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domingo, 30 de abril de 2017

"ERES LA LUZ DE MIS OJOS", UNA NOVELA AMBIENTADA EN LA CONSTRUCCIÓN DEL CANAL DE SUEZ

RIVERA, Mª José: “Eres la luz de mis ojos. Amor y venganza durante la construcción del Canal de Suez”. Ediciones Casiopea. Madrid, 2017

Eres la luz de mis ojos” es una novela de acción, romántica, con una buena dosis de intriga y una ambientación histórica cuidadosamente documentada. La acción discurre en torno a la construcción del Canal de Suez, 163 Kms. que unen el Mar Mediterráneo con el Mar Rojo. La inauguración oficial, tras una década de obras, tuvo lugar el 17 de noviembre de 1869, aunque el primer barco que, en pruebas, atravesó el Canal lo hizo dos años antes, así que en este 2017 se cumplen 150 años del evento. Con la construcción de este Canal se hacía realidad un viejo sueño que comenzó muchos cientos de años antes de Cristo, en tiempo de los faraones Seti I y Ramses II.

La construcción del Canal es el fondo del escenario en el que se mueven los principales personajes de esta novela. Un banquero suizo que financia y administra los fondos para la construcción del Canal, un joven ingeniero egipcio, que se debate entre el apoyo a la modernización de su país (el Canal puede ser un hito importante) y el rechazo hacia el control del país que hacen los extranjeros y las grandes potencias, y una mujer un tanto desconcertante de misterioso proceder. Junto a estos personajes de ficción van desfilando otros de existencia real que tuvieron gran relevancia en la historia del Canal. Comenzando por F. Lesseps, el ingeniero que diseñó y dirigió las obras, con bastante presencia en la trama, la emperatriz francesa Eugenia de Montijo que tuvo gran protagonismo en la ceremonia inaugural y ayudó a que saliera adelante el proyecto del Canal, Pasteur cuyas indicaciones permitieron mejorar la salud de muchos trabajadores, Verdi al que se le encargó una composición para la ceremonia inaugural, los banqueros Rothschild, el Khedive Ismail  de Egipto, políticos que en aquellos momentos regían los destinos de Francia, Gran Bretaña o Prusia.

Dejando de la lado la discutida cuestión de si una novela histórica o de trasfondo histórico es útil para el conocimiento de la Historia, la lectura de “Eres la luz de mis ojos” ayuda a entender varios aspectos de esta época de grandes cambios sociales y económicos en la producción, el transporte (ferrocarriles, barcos a vapor), el comercio, etc., está finalizando lo que conocemos como primera Revolución Industrial. En esta novela quedan reflejados bastantes hechos y procesos históricos: la importancia de la construcción de un Canal que va a acortar sensiblemente las distancias entre Europa y Asia (un 45 % la distancia entre Londres y Bombay, un 32 % la ruta Londres‑Calcuta, un 30 % Londres‑Singapur, etc.) a la vez que va a hacer el viaje más seguro, la pugna de los grandes bancos y las potencias europeas por hacer con el control del Canal (intereses políticos y económicos), la reticencias que en muchos sectores de la sociedad egipcia genera la presencia de extranjeros y lo que consideran un control del país por los extranjeros que les llevan a reaccionar,  las penosas condiciones y los accidentes que sufrieron los miles de trabajadores del Canal algo aliviados por la introducción de modernas dragas de vapor y la mejora de la asistencia sanitaria  para el tratamiento de accidentados y enfermos (el cólera hizo estragos), detalles técnicos del trazado del Canal y las dificultades que hubo que superar en su construcción, los sueños de Lesseps de construir otro canal en Panamá (cuya ejecución acabaría años más tarde en un rotundo fracaso y en la ruina de muchos franceses) y la fastuosa ceremonia inaugural en la que participaron cuarenta naves lujosamente engalanadas presidida por el L´Aigle, el yate imperial francés, en el que viajaba Eugenia de Montijo y la presencia de relevantes personalidades políticas comenzando por el Emperador de Austria, el príncipe de Gales, el príncipe de Prusia o el príncipe de Holanda.

La lectura de esta novela de María José Rivera puede aportar al lector entretenimiento y, a la vez,  conocimiento de una época de tantos cambios y novedades.

Ficha del libro en la Web de la Editorial:




viernes, 28 de abril de 2017

EJECUCIÓN DEL ZAR Y SU FAMILIA



Tras su abdicación, el Zar y su familia fueron retenidos en el palacio de Tsárskoie Seló, hasta el 13 de agosto de 1917 día en que fueron trasladados en tren a la pequeña ciudad de Tobolsk, en Siberia Occidental.




Después de permanecer allí una temporada fueron nuevamente trasladados, el 30 de abril de 1918,  esta vez a Ekaterimburgo, capital de los Urales. El presidente del Soviet de los Urales informó al Comité Ejecutivo Central que los prisioneros habían sido alojados en un palacete del centro de la ciudad. Esta casa, de dos pisos, pertenecía a un comerciante de éxito, Ipátiev, al que dieron 24 horas para evacuarla. El piso bajo fue rápidamente convertido en cuartos para los guardias y oficinas. Se levantó un alto cercado de madera separando la casa y el jardín de la calle. En Ekaterimburgo, Nicolás y su familia estaban realmente presos y eran tratados como tales.

El Soviet de los Urales decidió unánimemente en favor de la ejecución. El jefe de las fuerzas militares rojas informó que los ejércitos checos ya habían llegado al sur de la ciudad y que Ekaterimburgo podía caer en tres días. Al oír esto, y ante el temor de que fuesen liberados los Romanov, el Soviet decidió fusilar a toda la familia cuanto antes y destruir las pruebas del hecho. En realidad, desde que el 14 de julio se hizo cargo de la custodia de la familia imperial Zar Yakob Yukovski el destino de los prisioneros estaba decidido. Hay cierta discrepancia sobre de quién fue la decisión última de ejecutar al zar y su familia, la historiografía oficial señaló al Soviet de los Urales, sin embargo, Trotski, en su diario, aseguró que la orden vino directamente de Lenin.


“DECISIÓN del Presidium del Consejo de Diputados, Obreros, Campesinos y Guardias Rojos de los Urales:
En vista del hecho de que bandas checoslovacas amenazan la capital roja de los Urales, Ekaterinburgo, que el verdugo coronado podía escapar al tribunal del pueblo (un complot de la Guardia Blanca para llevarse a toda la familia imperial acaba de ser descubierto) el Presidiurn del Comité Divisional, cumpliendo con la voluntad del pueblo, ha decidido que el ex zar Nicolás Románov, culpable ante el pueblo de innumerables crímenes sangrientos, sea fusilado.

