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viernes, 8 de junio de 2018

RESEÑA DE "BREVE HISTORIA DE LA GENERACIÓN DEL 27"


DÍAZ PARDO, F.: “Breve historia de la Generación del 27”. Editorial Nowtilus. Madrid, 1918.



¿Generación del 27, Grupo del 27, Generación de la República, Grupo poético dentro de una generación…? De todas estas etiquetas la que más ha triunfado ha sido la acuñada por Dámaso Alonso en 1948: Generación del 27. La asistencia de varios de los miembros de esta “generación” a un acto organizado por el Ateneo de Sevilla en diciembre de 1927 para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora justifica lo del 27. El compartir una serie de circunstancias, rasgos e ideas permiten agruparlos: nacen en un período de tiempo breve (de 1891 que nace Pedro Salinas a 1905 en que lo hace Manuel Altolaguirre), similar procedencia social (hijos de familias acomodadas), formación académica parecida, ejercicio de la profesión docente, vinculación entre ellos bastante estrecha (en varios casos a través de la Residencia de Estudiantes), inquietudes intelectuales, sociales y políticas coincidentes en casi todos, colaboración en las mismas revistas (el autor hace un listado bastante completo de ellas), tratamiento de temas comunes, el exilio tras la Guerra Civil que sufrieron varios de ellos (destacando el asesinato de García Lorca en los primeros momentos de la contienda), la importancia renovadora de su obra, etc. 

Es evidente que no se puede entender  cualquier creación literaria o artística fuera de su contexto histórico. Por ello, el autor dedica un largo capítulo a hacer una síntesis histórica de los principales acontecimientos políticos y movimientos artísticos y culturales que vieron la luz desde el último tercio del s. XIX (desde los sistemas de alianzas de Bismarck) hasta después de la II Guerra Mundial, haciendo más hincapié en lo referente a España, especialmente en la modernidad y  los grandes desequilibrios de la época de la Restauración, la Crisis del 98 , el Regeneracionismo, la aparición y desarrollo del movimiento obrero y de una conciencia de clase, la crisis del sistema de la Restauración, la dictadura de Primo de Rivera y, de un modo especial, la Guerra Civil cuyo desenlace marcó profundamente el ritmo de las vidas y obra de nuestros protagonistas.

La historia del 27 comienza con esta foto de los asistentes al homenaje a Góngora en el tercer centenario de su muerte organizado por el Ateneo de Sevilla el 17 de diciembre de 1927. De izquierda a derecha: Rafael Alberti, Federico García Lorca, Juan Chabás, Mauricio Bacarisse, José María Platero, Manuel Blasco Garzón, Jorge Guillén, José Bergamín, Dámaso Alonso y Gerardo Diego

No se olvida el autor de dedicar unas líneas a los antecedentes artísticos y literarios de los autores del 27: el modernismo y el espíritu rebelde y rompedor de las vanguardias (dadaísmo, cubismo, expresionismo, futurismo, surrealismo…) que se presentaron en escena con unos manifiestos que pregonaban nuevas concepciones en las artes y las letras. Tampoco lo hace de algunos autores que influyeron muy especialmente en los poetas del 27: José Ortega y Gasset cuya obra “La deshumanización del arte” tomaron como programa, Ramón Gómez de la Serna con sus greguerías y, de manera especial, Juan Ramón Jiménez, su guía y maestro. Los poetas del 27 tuvieron unas inclinaciones estéticas claramente integradoras, desde los poetas medievales a poetas como Antonio Machado pasando por los clásicos. Aunque en sus comienzos giraron en torno a la poesía pura, un tanto deshumanizada, fueron dando entrada en sus versos a temas profundamente humanos con varios matices. 

La nómina de los poetas integrantes de la Generación del 27 es bastante mayor que lo que suele pensarse. El autor,  tras hacer un detalle exhaustivo de sus componentes, dedica unas líneas, en el capítulo 4, a las figuras más conocidas: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Emilio Prados, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre, la etapa inicial de Dámaso Alonso y, en un lugar destacado por la importancia y originalidad de su obra, Federico García Lorca. Todos ellos llevaron a la poesía española a una auténtica edad de oro.

