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miércoles, 9 de junio de 2010

La URSS invade Afganistán

En 1978, los comunistas afganos dieron un golpe de Estado y tomaron el poder siguiendo las directrices de Moscú. Los nuevos gobernantes no tuvieron la experiencia necesaria para solucionar los problemas del país y vieron cómo fracasaban algunas de sus reformas (en especial la agraria y las que chocaban con la tradición islamita). En la primavera de 1979, surgieron manifestaciones y protestas, alentadas por el movimiento islamista de los muyaidines, que fueron reprimidas violentamente por el gobierno. Esta política represiva fue la causa de que las guerrillas islámica (con amplio respaldo popular) se lanzaran a la ofensiva.
Moscú no podía permitir que Afganistán se alejara de su órbita, además debía impedir que el movimiento islamita prendiera en las repúblicas soviéticas vecinas de Afganistán. No hay que olvidarse del deseo de abrirse hacia una región rica en petróleo. Por todo ello, Moscú decidió intervenir.
En diciembre de 1979 tropas rusas entraban en Afganistán (más de 100.000 soldados). Al principio pareció un paseo militar, pero la guerrilla no era fácil de combatir. Los guerrilleros conocían a la perfección un terreno muy inaccesible y recibían ayuda norteamericana (incluso abasteció al grupo más radical, los talibanes). Muy pronto, los soviéticos sólo dominaban las grandes ciudades. Cuando, a partir de 1987, la guerrilla pudo contar con misiles Stinger norteamericanos, los soviéticos perdieron la ventaja aérea y la situación se inclinó a favor de los guerrilleros.






Aparte de esta situación, otros factores contribuyeron a acelerar la retirada soviética. Tras la subida de Gorbachov al poder, Afganistán era un obstáculo para el desarrollo de su política aperturista hacia occidente. En mayo de 1988, Moscú anunciaba su retirada en diez meses, en febrero de 1989 salían de Afganistán los últimos soldados soviéticos.
Las consecuencias demográficas del enfrentamiento muestran a las claras su brutalidad. Pasaron por Afganistán unos 750.000 soldados soviéticos (llegó a haber 120.000 simultáneamente), de ellos murieron unos 15.000. Un millón de civiles afganos murieron y cuatro millones se hacinaron en campos de refugiados instalados en Pakistán.
Tras la retirada soviética, Afganistán quedaba envuelto en una guerra tribal que desembocaría en el régimen talibán (1996).

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