El endoso de Moscú decía:
DECISIÓN del Presidium del Comité Central Ejecutivo de Todas las Rusias del 18 de julio. El Comité Central Ejecutivo de los Consejos de Diputados de Obreros, Campesinos, Guardias Rojos y Cosacos, en la persona de su presidente, aprueba la acción del Presidium del Consejo de los Urales.
El presidente del Comité Central Ejecutivo, Svérdlov."
Fuente: R. K. MASSIE, "Nicolás y Alejandra". Págs. 541-2

El 16 de julio de 1.918 tuvo lugar la ejecución de la familia Imperial. Pocos días después, la ciudad cayó en manos de los Ejércitos Blancos.


Aspecto del semisótano donde fue ejecutado el Zar, su familia y algunos sirvientes. WIKIPEDIA

INFORME DE YUKOVSKI

Refiriéndose a sí mismo en primera persona como "el comandante", Yakov Yukovski escribió en 1920:

"El 16 de julio se recibió un telegrama de Perm en lenguaje codificado con la orden de liquidar a los Romanov. Se decidió ejecutar la sentencia. A medianoche se hicieron los preparativos: doce hombres con revólveres fueron seleccionados para la ejecución. Dos de ellos se negaron a disparar contra las mujeres. Cuando llegó el vehículo, todos dormían. Al despertarlos se les explicó que debido a la intranquilidad existente en la ciudad, era necesario trasladarlos del piso superior al inferior. Demoraron media hora en vestirse. Abajo habíamos vaciado una pieza que tenía un tabique de madera estucado, para evitar el rebote. La guardia se encontraba en disposición combativa en el cuarto vecino. Los Romanov no sospechaban nada. El comandante fue a buscarlos en persona y los condujo hacia la pieza. Nicolás llevaba en brazos a Alexei, los demás llevaban almohadillas y otras cosas pequeñas. Al entrar en la habitación vacía, Alexandra Fiodorovna preguntó: "Cómo, ¿no hay ninguna silla? ¿Ni siquiera podemos sentamos". Según el relato de Yukovski, se trajeron dos, Nicolás puso en una a Alexei y en la otra se sentó Alexandra Fiodorovna. A los demás se les ordenó formar una fila. Hecho eso, llamaron al comandante. Cuando éste entró, dijo a los Romanov que, como sus parientes en Europa continuaban la ofensiva contra la Rusia soviética, el Comité Ejecutivo de los Urales había decretado fusilarlos. Nicolás se volvió de espaldas, de cara a su familia, y luego, como recobrándose, se volvió y preguntó: "¿Qué, Qué?". El comandante repitió la explicación y ordenó al comando que se preparara. Cada uno sabía de antemano contra quién iba a disparar. La orden era apuntar al corazón para evitar el derramamiento de mucha sangre y terminar más rápido. Nicolás no dijo una sola palabra más, de nuevo se volvió cara a su familia, otros lanzaron exclamaciones incoherentes. Luego comenzaron los disparos, que duraron dos o tres minutos. Nicolás fue muerto por el mismo comandante a quemarropa. Luego murieron Alexandra Fiodorovna y su séquito. En total fueron fusiladas doce personas: Nicolás, Alexandra Fiodorovna, sus cuatro hijas -Tatiana, Olga, María y Anastasia- el doctor Botkin, el criado Trupp, el cocinero Tijomirov, otro cocinero y una camarera cuyos nombres el comandante no recuerda."

Cuando se con oció, este hecho causó una honda impresión entre los seguidores del Zarismo y en los países occidentales. También surgió la leyenda de que Anastasia había logrado escapar de la muerte con la ayuda de un soldado. Aparecieron algunas personas que reivindicaron ser Anastasia.

Una vez caído el régimen soviético, en 1991, fueron encontrados los restos de los zares en las afueras de Ekaterimburgo. Los análisis de ADN, realizados pr un equipo dirigido por el doctor Peter Gill, determinaron en 1994 que los restos pertenecían al zar y su familia. Pero entre los restos no estaban los pertenecientes a Alexei y María. Sus cuerpos fueron encontrados e identificados, mediante pruebas de ADN, en 2007.

lunes, 24 de abril de 2017

BREVE HISTORIA DE LAS BATALLAS NAVALES DE LA ANTIGÜEDAD

SAN JUAN, V.: “Breve historia de las batallas navales de la Antigüedad”. Edit. Nowtilus. Madrid, 1917.

Si preguntamos por batallas navales de la Antigüedad, son muy pocos los que recuerdan alguna, tal vez Salamina o Actium. Y, sin embargo, hubo muchas más liberadas entre pueblos que se disputaban el dominio del mar, sus riberas y sus islas. Víctor San Juan recoge 27 enfrentamientos navales en la Antigüedad y admite que seguramente hubo algunos más. En este ensayo divulgativo se analizan estos 27 enfrentamientos: el contexto histórico que ayuda a explicar sus causas, su desarrollo, las tácticas y estrategias que emplearon los marinos y “almirantes” al mando, las naves participantes (estos conflictos hicieron mejorar la construcción naval), el resultado, las consecuencias, etc. Las 27 batallas analizadas abarcan un largo período, desde la primera batalla en el delta del Nilo de los egipcios de Ramsés III contras las hordas de los pueblos del mar que tuvo lugar en el 1190 a. C. hasta la batalla de Actium entre Octavio y el combinado romano-egipcio de Marco Antonio y Cleopatra que se desarrolló en el 31 a. C.

Víctor San Juan ha escrito una obra rigurosa, ágil y amena en la que están presentes su condición de especialista en temas náuticos (tiene varias publicaciones relacionadas con ellos) y sus amplios conocimientos de la historia de los pueblos protagonistas.

Los egipcios adquirieron vastos conocimientos sobre navegación fluvial durante los múltiples transportes de bloques de piedra que realizaron desde la primera catarata del Nilo hasta el lugar donde construyeron sus grandes pirámides. Esta experiencia y la acumulada en sus viajes para comerciar con los fenicios permitió a Ramsés III enfrentarse con éxito a los Pueblos del Mar, expatriados del Peloponeso, que tras arrasar al Imperio Hitita, Chipre, Siria y Palestina, se dirigieron al Delta del Nilo. La primera batalla naval conocida se desarrolló en el laberinto de acequias y canales del Delta, donde los barcos egipcios, diseñados para navegar por aguas poco profundas, tuvieron su ventaja frente a los barcos de mayor calado atacantes. Era el año 1190 a. C., los combates navales entraban en la Historia.

