martes, 18 de julio de 2017

ANTECEDENTES Y CAUSAS DE LA CRISIS DEL 29 (III): LA "PROSPERIDAD" NORTEAMERICANA DE LOS AÑOS 20

En la segunda mitad de la década de los veinte la producción manufacturera de Estados Unidos experimentó un gran auge (muy superior al del comercio mundial); el crecimiento se aprecia bien en la siguiente gráfica:






El porcentaje sobre el total que correspondía a la producción manufacturera norteamericana no hacía sino aumentar:  en 1913 era el 35 % de la producción mundial y en 1929  había subido  a un 44,8 %.

Los que pudiéramos definir como "sectores antiguos" crecieron a un ritmo menor. Por ejemplo, el sector del algodón se industrializó en mucho países y ofreció una fuerte competencia o el de la siderurgia que sufrió un cierto retroceso al finalizar la fuerte demanda que se produjo tras la Guerra.

Los que crecieron con fuerza fueron los "secores modernos", especialmente la industria del automóvil que se convirtió en la industria "punta" del momento. Una industria muy concentrada en pocas firmas. En 1929 se producían en los EE.UU. el 88,5 % de los automóviles del mundo (unos 5 millones de coches anuales) y concentraba el 75 % del parque automovilístico mundial. La producción de automóviles aumentó un 33% anual entre 1923 y 1929. Esta industria fue la pionera en adoptar nuevos sistemas de producción introducidos por H. Ford (innovación,  mecanización, estandarización, planificación y organización del trabajo...) y de ventas (a plazos, a crédito..). Esto explica su éxito.



Hubo un cambio grande en la procedencia de la energía, se incrementó la utilización de la electricidad (se duplicó entre 1923 y 1929) y el petróleo (su crecimiento se debió en gran parte a la extensión del automóvil). Los electrodomésticos de popularizaron en los hogares norteamericanos.

Fueron unos años en que se fue imponiendo el consumo de masas facilitado por la extensión del crédito barato y de las ventas a plazos y alentado por la publicidad y la política comercial de los nuevos grandes almacenes. La moda y los gustos cambiantes  se van imponiendo (bien es verdad que su ámbito quedaba limitado a los espacios urbanos de las grandes y medianas ciudades). El gasto destinado al ocio (práctica de deportes, viajes vacacionales, asistencia a espectáculos de masas....) va ocupando un lugar cada vez más importante en el presupuesto familiar. Este consumismo exagerado llevó a muchas familias a endeudarse tal vez demasiado arriesgadamente. Algunos han tildado a esta situación como la “revolución de los consumidores”.




Sin embargo no es todo “color de rosa”. Esta situación de aparente prosperidad escondía  muchos desequilibrios. Las diferencias sociales no disminuyeron, sino que se agudizaron. Había una enorme desigual en la distribución de la renta (ver gráfica adjunta). El bajo poder adquisitivo de amplias capas de la población por el débil aumento de los salarios hizo que no se pudiese absorber el crecimiento de la producción (sobreproducción). El dibujante G. Grosz plasmó bien en sus dibujos esta "opulencia y miseria" (ver en otra entrada de este blog)

Este tipo de "capitalismo del bienestar" (welfore capitalims) contribuyó a desmovilizar las actividades sindicales (especialmente por el aumento de los trabajadores del sector terciario poco politizados) lo que iba a notar ls obreros tras la llegada de la crisis.

Los agricultores fueron un sector que no participó de la prosperidad de los años veinte, más bien al contrario. Los precios agrícolas se comportaron de muy diferente manera que los industriales, comenzaron a bajar desde 1925.  El caso del trigo refleja las constantes bajadas de los productos agrícolas. La mayor capacidad productiva debido a la mecanización y la competencia de la producción de nuevos países  ("tierras vírgenes") y la recuperación de la agricultura en los países europeos tuvieron mucho que ver en esta bajada de precios.

A la vez, los stock aumentaban ya que muchos agricultores (especialmente los que debían saldar sus créditos) trataban de producir más para compensar la bajada de precios con lo que contribuyeron a acentuar su descenso. Se llegó a quemar grano para intentar aumentar su recio. Las tijeras que refleja la siguiente gráfica fueron muy perjudiciales para los agricultores norteamericanos.

Edit. Vicens Vives

"Las fuertes bajas de los precios agrícolas no representaron un aumento correspondiente de la demanda, y tampoco tuvieron como consecuencia una disminución de la producción como ocurría en la industria, sino que provocaron un incremento del cultivo, esperando compensar la pérdida sobre el precio unitario, al aumentar la cantidad de unidades producidas”.
H. Gideouse. Revista económica internacional. 1934.

A pesar de lo señalado, en EEUU se fue creando un ambiente desmedidamente triunfalista que de ninguna manera parecía presagiar una crisis de enormes proporciones, más bien se creía que se estaba a punto de llegar a la sociedad de la abundancia, sin tener en cuenta los enormes desequilibrios apuntados más arriba. Así lo demuestran las increíbles afirmaciones de los presidentes Coolidge y Hoover o las del presidente de la Bolsa de Nueva York en 1928:

“Muchas personas no han comprendido que se han terminado los ciclos económicos tal como los hemos conocido nosotros. Por lo que a mí respecta, estoy convencido de la solidez de la prosperidad americana y ésa es la opinión de la mayoría de los hombres de negocios en los Estados Unidos y en el mundo entero” (Pte. Bolsa de N. York)

“El Congreso puede considerar el presente con satisfacción y encarar el futuro con opti-mismo, ya que la fuente principal para esta bendita situación sin precedentes reside en el carácter del pueblo norteamericano.”
Calvin Coolidge. Declaraciones. Diciembre de 1928.

"La fuente principal para esta situación, sin precedentes, reside en el carácter e integridad del pueblo norteamericano". (Hoover)

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