domingo, 13 de febrero de 2011

Trabajos de los alumnos/as: La Dictadura de los Jemeres Rojos en Camboya

Este es el Power Point que nos presentó Paula en clase.



Se puede completar con este vídeo (uno de tantos) colgado en YouTube


Este es el libro-testimonio del que os hablé:


Denise Affonço nos ofrece un escalofriante testimonio de la barbarie de los Jemeres Rojos. Denise era una  francesa de nacimiento que trabajaba en la embajada de su país en Phnom Penh cuando los jemeres rojos se hicieron con el poder, el 17 de abril de 1975.  Gracias a su nacionalidad, pudo haber salido a tiempo del país, pero la retuvo en Camboya, junto con sus dos hijos, la confianza de su marido en el nuevo régimen. Logró sobrevivir a penosas condiciones de vida hasta su liberación por los vietnamitas. Un testimonio verdaderamente impresionante.

4 comentarios:

Jake dijo...

pues trata de los tremendos desajustes del mundo en esta segunda década del siglo XXI que se inicia. Si miramos al pasado el asunto se presente tenebroso para el futuro. En mi opinión lo que ha acontecido, en pequeña síntesis, es que la civilización nacida en Grecia, romanizada y, posteriormente cristianizada, ha creado la noción de Estado moderno, y con él la rebeldía humana e histórica, la técnica y el terrorismo de Estado. El fenómeno del siglo XIX fue un proceso de colonización y el XX de descolonización, donde lo que esa civilización ha exportado ha sido el crimen de Estado y la técnica de destrucción; y no ha exportado los ideales que ha servirían para una mejor vida en el planeta; los misiles y las ojivas nucleares; frente al hambre. las tiranías y las satrapías, frente a los derechos humanos, cuyo avance ha sido más bien escaso. Las religiones son un fenómeno imparable y tal vez, una necesidad humana; y no necesariamente debían ser malas per së. Sin embargo la civilización es ya planetaria, con un fenómeno cual es la Internet, que significa una invención técnica que puede servir para aumentar la libertad de información y la trasmisión de conocimiento. Mucho de los derroteros que puede llegar a tomar el mundo dependerá del trato que se dispense a lo que nunca han sido las civilizaciones: compartimentos estancos. El espíritu de libertad y de integridad es unánime en todo ser humano, profese la religión que profese. Sobre esa base puede constituirse un mundo que no acuda a los fanatismos como la vía habitual, o bien, en sentido contrario, a su destrucción. Por lo pronto la globalización está consistiendo en una sola de las formas de colonialismo económico, y puede pensarse que esos síntomas son agoreros, por la destrucción del planeta a la que estamos abocados. El antes llamado Tercer Mundo está copiando el modelo.

Cayetano dijo...

Muy buen trabajo.
Felicita a tu alumna Paula de mi parte.
Un saludo.

Jake dijo...

Para entender bien la semilla que deja Occidente en el mundo musulmán hay que retrotraerse a la Guerra Fría. Los grupos islámicos se sintieron mostraron una gran hostilidad para con el Comunismo, por su ateísmo militante; pero, a su vez, los nacionalistas árabes y los partidos de izquierdas sintieron un alineamiento con la Unión Soviética. A su vez, había una hostilidad clara por éstos para el logro de su independencia, e intentando cuadrar el círculo, querían modernizar sus países, europeizarlos. Pero cada vez que querían hacerse el control de sectores claves de su economía, se toparon con las compañías petrolíferas Occidentales o, en Suez, la compañía británica. Occidente hoy se encuentra con una bomba que el mismo coloca: fomenta el islamismo para frenar los intereses independentistas, que es lo que resurge hoy. A su vez, las elites independentistas no consiguen ni la democracia, ni liberación, ni desarrollo; sino una variante de estalinismo independentista. Las dos semillas occidentales, casi nada, sembradas y que prenden en el mundo musulmán no son ni la libertad ni la democracia: son el islamismo, fomentado por el bloque capitalista, y la xenofobia, la brutalidad policial, la gestión económica ineficaz y la apropiación de poder en el partido único. Una civilización pacífica, milenaria, que mira las estrellas del desierto, y ondea, y comercia, con los vientos, a mediados del siglo XX, en la sequedad de sus tierras prende lo peor que occidente siembra en ellos. La intransigencia religiosa, que nunca ha sido cosa del Islam, y el terrorismo de estado. Ahí es nada.

Excepcional blog educativo; sería interesante también estudiar una Geografía del hambre; y para el caso Español, algún pequeño texto, como la Antalucía trágica de Azorín.

Anónimo dijo...

Soy Paula:
muchas gracias por el comentario,
me alegra mucho que os haya gustado.
saludos.

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