Los fenicios fueron la primera potencia naval de la Historia. Supieron construir magníficas naves para comerciar que representaron gran avance técnico sobre sus antecesoras, conocemos algunos tipos por estelas y bajorrelieves antiguos y por el descubrimiento y recuperación de algunas unidades (como los dos descubiertos frente a la costa de Mazarrón que se pueden datar entre el 760 y 500 a. C.). Barcos diseñados para el comercio, no para la guerra: altos, robustos, de fondo plano, propulsados por velas. Estas naves permitieron a los fenicios llevar a cabo una espectacular expansión por el Mediterráneo estableciendo factorías en Chipre, Rodas, sur de Italia, Sicilia, Cerdeña, costa norte de África, Península Ibérica… incluso llegaron a Gran Bretaña buscando estaño. La aparición de otros pueblos que deseaban controlar este espacio comercial  dio lugar a la  batalla de Alalia (535 a. C), un enfrentamiento de fenicios y etruscos contra los focenses en las costas de Córcega. Los focenses griegos derrotaron a sus enemigos gracias a su mejor táctica. Aunque no conocemos muchos detalles de esta batalla, parece que fue una victoria pírica de los focenses con muchas pérdidas por ambas partes.

Seguidamente, la obra va a dedicar un amplio espacio al enfrentamiento terrestre y naval de griegos y persas. La gran colonización griega por el Mediterráneo y Egeo tuvo lugar entre 770 y 520 a. C. Fundamental para su expansión fue la trirreme griega, una nave práctica, ágil, ideal para el combate (con un formidable espolón de proa compuesto de tres placas metálicas paralelas) y fácil de construir. Por estas fechas, Ciro II el grande fundó el Imperio Persa. El inevitable enfrentamiento dio lugar a las Guerras Médicas en las que tuvieron lugar varios enfrentamientos navales como la batalla de Lade (494 a. C. durante la I Guerra Médica), una Salamina anticipada, que acabó con una derrota griega y la toma por los persas de varias ciudades de Tracia y Macedonia. Temístocles, nombrado arconte en el 493 a. C., se dio cuenta de la necesidad de construir una gran flota ateniense para hacer frente al Imperio Persa. Durante la II Guerra Médica, aparte de los enfrentamientos terrestres que sonrieron a los persas (llegaron a saquear Atenas), hubo  enfrentamientos navales como la batalla de  Artemisio (480 a. C.) donde todo quedó en nada a pesar de la enorme concentración de naves y la gran batalla de Salamina el mismo año, para algunos la más grande batalla naval de la Antigüedad. La arriesgada táctica de Temístocles dio una gran triunfo a los griegos sobre la escuadra persa. Fue el pistoletazo de salida para la gran ofensiva comercial de Atenas que iba a brillar durante tres cuartos de siglo hasta su derrota en  Egos Potamós (404 a. C.)

Entre 480 y 405 a. C. se libraron al menos 15 batallas navales, todas relacionadas con la expansión o regresión del imperio ateniense que se saldaron con diferente fortuna. Nuestro autor las analiza con detalle. En primer lugar la batalla de Micala (479 a. C.) donde los griegos incendiaron la flota persa de Jerjes. La victoria griega sobre los etruscos en la batalla de Cumas (474 a. C.). La batalla de Eurimedón (468 a. C.) que se saldó con una gran victoria ateniense sobre los persas. Las cosas iban a cambiar pronto, las 200 trirremes enviadas por Pericles a Egipto para imponer allí su dominio sobre los persas, quedaron atrapadas entre dos brazos del Nilo y aniquiladas (batalla de Prosopitis, 454 a. C.). Fue la revancha persa por Salamina, Platea y Eurimedón.

En el 413 a. C., hubo cuatro batallas navales en Siracusa. En la primera, los siracusanos se defendieron de la gran expedición ateniense (casi trescientas embarcaciones) a la que derrotaron con ayuda espartana y corintia y la traición del griego Alcibíades que cambió de bando uniéndose a Esparta. Los atenienses, tras evitar el desastre en la segunda batalla, conocieron la derrota en la tercera y cuarta batallas de Siracusa. Las grandes pérdidas atenienses trajeron la ruina a la ciudad y la disolución de la Liga de Delos. Esparta se preparó para ocupar el lugar hegemónico de Atenas.

Esparta envió varias expediciones a los Dardanelos, lugar estratégico por donde llegaban productos de Oriente y trigo ucraniano. Los griegos atenienses no podían consentir que les cortasen la llegada de este trigo. Hubo varias batallas navales entre atenienses y espartanos en este espacio. Como la batalla del cabo Cinosema (411 a. C.) que se  saldó con una sorprendente victoria de los atenienses, o la batalla de Cícico al año siguiente en el  Mar de Mármara que terminó con una nueva victoria de los. Los enfrentamientos navales entre atenienses y espartanos continuaron en otros lugares: batalla de Notion (407 a. C.) cerca de Samos que acabó con una  victoria espartana o la batalla de las Arginusas (405 a. C.) en la que la victoria ahora sonrió a los atenienses. Estos enfrentamientos acabaron en el año 404 a. C. cuando los espartanos destrozaron la flota ateniense en la batalla de Egos Potamós. Siracusa, Notion y Egos Potamós hundieron la hegemonía naval ateniense. A Esparta le duró poco su hegemonía naval, hasta la batalla de Cnido en que se enfrentó a atenienses y persas (394 a. C.) y acabó derrotada.

Seguidamente, en la obra, se explica la entrada en escena de los romanos que, en sus comienzos, no se sintieron atraídos por el mar. En el contexto del enfrentamiento con Cartago por el control de Sicilia (Primera Guerra Púnica), debutó la flota romana al mando de Cneo Cornelio Escipión. Tras el  desastre, el Senado encomendó el mando de la flota a Caio Dulio, auténtico inspirador de la trirreme romana: más grande y más robusta que el modelo griego, con su rostrum para desventrar las naves enemigas y dotada de una pasarela abatible con garfios en su extremo (corvus) que facilitaba el abordaje. En el 260 a. C. tuvo lugar la batalla de Milas entre la flota romana al mando de Caio Dulio y la cartaginesa de Aníbal Giscón. Fue un desastre para los cartagineses y el primer triunfo naval romano. Caio Dulio se convirtió en un héroe naval,  entonces y para la posteridad: aún se conserva su columna rostral y han llevado su nombre diversos barcos de la armada italiana.

