Firma del Armisticio de la I Guerra Mundial |
La Historia de este Vagón representa un poco la de las relaciones franco-alemanas en la primera mitad del s. XX. Cuando se produjo la capitulación de Francia en la II Guerra Mundial, Hitler quiso que se firmase en el mismo lugar y en el mismo Vagón. Fue preciso sacar al Vagón del museo en el que se encontraba (a través de un hueco practicado en la pared) y trasladarlo al claro de Rethondes.
En la foto se ve cómo sacaron los alemanes al Vagón de su museo |
El mismo Vagón en la firma del Armisticio en la II Guerra Mundial |
Posteriormente, el Vagón y la lápida conmemorativa de la rendición alemana fueron trasladados a Berlín donde el Vagón se exhibió como un trofeo de guerra. En 1945, en pleno avance de las tropas aliadas, temiendo que se apoderasen de él, se ordenó su traslado a lugares más seguros dentro de Alemania. El Vagón inició un peregrinaje hasta acabar en Crawinkel donde las SS recibieron orden de destruirlo. Los americanos, cuando entraron en este lugar, sólo pudieron encontrar fragmentos.
Tras acabar la II Guerra Mundial, las autoridades francesas encargaron a la empresa CIWL (constructora de este vagón) la reconstrucción de un “Vagón del armisticio”. El meticuloso trabajo se hizo sobre el chasis y estructura de un vagón similar que se pudo encontrar tras una búsqueda por varios lugares del mundo (Finlandia, Grecia, Rumania, Belgica, Marruecos, Turquia, China...). El 11 de noviembre de 1950 (fecha del Armisticio de la I Guerra Mundial), en el reconstruido edificio situado en la también explanada de Compiegne (Rethondes), se instaló con todos los honores el "Vagón del armisticio".
El Vagón como puede verse actualmente |
El Claro del Armisticio actualmente con el edificio que cobija al vagón:
Desde la guerra francoprusiana, Alemania y Francia estuvieron devolviéndose las humillaciones de forma alterna. Esa historia del vagón lo ilustra perfectamente.
ResponderEliminarHitler tenía obsesión por convertir los vagones en despachos. En otro tren en Hendaya también se entrevistó con Franco.
Un saludo.
¡Buena idea esa de los vagones en despachos!
ResponderEliminarFeliz año, Cayetano