente por los ciudadano estadounidenses.

Unas buena imágenes del ataque a Pearl Harbor en National Geographic:
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/ataque-pearl-harbor-imagenes_10955/48
Respecto a si fue un ataque sorpresa, hay diversas interpretaciones. Algunas teorías conspirativas mantienen que Estados Unidos (y también el gobierno de Churchill) conocían de angtemano el ataque y dejó que se llevase a cabo para vencer la resistencia de los que no querían la entrada de USA en el conflicto. Para esta tesis se aportan diversas pruebas: desde hacía varios meses los americanos eran capaces de descifrar los mensajes militares japoneses y en los meses anteriores al ataque hubo muchos comunicados entre Tokio y su consulado en Honolulu sobre la situación de Pearl Harbor y la escuadra del Pacífico; los americanos tenían noticia de que se iba a producir un ataque e incluso en qué momento y no tomaron las precauciones pertinentes; la orden poco anterior de salida de Peral Harbor, sin aparente justificación, de tres portaviones (Enterprise, Lexington y Saratoga) que eran el principal objetivo japonés y que luego fueron claves para el desarrollo de la guerra; el hecho de que las baterías antiaéreas estuvieran desarmadas por miedo a un sabotaje y las municiones en cajas cerradas; solo una cuarta parte de las ametralladoras de Marina estaban ocupadas por sus operadores, etc. 

Para otros autores las teorías conspirativas no pueden sostenerse por carecer de pruebas. Si bien es cierto que los servicios de inteligencia norteamericanos podían intuir un ataque en el Pacífico, nada hacia pensar que sería en Pearl Harbor, más bien se pensaba que comenzarían por posesiones británicas u holandesa, incluso en Filipinas.

Lo cierto es que el ataque vino “como anillo al dedo” al presidente norteamericano para romper su política de aislamiento, era un “casus belli” perfecto. Así pues, la principal consecuencia del ataque a Pearl Harbor fue la entrada de Estados Unidos en la Guerra.

"Ayer, 7 de diciembre de 1941, una fecha que pervivirá en la infamia, Estados Unidos de América fue (...) atacado por fuerzas navales y aéreas del Japón.
Estados Unidos (…) estaba aún en conversaciones con su Gobierno y su emperador, buscando el mantenimiento de la paz en el Pacifico (…). Durante la ocurrencia del ataque, el Gobierno japonés deliberadamente tuvo la posibilidad de engañar a Estados Unidos con falsos planteamientos (…) para la continuación de la paz (…).
Le pido al Congreso declarar que (...) existe un estado de guerra entre Estados Unidos y el Imperio de Japón."

F. D. Roosevelt. Discurso en el Congreso pidiendo la declaración de guerra a Japón (8-12-1941).


El Congreso y el Senado aprobaron la declaración de guerra casi por unanimidad (solo un congresista votó en contra). Ese mismo día Estado Unidos entraba oficialmente en la guerra. Prácticamente a la vez, Gran Bretaña declaraba la guerra a Japón.  El pueblo norteamericano se movilizó movido por una gran indignación patriótica (7 de diciembre, el día de la infamia), las oficinas de reclutamiento tuvieron que estar abiertas por la noche para atender al gran número de voluntarios.

La respuesta japonesa tuvo lugar ese mismo día 8:

“Nos, Emperador de Japón por la gracia del cielo, hacemos saber que declaramos la guerra a los Estados Unidos de Norteamérica y al Imperio británico. La nación entera, con voluntad unida, movilizará todas sus fuerzas a fin de que nada sea olvida do para alcanzar nuestros objetivos de guerra”. 

El día 11, Hitler declaró la guerra a los Estados Unidos, a pesar de que su pacto con Japón no le obligaba a acudir en su auxilio al ser Japón el agresor.

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