jueves, 28 de abril de 2016

CUANDO EL HIERRO ERA MÁS CARO QUE EL ORO

GIRAUDO, A.: “Cuando el hierro era más caro que el oro. 60 historias para comprender la economía mundial”. Edit. Ariel. Barcelona 2016.


Bajo este sugerente título se esconden 60 historias de cuya lectura se pueden sacar sorprendentes conclusiones que ayudan a entender como hechos y curiosidades que, en su momento, no parecían tener una relevancia extraordinaria en sí mismos originaron algunos de los grandes cambios que se han producido en la Historia de la Humanidad. Y, de paso, esta lectura puede facilitar la comprensión de algunas de las cuestiones de nuestro presente. 

La narración histórica y el análisis económico se van mezclando de una manera ágil a lo largo de los diversos capítulos.

Sesenta historias que, temporalmente, se sitúan en el amplio período comprendido entre el Imperio Asirio y la II Guerra Mundial y que, como señala Giraudo en la Conclusión, han sido seleccionadas según sus propias preferencias. 

Las historias versan sobre temas relacionados con la importancia de los metales (hierro, cobre, estaño…); los esfuerzos por controlar y explotar minas de oro y plata así como el mercado de las especias, la seda o los tintes; botines de guerra que ayudan a financiar obras monumentales o grandes expediciones; las hambrunas y graves consecuencias que se derivan de la escasez de alimentos  por las malas cosechas o provocadas por una peste animal; la repercusión de los grandes descubrimientos geográficos en la economía mundial; la necesidad de controlar las rutas de transporte y comunicación; la financiación de  los Estados (fiscalidad, bancos centrales..); la importancia en su tiempo de algo que hoy ha perdido protagonismo (tintes de origen vegetal, aceite de ballena…); el control del mercado de petróleo, una fuente de energía emergente; estrategias económicas para ayudar a ganar guerras (falsificaciones monetarias, programa de ayudas a los aliados)….  Y el comportamiento del clima, muy importante siempre, pero especialmente en algunos momentos como durante “la pequeña edad de hielo” del s. XVII. El índice que se adjunta nos da una buena pista de los temas tratados.

En definitiva, un libro que trata una gran variedad de hechos, de manera muy  clara y amena, cargado de erudición, anécdotas y curiosidades. De fácil lectura, como no podía ser menos teniendo en cuenta la larga trayectoria de su autor como divulgador de la histórica económica.


