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jueves, 27 de febrero de 2020

SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, REUNIONES Y CONFERENCIAS QUE PREPARARON LA PAZ (IV): TEHERAN

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La CONFERENCIA DE TEHERÁN se celebró entre 28 noviembre y el 1 de diciembre de 1943. Stalin, que no quería alejarse demasiado de Moscú, propuso este lugar que tal vez no era el más adecuado ya que había sido cuartel general del espionaje alemán y aún podían quedar alguna infraestructura. Respecto al local, se eligió la embajada rusa, las sedes de la embajada rusa y norteamericana era un handicap para Roosevelt debido a sus dificultades de movilidad. Para solucionar este problema, Roosevelt aceptó ser huesped de Stalin. En realidad, Roosevelt deseaba inpirar confianza a Stalin, tal vez por ello no se quiso entrevistar con Churchill hasta no hacerlo con Stalin. En cambio las embajadas de la URSS y Gran Bretaña estaban muy cercanas.

No hubo metodología de trabajo, “cada uno podía plantear y discutir lo que quisiera” diría más tarde Churchill. Ante todo fue una conferencia estratégica. Roosevelt y Stalin no eran partidarios de fijar zonas de influencia una vez acabada la Guerra, Churchill, en cambio, quería delimitar estas zonas para poner límites a la ambición de Stalin.
 

https://mundo.sputniknews.com/politica/201811281083733985-conferencia-teheran-apertura-de-segundo-frente-en-europa-stalin-roosevelt-churchill/


Respecto a Alemania, coincidieron en que debía ser castigada por haber provocado el conflicto. Stalin y  Rooselvet estaban de acuerdo en que había que desmembrar Alemania, el norteamericano esbozó un plan de división de Alemania en siete unidades: cinco regiones autónomas y dos territorios bajo control de las Naciones Unidas. Stalin insistió en el control de la industria alemana.  Churchill estuvo de acuerdo en la desmembración, aunque fue el único en considerar que, tras algunos años, Alemania podría volver al seno de las naciones civilizadas

Se hizo a Stalin la promesa firme de llevar a cabo un desembarco aliado en el norte de Francia (“Operación Overlord”), a pesar de la idea de Churchill que hubiera preferido abrir este frente en el Meditarraneo, lejos de Inglaterra. Stalin por su parte se comprometió a unirse a la lucha contra Japón cuando Alemania fuera vencida.

El espinoso asunto de Polonia apenas si se trató a pesar de los esfuerzos de Churchill. Ante las firmes exigencias de Stalis, Roosevelt y Churchill parecieron resignarse a un desplazamiento de Polonia hacia el oeste. La frontera soviética llegaría hasta la línea Curzon y a cambio Polonia se anexionaría territorios  alemanes.

Al termino de la Conferencia se publicó un comunicado oficial en el que se explicitaban algunos acuerdos: ayudar a la guerrilla yugoslava con suministros y equipo, intentar que Turquía entrase en la Guerra al lado de los aliados (si por esa razón Bulgaria entraba en guerra con Turquía, la Unión Soviética declararía la guerra a Bulgaria) y estrechar los contactos entre sus tres Estados Mayores para sincronizar las acciones cara a terminar la guerra.


El tema de la organización de la seguridad colectiva se abordó fuera de los trabajos oficiales, en una reunión de Stalin y Roosevelt. Se esbozaron algunas ideas para la futura ONU.

miércoles, 26 de febrero de 2020

RESEÑA DE "LA HABITACIÓN ENORME", OBRA DE E. E. CUMMINGS



CUMMINGS, E. E. La habitación enorme. Madrid: Nocturna Ediciones, 2019.

La habitación enorme” es el relato autobiográfico de los meses que el autor, E.E. Cummings, y su amigo Brown pasaron en el Centro de Detención de la Ferté Macé situado en Normandía. Cummings era un joven culto de 23 años, licenciado en Harvard, que, nada más entrar Estados Unidos en la I Guerra Mundial, haciendo gala de gran patriotismo, se alistó como voluntario en abril de 1917. Fue enviado al frente francés, cerca del Somme, como conductor de ambulancias. Ni a él ni a su amigo les gustó el ambiente ni la actitud del jefe de la unidad en la que estaban. Algunas cartas que escribieron, especialmente Brown, dando cuenta de la situación de las tropas en el frente, de su desmoralización y de la ineptitud de algunos mandos fueron la causa por la que acabaron siendo interrogados, acusados de traidores, posibles espías y derrotistas y, a la postre, enviados al Campo de detención de La Ferté en espera de una decisión sobre su futuro.