Durante la primera Guerra Púnica, romanos y cartagineses sostuvieron otras batallas navales.  En el 256 a. C. tuvo lugar la batalla de Ecnomo donde se encontraron la flota romana al mando de Marco Atilio Régulo y la cartaginesa de Amílcar y Hannón. La hábil estrategia de Régulo propicio una gran victoria romana. Tras esta victoria, los romanos pudieron desembarcar tropas en tierra para atacar Cartago. Envalentonado por el éxito de Ecnomo y de la victoria terrestre de Aspis, Régulo rechazó los ofrecimientos de paz y, poco después, vio cómo su ejército era diezmado por las tropas y elefantes de Jantipo. Más de 25.000romanos perecieron y el propio Régulo fue hecho prisionero.

Las batallas de Drépano (249 a. C.) y de las islas Egadi (241 a. C.) fueron los últimos actos navales de la Primera Guerra Púnica. Los resultados fueron muy diferentes, si los cartagineses obtuvieron un gran triunfo en Drépano, fueron derrotados en las islas Egadi. En esta batalla el romano Lutacio Cátulo dio orden de quitar los mástiles y aparejos de las naves para hacerlas más ligeras. Poco después de la batalla, una Cartago derrotada firmó el tratado que puso fin a la Primera Guerra Púnica.

El autor va a finalizar su ensayo con la batalla de Actium (31 a. C.). Para entender el contexto, dedica unas líneas a explicar la situación de Egipto desde el reinado de Ptolomeo Soter, tras la muerte de Alejandro Magno, al momento en que Egipto cayó en la órbita romana en tiempos de Julio César. Expone detalladamente las causas del enfrentamiento entre Octavio por un lado y Marco Antonio y Cleopatra por otro por el control de Egipto, su trigo y su riqueza. En el enfrentamiento final de Actium, Marco Antonio apostó por buque altos, grandes, poderosos, reforzados sus costados con planchas metálicas; mientras que Octavio, mejor sería decir de su competente militar Agripa, lo hizo por buques más ligeros y  ágiles, libres de mástiles y aparejos (a costa de que, al prescindir de la vela, no podría perseguir al enemigo si huía) siguiendo el ejemplo de Lutacio Cátulo en la batalla de las islas Egadi. En Actium, Cleopatra fue la primera mujer en la Historia que ejerció el mando de una agrupación naval completa. Es un misterio por qué Cleopatra, en lo más duro de la batalla, huyo con sus naves, ¿deserción? ¿algo acordado con Marco Antonio? Hay opiniones para todos los gustos. Marco Antonio salió en pos de Cleopatra, esta decisión marcó el principio del fin. Del resto de la flota de Marco Antonio y Cleopatra, unos buques desertaron, otros se rindieron y algunos lucharon hasta el final. Octavio fue el gran vencedor. No hubo más batallas navales hasta muchos siglos después

En resumen, una obra muy documentada y esencial para conocer los enfrentamientos navales de casi 1200 años de historia.

Ficha de la obra en la Web de la Editorial:


jueves, 20 de abril de 2017

LA GUERRA CIVIL RUSA, 1918-1921

Los antiguos aliados consideraron una traición el abandono de la I Guerra Mundial por el nuevo estado ruso, además causaron estupor algunas de sus primeras medidas como los decretos sobre la tierra o sobre las empresas industriales y los bancos o la intención de no asumir las deudas internacionales de los anteriores gobiernos. Los países europeos se propusieron impedir que revoluciones similares pudieran estallar en sus territorios, máxime teniendo en cuenta, por ejemplo, la aparición de soviets en algunas ciudades alemanas.

En el interior de Rusia, surgieron focos de resistencia al régimen bolchevique. Generales, oficiales y soldados fieles a la herencia zarista organizaron  el denominado "Ejército Blanco" al que se unieron descontentos de distinto signo. 

Varias potencias extranjeras decidieron apoyar a este Ejército Blanco: Gran Bretaña, Francia, Italia, estados Unidos, Japón..., así hasta tropas de catorce estados. Anglo-americanos y tropas blancas del general Iudenich actuaron en Murmanks, Arkangel y el Báltico; Denikin avanzó desde el sur respaldado por cosacos y por un ejército francés; Koltschak tuvo su área de actuación entre el Volga y el Lago Baikal con apoyos ingleses y de la Legión Checa;  Wranger intervino desde Ucrania) ; los polacos intervinieron bajo la dirección de Pilsudski. El Ejército Rojo tuvo que hacer frente a estas tropas en unas condiciones no muy buenas, tuvo que retroceder, pero siempre controló la parte central de su territorio como se ve en el siguiente mapa.


Edit. VICENS VIVES


Trotski, desde Febrero de 1918, comenzó a organizar el Ejército Rojo a partir de la Guardia Roja. Instauró una rigurosa disciplina  (por ejemplo, en caso de deserción la familia del desertor debía pagar una cantidad o poner un sustituto del huido). Este Ejército llegó a los 5 millones de efectivos en plena Guerra Civil. Trotski, debido a la poca experiencia de los mandos, tuvo que reclutar oficiales del antiguo ejército zarista. Se hizo un gran esfuerzo de propaganda para aumentar el reclutamiento.

Carteles para promover el reclutamiento y propaganda en envoltorio de caramelos

Tras casi tres años de lucha, el Ejército Rojo triunfó por:
  • Su férrea disciplina.
  • La desunión entre los componentes del Ejército Blanco.
  • En el Ejército Blanco había muchos extranjeros que no luchaban con la misma ilusión que los Bolcheviques.
  • El Ejército Blanco no se ganó la voluntad de los campesinos ni de los obreros industriales. Más bien les asustó con sus excesos (requisas, pillajes, etc.)
Las pérdidas humanas durante la Guerra Civil fueron muy cuantiosas. Las sequías de 1920 y 1921 empeoraron la situación y elevaron el número de muertos. Consecuencias de las malas cosechas fue la hambruna de 1921. Se pueden estimar entre tres y cinco millones los muertos por hambre, a ellos hay que sumar los muertos en las campañas bélicas. Hay mucha discrepancia al cifrar los muertos durante este período, se manejan cifras entre poco más de cinco millones hasta más de diez.