ÍNDICE
Prefacio de Jean-Marc Daniel
Introducción. Cuando las pequeñas curiosidades pueden explicar los grandes acontecimientos
1. Cuando los asirios pagaban por el hierro ocho veces más que por el oro
2. Chipre y el mercado mediterráneo del cobre
3. Delos, el mayor mercado de esclavos del Mediterráneo
4. Cae la oferta de estaño, origen del paso violento de la Edad del Bronce a la Edad del Hierro
5. Alejandro Magno financia la expedición a la India gracias al fabuloso tesoro de los persas
6. Roma organiza la mayor mina de oro, en la que trabajan 60.000 mineros libres
7. La construcción del Coliseo se financia parcialmente con el botín del templo de Jerusalén
8. Constantino cambia de religión, confisca el oro de los templos paganos y revitaliza la economía
9. El mundo musulmán es el verdadero amo del oro entre los siglos VII y XII
10. Los secretos de la seda trascienden a Occidente gracias a los monjes espías de la emperatriz Teodora
11. Asia central y la principal cuenca minera entre la caída de Roma y la reanudación de la Europa medieval
12. Los vikingos parten en busca de las especias de Bagdad
13. La terrible rebelión de los zanj, los esclavos negros, contra el califato de los abasidas
14. Los Song emiten papel moneda, un terrible fracaso
15. El lapislázuli de Afganistán empleado por Giotto y Miguel Ángel y la batalla índigo/glasto
16. La plata del papa propicia el desarrollo de los lombardos y de la economía toscana
17. Fiscalidad y guerras hacen peligrar las ferias de la Champaña
18. Venecia domina el mercado europeo del oro con dos fixings diarios en Rialto
19. La acción de los mercaderes limita en el sur de Europa los desastrosos efectos de la gran hambruna del norte continental
20. El mercado del trigo hanseático determina los precios de los cereales en Europa
21. La gran peste desencadena una revolución económica y favorece las lenguas regionales y la laicidad; Venecia idea la bandera amarilla y aplica la cuarentena
22. La artillería pesada de los otomanos rompe las murallas y alienta una intensa actividad de espionaje
23. Golconda, mercado mundial del diamante durante treinta y cinco siglos
24. Venecia imprime la mitad de los libros en la Europa del siglo XVI
25. Enviar una carta cuesta el salario anual de un profesor de la Universidad de Salamanca
26. La noticia sobre el descubrimiento de Cristóbal Colón se propaga por Europa como un reguero de pólvora
27. Los conquistadores, vencidos por la disentería y las fiebres tropicales, en riesgo de abandonar sus aventuras
28. Venecia propone a los mamelucos construir el canal de Suez para hacer frente a los portugueses en el océano Índico
29. Frankfurt organiza la feria del libro y de los mapas geográficos
30. China y la India: las dos grandes potencias mundiales del siglo XVI
31. Enrique VIII saquea las iglesias y los conventos para financiar la marina británica
32. Durante la larga guerra civil japonesa, los daimios compran arcabuces a los portugueses
33. Potosí, el ombligo del mundo
34. El impulso de las talasocracias europeas se ve limitado por sus exiguas poblaciones
35. La alta disponibilidad de metales preciosos sabotea el desarrollo del Imperio español
36. La “carabela de aviso” crea unas condiciones de moneda larga en las plazas financieras europeas del siglo XVI
37. El galeón de Manila equilibra el mercado de la plata en Asia
38. La producción de mercurio de las minas de Almadén interesa a los romanos, a los califas, a los Fugger y a los Rothschild
39. El gran centro de producción de porcelana de Jingdezhen emplea a 60.000 obreros
40. Oaxaca, gran centro de producción del carmín de cochinilla, que despierta el interés de corsarios y especuladores
41. Los Hof-Faktoren financian los Wunderkammern y las guerras de los príncipes alemanes
42. El fisco japonés lleva su contabilidad en koku de arroz, lo que favorece la creación de un mercado a término
43. La producción de cañones de hierro y buques de vela destruye los bosques del sur de Inglaterra
44. Macao, eje del comercio triangular portugués India-China-Japón y el ámbar gris
45. La plata japonesa favorece el auge del shogunato y el desarrollo del comercio mundial
46. La carencia de madera perjudica el crecimiento del Imperio otomano
47. Los holandeses ceden Manhattan (comprado con conchas) a los ingleses, a cambio de la isla de la nuez moscada
48. Cuando los gobiernos crean impuestos sobre todo: ventanas, sombreros, pelucas…
49. La caída de las temperaturas en el siglo XVII provoca hambrunas e inestabilidad política y social
50. Los bancos centrales se crean para financiar las guerras
51. La peste bovina mata a la mitad del ganado europeo a comienzos del siglo XVIII
52. Londres imprime continentals falsos y asignados falsos, y Napoleón billetes falsos de los imperios enemigos
53. La caballería de san Jorge «combate» contra Napoleón
54. El aceite de ballena se convierte en la quinta industria de Estados Unidos
55. Rusia vende Alaska para devolver un préstamo concedido por la casa Rothschild
56. El contrabando de semillas de árbol de caucho acaba con la locura de los fastos de Manaos
57. El acuerdo secreto de Achnacarry sobre el petróleo (1928) fija los precios para medio siglo
58. Los U-Boote de los nazis compran platino a cambio de oro en el estuario del Río de la Plata
59. El programa Lend-Lease norteamericano para ayudar a la URSS en su lucha contra los Panzer nazis
60. El pengö húngaro sufre la fuerte hiperinflación de los tiempos modernos
Conclusión
Agradecimientos
Notas


viernes, 22 de abril de 2016

EL ATENTADO DE ORSINI CONTRA NAPOLEÓN III


La actuación de Napoleón III en Italia disgustaba mucho a los patriotas italianos desde que tropas francesas repusieron al Papa en su territorio durante las revoluciones de 1848. La idea de atentar contra Napoleón fue calando en algunos patriotas revolucionarios italianos que consideraban la política del Emperador como el principal obstáculo para la unificación. 

