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lunes, 13 de febrero de 2017

BREVE HISTORIA DE LA GESTAPO


VILCHES AGÜERA, S. “Breve historia de la Gestapo”. Edit. Nowtilus. Madrid, 2016.


Esta obra es algo más que una historia de la Gestapo, es la historia de la represión étnica, política y social en  Alemania  y sus países anexionados y conquistados protagonizada por los nazis. La Gestapo, uno de los pilares de la totalitaria dictadura de Hitler, fue uno de los brazos más importantes de esta brutal represión que, aún hoy, despierta fuertes sentimientos de repulsa.

Tras hacer un repaso a la formación de la ideología nazi y de las condiciones que hicieron posible el ascenso del Partido Nazi al poder, la autora va a tratar detenidamente el papel de la Gestapo al servicio de la dictadura nazi. La Gestapo se creó en abril de 1933, poco después de la llegada de Hitler al poder y del incendio del Reichstag que desató una persecución política de comunistas y socialistas.  Se tomó como modelo la policía prusiana creada en 1848 para vigilar la vida política, perseguir a la oposición y eliminar disidencias. Las actuaciones de la Gestapo no estaban sujetas a la ley, de ahí que se caracterizasen por un tan alto grado de arbitrariedad y brutalidad que logró crear un clima de terror en la sociedad, era el ojo que vigilaba todo, “la mirada alemana” y todos podían sentirse amenazados.

A lo largo del libro,  Sharon Vilches va a hacer un detallado repaso a los principales cometidos y actuaciones de la Gestapo a lo largo de su historia. La represión política fue una de las primeras tareas que realizó, su misión fue la elaboración  de listas y detención de los afiliados a partidos (especialmente del Partido Socialista y del Partido Comunista) y sindicatos declarados ilegales. La Gestapo realizó también una labor preventiva, la denominada “custodia preventiva”, es decir la retención de cualquier persona que, a pesar de su carácter temporal se podía transformar en una prisión continua. También participó en la eliminación de disidencias dentro del movimiento nazi, por ejemplo en la Noche de los Cuchillos Largos.

Otro de los cometidos de la Gestapo fue velar por las disposiciones relativas a mantener la pureza racial, una de las metas del nazismo desde sus inicios. La Gestapo se ocupó de identificar y detener a los enemigos de la raza aria: judíos, homosexuales (elaboración de las denominadas “listas rosa”), gitanos (se ejecutó a unos 200.000 en la Europa bajo control nazi), discapacitados, antisociales, etc. y eliminarlos de la vida política y social. Lo relacionado con los judíos, como no podía ser menos, tiene un tratamiento especial en la obra, la Gestapo colaboró activamente en la creación de guetos, la deportación de judíos a los campos de concentración y exterminio, los asesinatos masivos, etc.; en definitiva, en la ejecución de la denominada “solución final” para la eliminación del pueblo judío en los territorios ocupados por los nazis.

El 27 de septiembre de 1939, iniciada ya la Guerra, se creó la Oficina de Seguridad del Reich (RSHA) que, controlada por Himmler y Heydrich, integraba todos los servicios de seguridad alemanes. La RSHA se organizó en siete departamentos (Amt); uno de ellos, el IV, era el de la Gestapo dirigido por Muller. Dentro del Amt IV existían a su vez varias secciones.

Cuando estalló la II Guerra Mundial se ampliaron los cometidos de la Gestapo que acompañó a los ejércitos invasores con la misión de acabar con las disidencias y realizar la limpieza étnica y racial en los territorios conquistados. El escenario bélico fue ideal para que la Gestapo desarrollara sus técnicas más inhumanas: elaboración de listas de sospechosos y detenciones arbitrarias, brutales interrogatorios, torturas, envío a campos de concentración y exterminio, etc. También recopiló información para enviar trabajadores  esclavos a las fábricas alemanas.  Para llevar adelante esta labor represiva, contó con la ayuda de colabores autóctonos, espías y agentes infiltrados. Tuvo actuaciones destacadas en este sentido durante las campañas de Polonia y Rusia, aunque actuó en otros muchos países europeos.

Otra actuación de la Gestapo estuvo relacionada con la realización del Programa Aktion T4 que, puesto en marcha en octubre de 1939, tenía como objetivo practicar la eutanasia a aquellas personas “no merecedoras de vivir” (personas que padecían enfermedades mentales, síndrome de Down, epilepsia, homosexuales…). Muchos de ellos fueron detenidos por la Gestapo. Para su realización se emplearon inyecciones letales, duchas de gas… El programa desapareció en 1941, aunque se siguió practicando en los campos de concentración.

Durante la Guerra, en el interior de Alemania la Gestapo se ocupó de vigilar y detener a disidentes, conspiradores (hubo unos cuarenta intentos de asesinar a Hitler), derrotistas o poco patriotas. Cuando comenzaron los reveses bélicos, en Alemania se prohibió escuchar emisoras extranjeras que pudiesen informar sobre la realidad del frente.

En los momentos finales de la Guerra fue bombardeada la sede de la Gestapo en Berlín. Los agentes que se encontraban allí en ese momento se afanaron en destruir documentación y eliminar a los detenidos, no había que dejar pruebas. Eisenhower disolvió la Gestapo de forma oficial. El  número de componentes de la Gestapo resulta dudoso de determinar aún hoy; en los juicios de Nuremberg, la acusación lo fijó en 50.000 y la defensa en 20.000, una cifra aceptable estaría entre 30.000 y 35.000.

La autora se ocupa de otras muchas cuestiones como el papel de Göring y Himmler en la configuración del cuerpo, la colaboración de la sociedad alemana, la comparación de la Gestapo con otras policías de momento, la desnazificación y los Juicios de Nuremberg...

Una obra rigurosa cuya lectura nos debe ayudar a reflexionar y a tratar de evitar, cada uno en su medida, a que actuaciones como la Gestapo y los regímenes que las amparan no tengan cabida en la vida política y social nunca más.

La obra en la Web de la Editorial:



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