Las pérdidas materiales también fueron muy cuantiosas, la producción cayó a niveles de antes de la I Guerra Mundial. Los precios se dispararon, la tasa de inflación fue enorme, el Gobierno pagaba los salarios en especia para combatir este alza de precios.

martes, 18 de abril de 2017

OPERACIÓN FALL BLAU

PASTRANA PIÑERO, J.: “Operación Fall Blau”. Edit. Nowtilus. Madrid, 2017

Tras romper el Pacto Germano-Soviético, en junio de 1941 Hitler decidió invadir la Unión Soviética (Operación Barbarroja). A pesar de sus grandes avances y de controlar un amplio espacio del territorio ruso,  las tropas alemanas no consiguieron alcanzar sus objetivos: no pudieron tomar Leningrado ni Moscú. En estas circunstancias, a principios de junio de 1942, Hitler planeó asestar el golpe definitivo a la URSS en el sector sur del frente: la Operación Fall Blau, su última esperanza para alcanzar el triunfo en este frente. El objetivo fundamental era hacerse con el petróleo del Cáucaso algo vital para Alemania dada la prolongación e intensificación del conflicto. Del Cáucaso se extraía más del 70 % de la producción de petróleo de la URSS, así que, a la vez, se privaría a los soviéticos de esta fuente de energía. Pensaba Hitler que, tras el triunfo de esta operación, la URSS se vería obligada a firmar una paz por separado. Algunos altos cargos militares señalaron a Hitler el peligro de llevar a cabo una ofensiva con fuerzas que habían sufrido muchas bajas de personal y material  con el añadido de los problemas logísticos debido al alejamiento de las bases de partida y las malas comunicaciones; pero, para Hitler, las consideraciones económicas se impusieron a la opinión de los militares y a la opción de tomar antes Moscú. La Directiva 41 de Hitler para la campaña de verano del 42 pecaba de optimismo, confiaba demasiado en la capacidad de sus tropas aliadas y, a la vez, subestimaba las fuerzas soviéticas.

De esta Operación Fau Blau trata el libro que comentamos, lo hace con rigor y sumo detalle, conectando las operaciones en el Cáucaso con las llevadas a cabo para conquistar Stalingrado y de una forma crítica con el proceder de Hitler, Stalin y los altos mandos militares. Fuerzas participantes, armamento, tácticas y estrategias, movimiento de las tropas, avances y retrocesos, pérdidas humanas y materiales, etc. todo queda reflejado de forma muy exhaustiva en esta obra. Para hacer más comprensible el texto, el autor intercala un elevado número de mapas, planos, croquis, tablas explicativas y fotografías. Aporta, además, gran cantidad de fragmentos de órdenes, directrices, informes y diarios de campaña, memorias y relatos de los participantes, etc. El autor, Juan Pastrana, miembro de la Asociación de Historia Militar Española, es experto en temas de la Segunda Guerra Mundial y muy especialmente en la Operación Fall Blau. Esta experiencia y formación están patentes en toda la obra.

Veamos una breve síntesis de lo que el lector puede encontrar en este ensayo. Comienza la obra detallando las operaciones preliminares a la  Operación Fall Blau establecidas en la Directiva 41. En primer lugar controlar Crimea con la península de Kerch (Operación Trappenjagd) y tomar la fortificada ciudad de Sebastopol. La Operación comenzó el 8 de mayo y en diez días se produjo la total derrota de las tropas soviéticas, aunque Sebastopol resistió hasta el 9 de julio. Una segunda acción fue la Operación Friederichus I para eliminar el saliente de Izyum. Concluidas las dos anteriores, se lanzó la Operación Wilhelm para capturar una cabeza de puente sobre el Donets. Por último, un ataque en la zona de Kupianks (Operación Friederichus II) con el objetivo de destruir las fuerzas soviéticas al norte y este de Izyum.

El autor dedica unas páginas al  ataque soviético al oeste de Kharkov que logró penetrar en territorio controlado por los alemanes. Fue una ofensiva en pinza que tenía como objetivo rodear y destruir una parte del VI Ejército. Los soviéticos llegaron a 20 km de Kharkov. A pesar de ser pillados por sorpresa, los alemanes contraatacaron, rodearon al Ejército Rojo que fue víctima de los errores de Stalin.

Hitler quiso aprovechar el éxito de estas operaciones para lanzar la Operación Fall Blau el 28 de junio diseñada para ser llevada en cuatro fases. La primera consistiría en un avance rápido hacia el Don y la ciudad de Vorónezh. A pesar de la intención de los soviéticos de resistir a toda costa, a los pocos días Stalin autorizó una retirada que degeneró en un caos. El 6 de julio cayó en manos alemanas la ciudad de Vorónezh. La segunda fase tenía como objetivo la destrucción de la fuerza soviética entre el Don y el Donets lo que permitiría el avance sobre el Cáucaso. Rostov cayó en manos alemanas el 24 de julio tras una gran acción artillera contra las defensas de la ciudad. La falta de combustible y las dificultades para abastecer a las tropas comenzaron a preocupar seriamente a los mandos alemanes.

El éxito alemán y la escasa resistencia encontrada hicieron creer a Hitler, en contra de la opinión de sus generales, que la estructura militar soviética en el sur del frente se había venido abajo y que Fall Blau sería un paseo militar. La Directriz 45 ampliaba los objetivos y señalaba la toma de Stalingrado como algo prioritario simultaneado con las fases tercera y cuarta de la Operación Fall Blau (control de los pozos petrolíferos del Cáucaso). Era algo poco realista, uno de los muchos errores cometidos por Hitler durante la esta guerra. Stalin  para evitar que Stalingrado cayese en manos alemanas, ordenó resistir a toda costa en la ciudad (la famosa orden del 26 de julio de 1942 “ni jun paso atrás”).
El ataque alemán al Cáucaso comenzó el 26 de julio con un avance espectacular, tomaron algunas ciudades, pero, a medida que se acercaban al Cáucaso, encontraban más resistencia. Tomaron Maikop  con sus pozos petrolíferos muchos de ellos incendiados y destruidos; a pesar de su esfuerzo, los alemanes tuvieron muchos problemas para ponerlos en funcionamiento (en enero de 1943 sólo habían conseguido reabrir 13). Los objetivos de la Fall Blau comenzaban a venirse abajo.

Ante esta situación, Stalin incrementó sus peticiones a los aliados para que abrieran un segundo frente (no le gustó la noticia de que lo harían en el norte de África y no en Europa) y para que le enviaran material bélico que nuestro autor detalla (Stalin se quejó de la calidad del que le enviaron).