Orsini
El atentado más destacado fue el llevado a cabo por Orsini, un revolucionario perteneciente a la sociedad secreta de los Carbonari, con un pasado revolucionario en la Romaña en la década de 1840 y un destacado protagonismo en las revoluciones de 1848 (Diputado de la Asamblea Constituyente de la efímera República Romana). Tras las revoluciones de 1848 no cesaron sus movimientos conspirativos.

Tras pasar por distintos lugares se instaló en Inglaterra donde redactó un libro de memorias y entró en contacto con el republicano francés Simon Bernard quien le pudo influir para atentar contra Napoleón. A finales de 1857, Orsini y sus compañeros (G. Pieri, A. Gómez y Ch. de Rudio) se trasladaron a París para atentar contra el Emperador.

El 14 de enero de 1858, Orsini arrojó tres bombas (diseñadas por él mismo y probadas en Inglaterra) al paso del carruaje imperial que transportaba al Emperador y su comitiva a una representación en el viejo teatro de la ópera en la que se incluía la ópera Guillermo Tell de Rossini. El El Emperador y su esposa resultaron ilesos de milagro (hubo 8 muertos y 150 heridos). Orsini fue detenido al día siguiente y guillotinado dos meses más tarde (el 13 de marzo). 

Una bomba Orsini es un artefacto explosivo esférico que en lugar de activarse mediante una espoleta o un mecanismo cronométrico, se activa por contacto mediante unos resaltes llenos de fulminato de mercurio que rodean la bomba, que explota al impacto. Fuente de la imagen y texto: Wikipedia

Litografía que representa el momento del atentado. Fuente: https://www.maremagnum.com

Antes de ser ejecutado, el 11 de febrero, Orsini escribió una larga carta al Emperador exhortándole a apoyar la unificación de italiana; en ella le recordaba que en su juventud había apoyado a los Carbonari.

"Recuerde Vuestra Majestad que los italianos, entre los que se encontraba mi padre, derramaron por doquier su sangre con alegría por Napoleón el Grande, allá donde él quiso conducirlos; recuerde que fueron leales hasta el final; recuerde que mientras Italia no sea independiente, la tranquilidad de Europa y de Vuestra Majestad será tan solo una quimera; no rechace Vuestra Majestad el deseo supremo de un patriota a punto de subir los escalones del patíbulo; libere a mi país y las bendiciones de 25 millones de ciudadanos le seguirán a la posteridad" ORSINI.

Lo cierto es que, tras este atentado, Napoleón iba a dar un cambio importante en su postura frente a la "cuestión italiana" (será objeto de una próxima entrada del Blog)



miércoles, 20 de abril de 2016

CAVOUR, UN REFORMISTA CONSERVADOR IMPULSOR DE LA UNIFICACIÓN ITALIANA


Ya he señalado en otras entradas los nulos avances en el proceso de unificación italiana durante las revoluciones  de 1830 y 1848 a pesar de algunos éxitos efímeros. Cavour, un hombre de derechas, iba a tomar el relevo nacionalista y se iba a convertir en el principal artífice de la unificación. 

Cavour era hijo de un terrateniente. Durante algún tiempo se dedicó a introducir mejoras en las tierras de su padre mostrando su faceta de reformador.

Cavour era un monárquico, fiel servidor de la casa de Saboya. Era un liberal y reformador moderado, muy alejado de las ideas revolucionarias de Mazzini. No confiaba en las masas, por ello era partidario del sufragio restringido.

La libertad de prensa de 1.847 hizo posible que Cavour encontrara en la prensa escrita un cauce para expresar sus ideas nacionalistas. Se convirtió en redactor-jefe de la revista-periódico nacionalista “Il Risorgimiento” (su nombre evoca el deseo de Italia de resurgir a momentos de grandeza como el Imperio Romano o el Renacimiento) que se convirtió en portavoz del nacionalismo moderado. El principal objetivo de "Il Risorgimientoera crear una conciencia nacionalista entre la población y preparar el camino a una Italia unificada.