Esta novela autobiográfica, publicada en 1922, es un relato detallado de su traslado, llegada y estancia en este Centro, sin que sobre él tuvieran ninguna acusación de peso. Denuncia las malas condiciones alimenticias, higiénicas y médicas que hubo de soportar durante su cautiverio. La rutina diaria, los castigos en los cabinots, los incidentes más diversos… todos aparecen reflejados en estas páginas. El hacinamiento en una celda nauseabunda (“la habitación enorme”), con detenidos de muchos países y de una gran diversidad social, genera todo un mundo de situaciones, muchas de ellas de verdadero compañerismo y solidaridad. Por las páginas de este relato van a ir apareciendo un gran número de personajes que el autor describe con detalle, su físico, sus costumbres, sus anhelos y sueños, sus débiles acusaciones… De muchos de ellos, Cummings va a guardar recuerdos entrañables.  Historias profundamente humanas. Son muchos los que merecen su atención, además de su amigo Brown: Monsieur Auguste, Conde de Bragard, Borla. Harre, Fritz, El Maestro, el hombre del Gorro Naranja, el Zulú, el Oso, el Joven Ruso, el Peluquero, Garibaldi, el Hombre Listo, Judas, el Capitán Holandés, el Reparador de Máquinas, Afrique, Pan Moreno, Pete, Méxique, el Joven Polaco, el Chulo de Putas Español, el Vagabundo y su Hijo,  el Repartidor, Sobrepelliz, Jean Le Nègre, etc. … Todos, de una forma u otra, víctimas de la sinrazón de la guerra, con un futuro dependiente  de una Comisión de Evaluación que se reunía cada tres meses. También describe la situación de las mujeres detenidas de las que están separados por un muro, especialmente de Marguerite, Celine, Lena, Lily y Renée. A pesar de que la comunicación con ellas estaba terminantemente prohibida so pena de severos castigos, relata algunas interacciones. También deja constancia del comportamiento de los funcionarios del Centro, desde el director (Apollion) hasta los vigilantes. Finaliza  con su salida de La Ferté tras pasar por la Comisión de Evaluación y ser liberado en enero de 1918.

“La  habitación enorme” es un libro denuncia de las estupideces compañeras de la guerra. Frente a la posición de su padre que quería emprender acciones judiciales para esclarecer y pedir responsabilidades ante una detención totalmente injustificada, E. E. Cummings pensó que era más eficaz escribir una obra de esta naturaleza. Un libro con claros tintes antimilitaristas, en sintonía con otras obras de postguerra como, por ejemplo, Adiós a las armas de Hemingway. Cummings sabe combinar perfectamente la brutalidad, ternura, la compasión, el humor negro… Su lectura, como corresponde a la obra de un buen escritor y poeta, resulta ágil y francamente entretenida. Atrapa al lector. Ilustran el texto los sencillos dibujos (bocetos) que Cummings hizo durante su detención (era muy aficionado a la pintura).


martes, 25 de febrero de 2020

SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, REUNIONES Y CONFERENCIAS QUE PREPARARON LA PAZ (III): MOSCÚ y EL CAIRO.


CONFERENCIA DE MOSCÚ

Entre el 19 y el 30 de octubre de 1943, se reunieron en Moscú los ministros de Asuntos Exteriores de la URSS (Molotov), EE.UU. (Cordel Hull) y Gran Bretaña (A. Eden). Cordel Hull llegó a  Moscú con la intención de implicar a la URSS en tareas de seguridad colectiva y no iniciar una discusión sobre fronteras y territorios. Presentó a Molotov un documento sobre principios relativos a la capitulación incondicional de Alemania que gustó a la URSS. A. Eden llevaba propuestas más concretas como la creación de confederaciones que agrupasen a los pequeños estados de Europa o que se renunciase a zonas de influencia. No encontraron el apoyo de Cordel Hull. Se comprometieron a mantener la unidad de acción para mantener la paz y la seguridad internacional.

 CONFERENCIA DE EL CAIRO
 

Entre el 22 y el 26 de noviembre de 1943 se reunieron en El Cairo Roosevelt, Churchill y Chiang Kai-shek. Stalin se negó a asistir por la presencia del mandatario chino.