Aunque la poesía fue la principal forma de expresión de los escritores del 27, también cultivaron otros géneros como el ensayo (muchos fueron profesores universitarios y publicaron estudios sobre su materia), la narrativa y especialmente el teatro donde destacaron las obras de Alberti y García Lorca. Éste último escribió teatro desde su juventud hasta el final de su vida, las cuatro obras que publicó en los años treinta (Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores y La Casa de Bernarda de Alba) se pueden considerar obras cumbre del teatro español.

A primera vista la Generación del 27 parece cosa de hombres. Sin embargo, paralelamente a ellos, desarrollaron su labor creativa un nutrido grupo de mujeres, pensadoras y artistas, nacidas entre 1898 y 1914. A ellas, las “simsombrero” está dedicado el capítulo 5 de la obra. No llevar sombrero se convirtió  en una señal de modernidad, rebeldía y  ruptura frente a los sectores conservadores yen la mujer, además,  un signo de independencia. Las “simsombrero” rompieron con el rol tradicional asignado a la mujer y se alinearon con el papel y las reivindicaciones de la nueva mujer tras la I Guerra Mundial, especialmente la igualdad y el derecho a voto. Sus orígenes acomodados no les impidieron desarrollar una comprometida conciencia social. Por citar algunas: pintoras como Margarita Mallo o Ángeles Santos, escritoras como Rosa Chacel, Teresa León, Ernestina de Champourcín, María Zambrano, Concha Méndez…

El capítulo siete trata de la influencia de la pintura y el cine en los poetas del 27. Cubismo y otras formas de abstracción dejaron huella en su obra. Alberti y García Lorca hicieron sus pinitos en la pintura. Lo visual fue el nexo entre el cine y la poesía. Muchos poetas del 27 se mostraron  fascinados por el mundo del cine, por lo que representaba de renovación, dinamismo ymodernidad. Hay claras influencias del cine en Alberti, Cernuda, Lorca, Salinas, García Lorca… Se puede considerar a Luis Buñuel el cineasta del 27. El capítulo ocho no es menos curioso, analiza la influencia de los toros y el flamenco (incluso en los autores que no eran andaluces) en la lírica del 27.

No se puede finalizar un ensayo de esta naturaleza sin reflejar la huella del 27 en la poesía posterior, cita una lista de autores en los que la influencia del 27 es manifiesta. Dedica unas líneas a Miguel Hernández al que Dámaso Alonso llama el “genial epígono”. Su extracción social y su talante eran muy diferentes de los del 27. Además, los poetas más significativos del 27 (Alberti, Lorca, Cernuda...) despreciaron claramente al poeta de Orihuela. Algunos autores encuadran a Miguel Hernández en lo que denominan Generación del 36. También se ocupa el profesor Díaz de señalar las características de la poesía desarraigada de Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre y su influencia en la poesía de los años 50.

La Guerra Civil iba a truncar o a alterar su actividad creadora. Salvo Gerardo Diego, los demás se alinearon con el bando republicano, así que tras el triunfo de los militares rebeldes sufrieron el asesinato en el caso de García Lorca o el exilio. Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, que quedaron en España, sufrieron un exilio interior especialmente el segundo. En el exilio, tras un período de desorientación, los autores recuperaron su labor creativa con una poesía de carácter social. Aunque ya nada fue igual. Tuvo que llegar la democracia para que muchos de ellos vieran reconocidos sus méritos.

Esta obra, rigurosa y amena, escrita por un experto en el tema, permite al lector (más o menos conocedor del tema) adquirir una visión bastante completa de la Generación del 27: la situación personal de sus componentes, el carácter renovador de su obra y la influencia en la poesía y el teatro posterior. Los numerosos fragmentos de poemas que incluye, además de facilitar la comprensión del texto, convierten a este ensayo en una pequeña antología poética.

La obra en la Web de la Editorial:



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