Cavour demostró ser un político que, para conseguir sus fines, no dudaba en emplear los medios necesarios, aunque aparentemente fueran contradictorios; por ejemplo, no quería la república, pero trabajaba solapadamente con los republicanos; tampoco era partidario de la guerra pero estaba dispuesto a hacerla para avanzar en la unificación; utilizaba al Rey para frenar al Parlamento y al Parlamento para frenar al Rey. Del mismo modo pueden interpretarse sus relaciones ambivalentes con Garibaldi.

En 1.850, Cavour era Ministro de Agricultura y Comercio del Reino de Piamonte. En 1852, fue nombrado Primer Ministro sustituyendo a su jefe, D`Azeglio, por medio de una maniobra parlamentaria. Desde el poder, intentó hacer de Piamonte un  Estado moderno, modelo de progreso y eficacia, al que resultara atrayente unirse en el proceso unificador. En este sentido, impulsó la construcción de líneas férreas, mejoró los puertos, procuró atraer  capital extranjero (francés e inglés, sobre todo) para impulsar la industrialización,  construyó canales de riego, potenció el librecambismo, modernizó el ejército y la marina, adoptó una política laica (separación de la iglesia y el estado, medidas desamortizadoras que le valieron el apoyo de los liberales, pero le enemistaron con los católicos...), etc. Estas medidas trajeron un desarrollo económico que, aunque lento, puso a Piamonte a la cabeza del resto de los estados italianos.

Respecto a la unificación, pensó que el primer paso era concienciar y entusiasmar al pueblo. Trató de hacerlo desde "Il Risorgimiento". Con el mismo objetivo creó La Sociedad Nacional Italiana para difundir y coordinar las labores en pro de la unificación. Concibió la obra unificadora como una operación matemática, con un programa rígido que había que ir cumpliendo poco a poco.

Consciente de la propia debilidad para conseguir sus fines, no dudó en buscar apoyo exterior. Pensó en la Francia de Napoleón III y en Inglaterra. Con este fin, introdujo a Piamonte en la Guerra de Crimea pensando poner sobre la mesa negociadora de la paz la "cuestión italiana". Tras esta Guerra, en el Congreso de París (1856), Piamonte no obtuvo compensaciones territoriales debido a su escasa participación en la lucha (es verdad que perdió 18.000 hombres, pero la mayoría fueron víctimas de la epidemia de 1.855), sin embargo destacó que su movilización impidió el ataque de Austria en los Balcanes y planteó que la situación pre-rrevolucionaria que se vivía en Italia se debía a la presencia y opresión austriaca.

En otra entrada, me ocuparé de sus realizaciones concretas en la primera fase de la unificación italiana.

sábado, 16 de abril de 2016

ALGUNAS SIMILITUDES EN LOS PROCESOS DE UNIFICACIÓN DE ITALIA Y ALEMANIA


Los procesos de Unificación de Italia y de Alemania presentan varias similitudes, tanto en sus antecedentes como en su realización. En cuanto a sus antecedentes desde comienzos del s. XIX (ya comentados en varias entradas, alojadas en la etiqueta "revoluciones burguesas"):
  • La intervención de Napoleón en sus territorios generó un rechazo que fortaleció los sentimientos de identidad nacional. En este contexto,  por ejemplo, escribió Fichte sus "Discursos a la nación alemana".
  • La prolija división territorial acordada en el Congreso de Viena, realizada sin tener en cuenta la opinión de los interesados.  Metternich llegó a afirmar que Italia era únicamente una "expresión geográfica", frase dolió mucho a los patriotas italianos.
  • Las revoluciones de 1830 no trajeron ningún avance unificador; sin embargo, Mazzini creó la Joven Italia, una organización nacionalista que tenía como gran objetivo la unificación de Italia.
  • Tampoco hubo avances duraderos durante las revoluciones de 1848, aunque sí algunos logros de vida efímera:  la proclamación de la República Romana, la invasión de Lombardía a cargo de Piamonte, la labor del Parlamento de Francfort, etc.
  • Tras las revoluciones de 1848 quedó claro que los territorios en torno a los cuales se realizaría la unificación serían Saboya-Piamonte y Prusia respectivamente