Los tres mandatarios en la Conferencia. Wikipedia.

En la Declaración, manifestaron su propósito de poner todo el empeño en la guerra en el Pacífico hasta lograr la rendición incondional de Japón que debía ser desposeido de todas islas que había ocupado desde la I Guerra Mundial. Todos los territorios ocupados por Japón en la crisis de Manchuria de 1931 y en la guerra Chino-Japonesa de 1937 debían ser devueltos a China. Corea debía ser un país independiente. Chiang Kai-shek renunciaba a cualquier objetivo de expansión por Asia y se comprometía a apoyar la autodeterminación de las naciones liberadas del dominio japonés.

Para Churchill, la Conferencia fue larga y demasiado centrada en las cuestiones de China. Estados Unidos buscaba el apoyo de China en la guerra, de ahí el estartus que la concedió. Sin embargo, Churchill no estaba seguro de que mereciese ser considerada gran potencia.



lunes, 24 de febrero de 2020

SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, REUNIONES Y CONFERENCIAS QUE PREPARARON LA PAZ (II): CASABLANCA, WASHINGTON, y QUEBEC

CONFERENCIA DE CASABLANCA
 
Tuvo lugar entre el 14 y el 23 de enero de 1943, en el hotel Anfa de Casablanca hoy desaparecido. Se reunieron  Roosevelt y Churchill. Stalin no quiso acudir al encontrarse su ejército inmerso en la batalla de Stalingrado. Acudieron los franceses Giraus y De Gaulle (Éste en un  principio declinó asistir, pero lo hizo ante las presiones de Churchill que le insinuó la posibilidad de reconocer a Giraud como único líder de la Francia Libre).

 
Giraud, Roosevelt, De Gaulle y Churchill en Casablanca
Acordaron algunas cuestiones claves para el desarrollo del conflicto:
  • Rendir incondicionalmente a las potencias del Eje para evitar las ambigüedades de 1919. 
  •  Realizar un desembarco en Sicilia en vez de hacerlo en Francia. Stalin pedía un nuevo frente en Europa.
  • Se  decidió intensificar el bombardeo sobre ciudades e industrias alemanas.
  • Dar ayuda a la Unión Soviética.
  • Intentar reconciliar a los dos líderes de la resistencia francesa: De Gaulle referente popular de la resistencia y Giraud al mando de las tropas francesas de Vichy absorbidas por los aliados.

REUNIÓN ANGLO-AMERICANA EN WASHINGTON

Se celebró del 12 al 29 de marzo de 1943. Trataron sobre el mundo de postguerra: sobre el futuro de Alemania (parece que se inclinaron por un desmembramiento sin precisar) y sobre el establecimiento de algún sistema de seguridad colectiva sobre el que no tenían opiniones unánimes. Les preocupaba las reivindicaciones soviéticas sobre los territorios que había ocupado entre 1939 y 1941.

 
CONFERENCIA DE QUEBEC
 
Fue una reunión secreta celebrada entre el 17 y el 24 de agosto de 1943, su nombre en clave Quadrant. Participaron ueron Franklin D. Roosevelt (Estados Unidos), Winston Churchill (Reino Unido) y como anfitrión, el Primer Ministro de Canadá, William Lyon Mackenzie King (su particpación fue más de tipo ceremonial). Stalin, que estaba invitado no asistió por razones de la situación de su país en la marcha de la guerra.

Mackenzie King, Franklin D Roosevelt, y Winston Churchill


Hablaron de diversos temas relacionados con la estrategia general en la Guerra y acordaron:
  • Inciar conversaciones para planificar un desembarco en Francia, lo que seria la "Operación Overlord.
  • Aumentar las fuerzas en el Mediterráneo para apartar a Italia del Eje.
  • Limitar las operaciones en los Balcanes a suministrar apoyo de armas y munición a  las guerrillas.
  • Condenar las atrocidades nazis alemanas en Polonia.
  •  Intensificar las operaciones contra Japón (especialmente en las selvas de Birmania).
  • Coordinar  los esfuerzos de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá para desarrollar luna bomba atómica.
  • Emitieron un comunicado conjunto sobre Palestina, destinado a calmar las tensiones que la ocupación británica provocaba en la zona, cada vez más insostenible.

viernes, 21 de febrero de 2020

RESEÑA DE "CAZATESOROS Y ESPOLIOS DE BUQUES SUMERGIDOS" DE VÍCTOR SAN JUAN


SAN JUAN, V. Cazatesoros y expolios de buques sumergidos. Madrid: Nowtilus, 2020.