Las tropas alemanas se encontraron con la enorme dificultad de atravesar el Cáucaso a la vez que vieron el traspaso de parte de sus fuerzas al Grupo de Ejercitos B que atacaba Stalingrado cuya toma estaba tomando prioridad sobre el Cáucaso. El 23 de agosto, un fuerte bombardeo alemán sobre Stalingrado precedió a una ofensiva total. Durante los siguientes cuatro meses alemanes y soviéticos combatieron en Stalingrado calle a calle, casa a casa, en las alcantarillas… Protagonizaron una de las epopeyas más impactantes de esta Guerra.

Con la lucha en Stalingrado atascada, los alemanes volvieron a relanzar el ataque en el  Cáucaso el 26 de agosto. La falta de combustible se convirtió en la raíz de todos los problemas. La lucha en las alturas, en las cumbres heladas, se convirtió en un reto aún  para tropas muy entrenadas para ello. El 7 de septiembre el mariscal List ordenó la paralización de la ofensiva y posteriormente el repliegue ante la llegada del invierno. Hitler estalló de ira y destituyó a List y a otros mandos y decidió asumir personalmente la dirección del Grupo de Ejércitos A. El 14 de octubre, Hitler ordenó finalizar la campaña de verano-otoño. A Hitler solo le quedaba la victoria en Stalingrado para paliar la decepción del Cáucaso.

Pero en Stalingrado las cosas iban a ir aún peor para las tropas alemanas. El 19 de noviembre, los soviéticos lanzaron la Operación Urano. Para ello realizaron una gran concentración de fuerzas, pero Hitler se negó a admitir que constituían una gran amenaza a pesar de los informes que recibía. El objetivo era realizar un avance en pinza sobre el Grupo de Ejércitos B. El 22 de noviembre la maniobra soviética selló la suerte del VI Ejército, más de 300.000 soldados alemanes quedaron cercados. Hitler cometió un nuevo error, en vez de intentar romper el cerco desde el interior y retirarse ordenó resistir hasta que se pudiese abrir desde el exterior. Mientras tanto había que abastecer a los cercados por aire, pero los abastecimientos solo llegan en un 20 % de lo necesario. Al mariscal Von Manstein se le encargó la ruptura del cerco desde el exterior con el objetivo de abrir un pasillo para hacer llegar  suministros a los cercados, no para utilizarlo en una posible retirada. El 12 de diciembre, Von Manstein inició el ataque, pero, debido a la gran resistencia soviética, solo pudo llegar hasta unos 40 Kms. del cerco. Von Paulus tuvo que capitular a fines de enero de 1943. La rendición fue un gran desastre para los alemanes, la marcha de la Guerra había cambiado de signo definitivamente.

Volviendo al Cáucaso, se hacía necesario un repliegue de las posiciones alcanzadas en la Fall Blau, pero Hitler se resistía inútilmente. El gran avance soviético en la zona (tomaron Rostov el 14 de febrero)  puso fin al sueño de Hitler del autoabastecimiento de hidrocarburos.

El último capítulo de la obra está dedicado a la Operación Lentil lanzada por Stalin el 23 de febrero de 1944. Fue una campaña destinada a una deportación masiva de  pueblos del Cáucaso como los tártaros de Crimea, chechenos e ingusetios. Fueron trasladados hacia campos de concentración situados en Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán. Su delito haber colaborado con las fuerzas del Eje. Estos pueblos del Cáucaso habían visto reprimidas sus ansias independentistas en 1920-1921 por el régimen bolchevique y, al principio, recibieron a las fuerzas del Eje como liberadoras. Los métodos de deportación fueron similares a los empleados por los alemanes con los judíos. Muchos miles murieron. Los que vivían en zonas montañosas y, por lo tanto, era difícil su deportación, fueron asesinados “in situ”. Muchos de todos estos deportados tuvieron que esperar a la muerte de Stalin para poder volver a sus casas, aunque muchas estaban ocupadas por rusos. La República Autónoma de Ingushia-Chechenia perdió su autonomía y la mayor parte de su territorio fue repartido entre las repúblicas vecinas.

La obra se completa con veinte anexos: texto de la Directriz número 41 firmada por Hitler, fragmentos del informe sobre el potencial de combate de la Wehrmacht, orden de batalla en Trappenjagd, orden de batalla inicial en la ofensiva de Kharkov, orden de batalla asalto a Sebastopol, orden de batalla Operación Wilhelm, destituciones en el Grupo de Ejercitos del Sur en junio de 1942, orden de batalla Operación Friederichus II, orden de batalla Fall Blau fase I, Directriz número 43 firmada por Hitler, Directriz número 45 del 23 de julio de 1942, orden de batalla 21 de julio de 1942, Orden 227 firmada por Stalin, Orden soviética número 270 del 16 de agosto de 1941, orden de batalla del 27 de julio de 1942, Memorando de Stalin a Churchill del 12 de agosto de 1942, Memorando de una conversación del embajador soviético con el Secretario de Estado norteamericano en octubre de 1942, Directriz de 12 de diciembre de 1942 y anexo a la Directriz alemana número 41.

Ficha de la lobra en la Web de la Editorial:




jueves, 13 de abril de 2017

PRIMERA CONSTITUCIÓN TRAS EL TRIUNFO BOLCHEVIQUE EN RUSIA: JULIO, 1918


En julio de 1918, en el Quinto Congreso Panruso de los Soviets se aprobó la primera constitución del nuevo Estado.