Respecto a su realización, las coincidencias son más grandes. Cada proceso unificados se llevó a cabo en tres fases, ligadas a tres guerras y las dos últimas fueron comunes. De esto me ocuparé en otras entradas.

lunes, 11 de abril de 2016

EL ASUNTO DREYFUS

El asunto Dreyfus fue uno de los problemas internos más importantes a los que tuvo que hacer frente la III república francesa. Alcanzó tal relevancia que, durante varios años desde 1894, dividió profundamente a la sociedad francesa: los partidarios de la condena de Dreyfus (el ejército, la derecha, monárquicos, nacionalistas, antisemitas…) frente a los defensores de su inocencia (republicanos de izquierda, socialistas, anticlericales...).

Esta ilustración (antes y después de mencionar a Dreyfus) quiere representar cómo la división ante el caso llegó incluso a las propias familias.


Dreyfus era un oficial del ejército francés, de origen judío y alsaciano, que fue acusado, con pruebas falsas, de vender secretos militares a los alemanes sobre las características del nuevo material de artillería francés. Hay que recordar el ambiente anti-alemán que se respiraba en Francia tras la derrota en la Guerra Franco-Prusiana, la pérdida de Alsacia y Lorena y la humillación que significó la proclamación del Imperio Alemán en el Palacio de Versalles.

Juzgado por un tribunal militar, sin garantías procesales, fue degradado y condenado a destierro perpetuo a la isla del Diablo, situada a pocos kilómetros de la costa de la Guayana Francesa.

Degradación de Dreyfus
En marzo de 1896, el coronel Picquart, jefe de los servicios de contraespionaje, comprobó que el verdadero culpable había sido el comandante Esterházy. Sin embargo el Estado Mayor del Ejército se negó a revisar el proceso. es más, tomó represalias contra Picquart enviándolo a Túnez. 

La familia de Dreyfus se movilizó para demostrar su inocencia. Consiguió, tras una entrevista que el Presidente del Senado, A. Scheurer-Kestner, declarase que estaba convencido de la inocencia de Dreyfus. Además, el hermano de Dreyfus denunció ante el Ministerio de Guerra a Esterházy.

La sociedad francesa seguía dividida. Prueba de ello es que, a comienzos de 1898, se sucedieron dos acontecimientos de signo opuesto. Por una parte, Esterházy fue absuelto y recibido con todos los honores por los sectores anti-Dreyfus. Por otra parte,  dos días mas tarde de esta absolución, E. Zola, uno de los escritores más prestigiosos, publicó en el joven periódico L´Aurore, el célebre artículo “J´accuse”, una carta abierta al Presidente de la República Faure, defendiendo la inocencia de Dreyfus. Tuvo una influencia enorme y ganó a muchos intelectuales a la causa de Dreyfus. Sin embargo, Zola, fue amenazado, juzgado y condenado a pagar 3000 francos y doce meses de prisión que evitó exiliandose en Inglaterra.