Víctor San Juan, un buen conocedor de temas navales, en este documentado trabajo, detalla la crónica de diecisiete famosos naufragios, acaecidos entre 1588 y 1945, y los expolios que han sufrido sus pecios sumergidos a cargo de cazatesoros, la mayoría de ellos muy preocupados por su enriquecimiento y nada por el estudio y conservación del patrimonio arqueológico. El estudio de cada uno de estos naufragios va mucho más allá de la descripción de la actuación de los cazatesoros  y el posterior destino de los materiales rescatados. Alejándose de sensacionalismos, el autor sitúa cada caso en el contexto de la política internacional y las relaciones entre los principales países, describe las características de los barcos en cuestión, la actuación de los marinos que los mandaban, los objetivos del viaje, las cargas que portaban, las condiciones del naufragio, las víctimas, los aspectos legales…. Como apunta en el prólogo “en este trabajo se concede toda importancia al buque histórico naufragado y a quienes navegaron en él, mientras que el cazatesoros de turno aparece en su verdadero lugar, como simple apéndice terminal del tren eliminador de los restos del naufragio que llega varios siglos después”. 


Su ambición mediática y su afán de lucro sin escrúpulos hace que tengamos muchas prevenciones sobre las actuaciones de los cazatesoros. En la mayoría de los casos, no han mostrado el menor respeto por las víctimas de los naufragios, han destruido el patrimonio histórico sin contemplaciones, han buscado triquiñuelas para burlar las leyes (muchas veces sus actuaciones han ido por delante de la legislación)…. Por ello, frente a los cazatesoros interesa reivindicar la figura del arqueólogo submarino interesado en recuperar información histórica sobre cada yacimiento.


Normalmente, entre cada naufragio y la actuación de los cazatesoros han pasado siglos, han sido necesario unos avances técnicos en los sistemas de localización en profundidad, en los métodos de extracción y, especialmente, en las escafandras y buzos. Se necesitan grandes cantidades de capital para dotarse de barcos, equipos de inmersión y extracción cada vez más sofisticados, etc.; por ello, los cazatesoros profesionales han creado compañías para atraer inversores.


El primer caso estudiado es el de la galeaza La Girona que participó en la denominada “Armada Invencible” que Felipe II envió contra Inglaterra. La Girona acabó hundiéndose en octubre de 1588 frente a las costas de Irlanda con más de mil personas a bordo. El cazatesoros que extrajo  los objetos y el tesoro del barco (1967), Robert Sténvit, se puede considerar una excepción por el respeto que mostró y sus actuaciones para conservar los objetos rescatados.

Siguen cuatro relatos de naufragios del siglo XVII. En 1600 se hundió el galeón San Diego en Filipinas tras un enfrentamiento con buques holandeses. La inexistencia de un gran tesoro en su interior hizo que no fuera objetivo inmediato de los cazatesoros. Fue un pionero en desarrollo de métodos de extracción, Frank Goddio, quien sacó gran cantidad de objetos del barco entre 1992 y 1993. En 1622 naufragó, cerca de las costas de Florida, el Nuestra Señora de Atocha, un galeón no muy grande de la Flota de Indias que transportaba un gran tesoro. Mel Fisher, al que solo importaba el botín, creó una sociedad para localizar el Atocha, cosa que hizo en 1985. Se hizo con un gran tesoro sin que España, propietaria del barco, tomase iniciativa alguna. En  noviembre de 1641 se hundió el Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción a 80 millas de la costa dominicana. Su expolio iba a pasar por muchas manos. En un primer momento atrajo a un buen número de saqueadores que se toparon con graves dificultades para el rescate. Casi medio siglo después, William Phips, un capitán mercante al servicio de Jacobo II de Inglaterra, extrajo una buena cantidad del tesoro. El siguiente en llegar al lugar fue  J. I. Cousteau con su buque Calypso, extrajo algunos objetos que tal vez no eran de este buque. En 1978 expoliaron nuevamente el buque Jack Haskins y  Burt Webber. Aún actuaría sobre el pecio un nuevo carroñero, el estadounidense Tracy Bowden. El último caso analizado del s. XVII fue el del galeón Nuestra Señora de las Maravillas que naufragó cerca de las Bahaman en 1656. Fue expoliado por el cazatesoros Robert F. Marx en 1972.