Síntesis de su contenido:
  • Los Soviets constituyen la base del nuevo Estado que se define como una República de Soviets de Obreros, Campesinos y Soldados.
  • Estructura federal del Estado, "Libre unión de naciones libres".
  • Enuncia los derechos del pueblo trabajador, más concretos que los de la Revolución Francesa, pero más restrictivos al aparecer excepciones. Por ejemplo recogía el sufragio universal del que quedaban excluidos los burgueses, los rentistas, los religiosos, los comerciantes, los antiguos miembros de la policía, los miembros de la Casa Real... además de las personas incapacitadas por la locura o causas similares, así como los condenados por delitos de infamia o lucro. En definitiva podían votar los que se ganaban la vida con el trabajo útil, los soldados y los inválidos. Se privilegiaba al proletariado urbano (1 representante por cada 25.000) sobre el campo (1 representante por cada 125.000). Recogía también la libertad de expresión y reunión para el pueblo trabajador. Derecho de los trabajadores a una educación pública y gratuita.
  • Recogía algunas obligaciones de los ciudadanos como de prestar el servicio militar, defender la revolución o trabajar.
  • No contempla la separación de los poderes ejecutivo y legislativo. Es la concreción de la  "dictadura del proletariado" marxista.
  • El Congreso Panruso de los Soviets, compuesto por representantes de los Soviets locales de toda Rusia, es el órgano supremo del país. Se reúne cada dos años. Entre sesiones, actuaba como órgano supremo de poder el Comité Ejecutivo Central Panruso, era como el poder legislativo.
  • El Congreso designaba al Consejo de Comisarios del Pueblo (18 personas), el poder ejecutivo que actuaba de forma colegiada.
  • Separación Iglesia-Estado y libertad de conciencia de los ciudadanos.
Texto íntegro de la Constitución (90 artículos):

lunes, 10 de abril de 2017

EL VIAJE DE LENIN A RUSIA PARA LIDERAR LA REVOLUCIÓN. ABRIL, 1917




La tarde del 9 de abril de 1917, un tren esperaba su salida de la estación de Zúrich en dirección a la frontera alemana. A bordo viajaban Vladimir Ilyich Ulyanov, más conocido como Lenin, y otros 31 revolucionarios. Su destino final: Rusia.
Después de más de una década en el exilio, solo ocho días separaban a Lenin de su entrada triunfal en la escena de la revolución rusa con un papel -el del líder revolucionario- para el que llevaba casi toda la vida preparándose.
Su llegada a Petrogrado, como se conocía en aquella época a San Petersburgo, supondría un punto de inflexión en la historia del siglo XX.
Pero antes de apearse en la Estación Finlandia de la ciudad rusa, el dirigente bolchevique tenía por delante un largo viaje a través de una Europa en plena I Guerra Mundial.
Un trayecto que, según los historiadores, cambió la estrategia de la revolución: el socialismo pasó de ser un objetivo a medio plazo a una acción inminente.
El nuevo plan quedó plasmado en las famosas Tesis de Abril, que Lenin hizo públicas apenas unos días después de su llegada a Rusia........

miércoles, 5 de abril de 2017

BREVE HISTORIA DE LA BELLE ÉPOQUE

CAMPOS POSADA, A.: “Breve historia de la Belle Époque, 1890-1914” Edit. Nowtilus. Madrid, 2017.

Muchos historiadores señalan la muerte de la reina Victoria (1901) como el fin de una época, para nuestra autora, los cambios comenzaron una década antes marcando el inicio de la Belle Époque que continuará hasta la I Guerra Mundial. A lo largo de esta obra, Ainhoa Campos analiza los profundos cambios que se realizaron en esta época en el ámbito político, económico, social y en la vida diaria del común de las personas. Un ensayo muy entretenido, salpicado de curiosas anécdotas que ilustran las grandes transformaciones de esta Belle Époque salpicada de luces y sombras.

Para comenzar, cambios  en la política hasta este momento cosa de aristocráticos. Las clases medias emergentes pidieron su papel en las decisiones políticas. Un ejemplo, en Inglaterra, la Cámara de los Lores perdió el derecho a vetar las leyes aprobadas en los Comunes. También la clase obrera iba a reclamar su espacio, representantes de partidos socialistas irrumpieron con fuerza en los parlamentos de diferentes Estados (en 1914 el grupo socialista era el más numeroso en los parlamentos de Alemania y Francia).

Revolución importante fue la que experimentaron los medios de comunicación. La instalación de rotativas hizo bajar el precio de los periódicos que se convirtieron en importantes generadores de opinión pública. Esto quedó muy claro en Francia durante el caso Dreyfus que originó cientos de artículos de prensa (más de 400 periodistas cubrieron la revisión de su primer juicio) o en Inglaterra donde los artículos de W. T. Stead lograron cambiar la Ley de Enjuiciamiento Criminal en la década de 1880. A esta revolución contribuyeron el telégrafo que permitió trasmitir las noticias con gran rapidez, la radio (en 1895, Marconi emitió el primer mensaje radiofónico)  o la expansión del teléfono aunque siguió siendo un lujo al alcance de pocos.
Los profundos cambios económicos que habían comenzado desde hacía un siglo (Revolución Industrial) se aceleraron: nuevas energías (electricidad y petróleo), nuevos metales (cobre, aluminio…), nuevos motores eléctricos y de combustión, nuevos medios de transporte como los vehículos a motor o los aviones, nuevas formas de organizar la producción, etc.

Es muy interesante el análisis que hace de las grandes transformaciones que experimentó la vida cotidiana de las personas. En primer lugar vieron, los habitantes europeos vieron alargar su esperanza de vida por la caída de la tasa de mortalidad debido a la mayor higiene, vacunas, mejores atenciones médicas, una alimentación más abundante y variada… Muchos campesinos, buscando trabajo, se trasladaron a las ciudades que crecieron enormemente y necesitaron ampliar su perímetro (los ascensores permitieron su crecimiento vertical), solucionar problemas como la escasez de viviendas, garantizar la seguridad,  el abastecimiento y servicios básicos. Estos nuevos habitantes procedentes del campo tuvieron que adaptarse al ritmo y formas de vida urbanas lo que no les iba a resultar fácil. Afortunadamente, los nuevos transportes (tranvías, metro…) iba a acortar su tiempo de ida y vuelta al trabajo.

Al reducirse el horario de la jornada de trabajo y aumentar el poder adquisitivo, hubo un mayor espacio para el ocio. El cine fascinó a la gente cuando en 1893 se proyectó la primera película de la historia en Brooklyn o cuando dos años más tarde los hermanos Lumière proyectaron varias de sus películas en el Gran Café de París cobrando entrada (fue especialmente impactante su grabación de un  tren en movimiento). Durante la Belle Époque se desató en las gentes una pasión irrefrenable por el mundo del deporte como practicantes o como espectadores: fútbol, béisbol, ciclismo, atletismo, carreras, boxeo... La práctica del deporte, que antes parecía cosa de ociosos, llegó a los trabajadores.  Hombres y mujeres de la Belle Époque pudieron ser espectadores  de los primeros JJ.OO. de la historia moderna promovido por Pierre de Coubertin (se inauguraron en 1896, compitieron solo hombres de 14 países), el primer Tour de Francia (1903), las primeras carreras de automóviles, etc. Competiciones llenas de anécdotas que hoy nos hacen reír. No por ello desaparecieron las formas de ocio tradicionales como la el baile o la música (el cancán causó furor en la Belle Époque).