Carta a M. Félix Faure
Presidente de la República Francesa

Señor: Me permitís que, agradecido por la bondadosa acogida que me dispensasteis, me preocupe de vuestra gloria y os diga que vuestra estrella, tan feliz hasta hoy, esta amenazada por la más vergonzosa e imborrable mancha?
Habéis salido sano y salvo de bajas calumnias, habéis conquistado los corazones. Aparecisteis radiante en la apoteosis de la fiesta patriótica que, para celebrar la alianza rusa, hizo Francia, y os preparáis a presidir el solemne triunfo de nuestra Exposición Universal, que coronará este gran siglo de trabajo, de verdad y de libertad. ¡Pero qué mancha de cieno sobre vuestro nombre -iba a decir sobre vuestro reino- puede imprimir este abominable proceso Dreyfus! Por lo pronto, un consejo de guerra se atreve a absolver a Esterhazy, bofetada suprema a toda verdad, a toda justicia. Y no hay remedio; Francia conserva esa mancha y la historia consignará que semejante crimen social se cometió al amparo de vuestra presidencia.
Puesto que se ha obrado tan sin razón, hablaré. Prometo decir toda la verdad y la diré si antes no lo hace el tribunal con toda claridad.
Es mi deber: no quiero ser cómplice. Todas las noches me desvelaría el espectro del inocente que expía a lo lejos cruelmente torturado, un crimen que no ha cometido.
Por eso me dirijo a vos gritando la verdad con toda la fuerza de mi rebelión de hombre honrado. Estoy convencido de que ignoráis lo que ocurre. ¿Y a quién denunciar las infamias de esa turba malhechora de verdaderos culpables sino al primer magistrado del país?
Ante todo, la verdad acerca del proceso y de la condenación de Dreyfus.
(...)
Señor Presidente, concluyamos, que ya es tiempo.
Yo acuso al teniente coronel Paty de Clam como laborante -quiero suponer inconsciente- del error judicial, y por haber defendido su obra nefasta tres años después con maquinaciones descabelladas y culpables.
Acuso al general Mercier por haberse hecho cómplice, al menos por debilidad, de una de las mayores iniquidades del siglo.
Acuso al general Billot de haber tenido en sus manos las pruebas de la inocencia de Dreyfus, y no haberlas utilizado, haciéndose por lo tanto culpable del crimen de lesa humanidad y de lesa justicia con un fin político y para salvar al Estado Mayor comprometido.
Acuso al general Boisdeffre y al general Gonse por haberse hecho cómplices del mismo crimen, el uno por fanatismo clerical, el otro por espíritu de cuerpo, que hace de las oficinas de Guerra un arca santa, inatacable.
Acuso al general Pellieux y al comandante Ravary por haber hecho una información infame, una información parcialmente monstruosa, en la cual el segundo ha labrado el imperecedero monumento de su torpe audacia.
Acuso a los tres peritos calígrafos, los señores Belhomme, Varinard y Couard por sus informes engañadores y fraudulentos, a menos que un examen facultativo los declare víctimas de ceguera de los ojos y del juicio.
Acuso a las oficinas de Guerra por haber hecho en la prensa, particularmente enL'Éclair y en L'Echo de París. una campaña abominable para cubrir su falta, extraviando a la opinión pública.
Y por último: acuso al primer Consejo de Guerra, por haber condenado a un acusado fundándose en un documento secreto, y al segundo Consejo de Guerra, por haber cubierto esta ilegalidad, cometiendo el crimen jurídico de absolver conscientemente a un culpable.
No ignoro que, al formular estas acusaciones, arrojo sobre mí los artículos 30 y 31 de la Ley de Prensa del 29 de julio de 1881, que se refieren a los delitos de difamación. Y voluntariamente me pongo a disposición de los Tribunales.
En cuanto a las personas a quienes acuso, debo decir que ni las conozco ni las he visto nunca, ni siento particularmente por ellas rencor ni odio. Las considero como entidades, como espíritus de maleficencia social. Y el acto que realizo aquí, no es más que un medio revolucionario de activar la explosión de la verdad y de la justicia.
Sólo un sentimiento me mueve, sólo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la humanidad, que ha sufrido tanto y que tiene derecho a ser feliz. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a los Tribunales y que me juzguen públicamente.
Así lo espero.
Émile Zola

París, 13 de enero de 1898


Zola los espera en su despedida de la carta, podía esperar porque Faure no le hizo ni caso. Pocos después murió Faure y le sucedió en la Presidencia de la República Loubet, más favorable a la revisión del proceso

El tribunal Supremo, anuló el juicio y ordenó realizar una nuevo Consejo de Guerra. Incomprensiblemente, volvió a condenar a Dreyfus a diez años de trabajos forzados aunque admitió que había circunstancias que podían atenuar esta condena. Pocos días más tarde, un Dreyfus agotado aceptaba el indulto que le ofreció el Presidente de la República Loubet aunque sin renunciar a que se hiciese justicia.

Hubo que aguardar hasta 1906 para que la Corte de Casación anulase el juicio de 1899 y reconociese la inocencia de Dreyfus que fue reintegrado al ejército con el grado de comandante. Participó en la I Guerra Mundial como Teniente Coronel.

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