Cinco episodios del s. XVIII. En primer lugar el caso de los galeones de la flota de Indias atacados en la ría de Vigo por una poderosa flota angloholandesa en 1702. Los atacantes se llevaron lo que pudieron, el resto del tesoro ha sido objeto de casi un centenar de exploraciones con resultado desigual. En 1706, el galeón San José, cargado con un enorme botín, se fue a pique en la península de Barú (mar de Colombia) al ser atacado por buques ingleses. En 2015, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia comunicó la localización del pecio del San José. El gobierno colombiano alcanzó un  acuerdo con la empresa Mac para un reparto del botín. El gobierno español ha querido hacer valer sus derechos, pero Colombia ha dado largas al asunto. En 1715, los huracanes hicieron naufragar a ocho galeones cerca de la playa de Vero en Florida. Sucedió tan cerca de la playa que las monedas llegaban a la orilla arrastradas por las olas. Barcos españoles comenzaron el rescate casi un mes después, pero aún quedaba mucho tesoro que atrajo a los piratas, a Kip Wagner y sus socios (Corporación de los Ocho Reales) que comenzaron a buscar en 1950, en 1964 (asociado también con Mel Fisher) obtuvieron un botín fabuloso. En 1724 naufragó el Nuestra Señora de Guadalupe , un moderno barco que transportaba azogue de Almadén a las colonias americanas. Al no transportar metales preciosos no despertó el interés de los cazatesoros. Sobre este pecio se hizo un interesante trabajo arqueológico en 1994 que permitió su reconstrucción. La fragata Nossa Senhora da Luz, contratada por España para transportar el tesoro americano de la forma más anónima posible, naufragó en 1752 víctima de un temporal. El cazatesoros Barry Clifford y su equipo, utilizando la invención de la búsqueda de un galeón fantasma, lograron hacerse impunemente con su tesoro.

 

Cuatro casos del s. XIX. En enero de 1802, la fragata Juno, que iba de La Habana a Cádiz, se hundió víctima de un vendaval al norte de la bahía de Chesapeake. El cazatesoros Bob Benson creó una empresa para su localización y expolio. España llevó el asunto a los tribunales, éstos, tras un largo pleito, dieron la razón a España que decidió dejar el pecio de la fragata como estaba. La fragata Nuestra Señora de las Mercedes que hacía la ruta de las Colonias se hundió frente al cabo de Santa María como consecuencia de un ataque de navíos ingleses. Debido a la riqueza de su cargamento despertó la codicia de los cazatesoros. La compañía Odyssey, valiéndose de un engaño expolió el pecio sin importarle la conservación del patrimonio. Tras un largo pleito judicial, el tesoro volvió a España en 2013. En septiembre de 1987 se hundió el vapor Central América víctima de un fuerte temporal y con él su valioso cargamento. Para recuperarlo, Thomas Thompson y Barry Schatz fundaron una compañía y comenzaron la búsqueda en el verano de 1986. En los dos años siguientes extrajeron gran cantidad de lingotes de oro y monedas. En las cercanías de Finisterre se hundió el Douro tras un choque con el carguero vasco Irurac Bat que también se hundió. El Douro transportaba una buena cantidad de lingotes de oro y monedas. La empresa Comex expolio del Douro en 1995 burlando al Gobierno de España y a la Xunta de Galicia.



Para finalizar, tres casos del s. XX. El Egyp, embestido por el mercante francés Seine, se hundió en el Canal de la Mancha en 1922. La empresa SORIMA, tras ponerse de acuerdo con la aseguradora dueña del pecio, localizo el Egyp en 1930, en los años siguientes extrajo una fabulosa cantidad de libras esterlinas de oro. El HMS Edinburgh, atacado por buques y submarinos alemanes, se hundió en el mar de Barents en 1942 con un valioso cargamento. Gran Bretaña logró que la URSS declarase al buque “sepulcro militar Inglés”. En los años 70 se acordaron las condiciones para su rescate. En 1945, un submarino estadounidense, echó a pique al transatlántica japonés Awa Maru, murieron más de 2000 civiles. Llevaba 40 toneladas de oro y diamantes. Todos los años los japoneses recuerdan su hundimiento. En los años 70, una empresa china se comprometió a dejar limpios los restos del Awa Maru. A USA no le interesa airear el caso ya que la actuación del comandante del submarino no fue muy justificable.


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