La bicicleta, al bajar de precio, se popularizó entre las clases bajas que vieron una magnifica forma de adquirir una autonomía en sus desplazamientos. Se levantó gran polémica cuando las mujeres comenzaron a montar en bicicleta (arrojaron piedras a Emma Eades, la primera mujer que montó en bicicleta en Londres), no se consideraba apropiado para ellas. Las clases altas pudieron exhibir sus flamantes automóviles que generaron un  cierto rechazo debido al ruido y humo que producían y a los accidentes que podían ocasionar.

La Belle Époque fue de gran puritanismo sexual, todo lo referente al sexo estaba desterrado de la vida pública. La práctica del sexo debía estar encaminada a tener hijos. Generalmente, la sociedad estaba en contra de los anticonceptivos y, por supuesto, el aborto (a pesar de ello era más frecuente de lo que se pensaba). La homoxesualidad, considerada una perversión, estaba perseguida por las leyes.

Y, a la vez, la Belle Époque fue también una época de auge del feminismo, una nueva mujer que lucha por la igualdad en el mundo laboral, en el acceso a la educación y en derechos políticos. Estas reivindicaciones femeninas generaron rechazo en los sectores más conservadores (incluso ven mal que la mujer pueda llevar pantalones), son resistencias a la modernidad. La petición de derecho a voto se convirtió en algo primordial para la mujer, en esta reivindicación destacaron las llamativas acciones de las sufragistas británicas. A pesar de su gran actividad, el sufragio femenino no se consiguió durante la Belle Époque salvo en Finlandia y Noruega.

En el mundo laboral, esta época fue testigo de una gran movilización política y social, las clases obreras estaban más concienciadas que nunca debido a la actividad de sindicatos y partidos obreros. En 1889, centenario de la Toma de la Bastilla, se creó la II Internacional, uno de sus primeros acuerdos fue la celebración del 1 de mayo para 1890 con el objetivo de conseguir la jornada de ocho horas, tuvo diferente incidencia según países. Marxismo y Anarquismo pugnaron por su influencia en el mundo obrero. Ambas doctrinas sufrieron importantes cambios durante estos años. En la década de 1890 comenzó la gran pugna en el marxismo entre los revolucionarios (partidarios de seguir con las teorías de Marx tal como él las había formulado) y los revisionistas o reformistas de Bernstein que pensaba que había que adaptar el marxismo a la nueva situación. Durante la Belle Époque, estas corrientes reformistas se fueron imponiendo en los partidos socialistas nacionales y en la II Internacional. El anarquismo también evolucionó desde su etapa de propaganda por el hecho (atentados contra un largo rosario de personajes muy destacados de la vida política o militar) a una preponderancia de su versión anarcosindicalista. Incluso la Iglesia se percató de la fuerza del movimiento obrero. León XIII quiso alejar a los trabajadores de partidos y sindicatos ateos y publicó la Rerum Novarum, la primera encíclica social de la Iglesia. En ella, desde la óptica de la Iglesia, señalaba las obligaciones de patronos y obreros y les animaba a formar sindicatos católicos.

También fue una época de fuerte auge del militarismo, especialmente en algunos países como Alemania (política de Guillermo II), Francia (que quiere la revancha de la Guerra Franco-Prusiana), Rusia… En los últimos días de su vida, Gladstone se mostraba preocupado por esta oleada de “espíritu militar”.  Hubo quien alzó su voz contra este militarismo, la autora destaca la actividad de la pacifista Bertha von Suttner y de algunas organizaciones e iniciativas pacifistas. A pesar de lo anterior, durante la Belle Époque, la guerra parecía cada vez más probable.

Una cuestión que enturbió mucho las relaciones entre los estados fue la expansión imperialista. La palabra imperialismo se popularizó en la década de 1890. Tras la Conferencia de Berlín de 1884 se desató una carrera por ocupar el territorio africano y dotarlo de fronteras donde hacía pocos años no existían. Ainhoa Campos dedica unas páginas a la salvaje explotación que impuso en el Congo el rey Leopoldo de Bélgica al que reconocieron la titularidad de este territorio a título personal. Un ejército de funcionarios era el encargado de mantener un régimen salvaje de explotación en el que látigo, los castigos más severos, las amputaciones de miembros... estaban a la orden del día si los indígenas no entregan las cuotas de caucho asignadas (denominado “caucho rojo” por la sangre que costaba su recolección). La divulgación de la situación de los habitantes del Congo, con fotografías incluidas, causó un gran impacto en la sociedad occidental.

Bismarck había ideado unos complejos de sistemas de alianzas para, manteniendo aislada a Francia, evitar una guerra entre las potencias europeas. Tras su destitución, Guillermo II no renovó su alianza con Rusia y apostó por mantenerla con Austria. Era el primer paso para la formación de los bloques que se iban a enfrentar en la I Guerra Mundial. La carrera de armamentos y su mejora fue una constante: artillería de largo alcance, ametralladora Maxim (que tanto protagonismo iba a tener en la Guerra Mundial),  botadura del Dreadnought en Inglaterra (1906) que dejó obsoletos a los buques de guerra anteriores… son solo unos ejemplos. La autora hace referencia a una serie de acontecimientos que fueron la antesala de la I Guerra Mundial: La crisis de Fachoda, la firma de la Entente Cordiale entre Francia y Gran Bretaña, las crisis marroquí de 1905 y 1911, la anexión de Bosnia-Herzegovina por Austria (1908), las guerras balcánicas y el determinante atentado de Sarajevo.

Señala la autora que durante la Belle Époque se pensó en el futuro como nunca antes se había hecho. Querían imaginarse las consecuencias de los grandes avances tecnológicos que estaban viviendo. Las tensiones y rivalidades entre las potencias, la carrera de armamentos, el creciente nacionalismo (ideología que no era nueva, pero que ahora se convirtió en una ideología de masas capaz de arrastrar a la gente más que ninguna otra), el racismo (la existencia de razas superiores justifica su dominio del mundo), el antisemitismo… no hacían presagiar nada bueno.

En definitiva, una obra muy documentada que nos acerca de una forma amena a esta etapa de nuestra historia pasada que se ha denominado Belle Époque (1890-1914).

Ficha de la obra en la Web de la editorial:
http://www.nowtilus.com/descargas/HojapromoBHdelaBelleEpoque.pdf